¿Cómo debe lucir una ingeniera?

¿Una rata freaky de laboratorio? Atención a la última polémica protagonizada por una empresa de ingeniería

¿Qué pintas tiene una mujer ingeniera?

¿Una rata freaky de laboratorio?

¿O así?

¿Es esta mujer una ingeniera real, o sólo una actriz?
¿Es esta mujer una ingeniera real, o sólo una actriz?

Menuda la que le ha caído en las redes sociales a una empresa de ingeniería, OneLogin, por publicar este anuncio de trabajo con la imagen de esta chica.

Pero ella existe, es real, es ingeniera y trabaja para la firma. Y ha lanzado una ingeniosa respuesta para callar la boca a todos los que la han criticado. Con el hashtag #ILookLikeAnEngineer ha animado a colegas de todo el mundo a mostrar que son eso: mujeres. Con pinta de mujeres.

Pues sí, sí que lo es.
Pues sí, sí que lo es.

¿Por qué una ingeniera tiene que ser diferente a la media de las mujeres del mundo? ¿Cuántos prejuicios nos quedan aún sobre la relación entre determinadas profesiones y el género femenino? Ellas están ahí. Aunque no las veamos. Y como no las vemos, las imaginamos diferente.

Ellas trabajan, investigan, y avanzan… pero están ahí, agazapadas en su laboratorio. Sin que las veamos, sin levantar la voz. Puede tener que ver con el síndrome del impostor, por el que las mujeres siempre juzgamos nuestro trabajo peor de lo que es, al contrario que los hombres, por cierto. En una campaña de la UNESCO, una de las sabias entre las sabias, la bioquímica española Margarita Salas anima a sus colegas a salir del laboratorio a venderse. Y nos deja una impresión para la esperanza: Salas está convencida que las jóvenes investigadoras lo tienen claro, que van a trabajar duro en visibilizarse y que dentro de muy poco ocuparán el lugar que les corresponde. El lugar que les corresponde por su trabajo. Ni más, ni menos.