Mete una hormiga en un laberinto y esto es lo que pasa

European rock ants at a crossroads will most often turn left, a group trait that may boost survival, a study said
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Si vas a meterte en un laberinto, más vale que tengas una estrategia para guiarte por él. Esto es aún más cierto si hablamos de un animal para el que el mundo es, en esencia, un enorme laberinto. Que es lo que les ocurre a las hormigas. Y ellas sí tienen una estrategia: girar siempre a la izquierda.

Bueno, siempre siempre no. En la gran mayoría de las ocasiones. Al menos es lo que ha demostrado un equipo de investigación en un artículo reciente. Las hormigas de la especie Temnothorax albipennis tienen la costumbre de girar siempre a la izquierda.

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La pregunta sería si esto realmente funciona. Si cada vez que se llega al final de un camino se opta por torcer hacia el mismo lado, la probabilidad de que se acabe andando en dirección contraria es muy alta. Claro, que también se puede terminar haciéndolo en círculos – en realidad cuadrados, más o menos.

Pero si no se tuerce siempre hacia la izquierda, si no que se hace en la amplia mayoría de las ocasiones, se aumentan las posibilidades de no dar vueltas sobre el mismo punto. Esto es, la estrategia resulta más eficiente.

Una vez que se conoce la estrategia, hay que encontrar la razón. Y en este caso es sencillo. El cerebro de las hormigas da mayor importancia a un tipo de información concreta que llega por cada ojo. En concreto, con el ojo izquierdo se “ven” los peligros – sobre todo depredadores – y con el derecho se busca la comida.

Así, al girar predominantemente hacia la izquierda, el animal “enfoca” primero con el ojo con el que busca posibles problemas. Y cuando ya está seguro, se dedica a buscar comida u otros recursos.

Pero hay algo más. La misma técnica que utilizan para explorar terrenos nuevos – girar en más del 90% de las ocasiones hacia la izquierda – lo utilizan para navegar por sus colonias. Y como bien sabe quien haya estado en un lugar abarrotado de gente, si todo el mundo sigue las mismas normas, la situación es mucho más fluida.

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En el caso de las hormigas, si todos los individuos que se mueven por la colonia giran hacia el mismo lado, la posibilidad de chocarse y generar un problema se minimiza.

Con este estudio, los científicos han conseguido una prueba clara de que la lateralización – el que existan animales “zurdos” o “diestros”– también se da en insectos. Hasta ahora se sabía de humanos y otros vertebrados, y resulta interesante que se encuentre mucho más abajo en la escala evolutiva.

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