Silvio Berlusconi debería darse cuenta de que ya sobra en la política italiana

Primer ministro en tres etapas diferentes (1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011), ministro de Exteriores (2002), eurodiputado en dos periodos (1999-2001 y 2019-2022), diputado de la República italiana durante casi 20 años y senador en otras dos etapas, la más reciente la actual. Es la hoja de servicios prestados por Silvio Berlusconi en las últimas décadas.

El líder de Forza Italia ha tenido una larga carrera política y a sus 86 años parece decidido a protagonizar un último baile en el nuevo Gobierno que está por formarse en el país tras las elecciones generales del pasado 25 de septiembre. Pero quizás, dadas sus últimas polémicas, la mejor decisión que podría tomar es retirarse de la política activa y disfrutar de la jubilación.

Silvio Berlusconi votando en las elecciones del 25 de septiembre. (Photo by Piero Cruciatti/Anadolu Agency via Getty Images)
Silvio Berlusconi votando en las elecciones del 25 de septiembre. (Photo by Piero Cruciatti/Anadolu Agency via Getty Images)

Y es que el de Milán ha pasado de ser el todopoderoso líder que todo lo controlaba a un elemento distorsionador que resulta incómodo en la política italiana. No solo para sus rivales, sino también para sus propios aliados, ya que capaz de ir en contra, incluso, de los intereses generales del país.

El último ejemplo lo acaba de sufrir en sus carnes la propia Giorgia Meloni. Al mismo tiempo que las fuerzas de derechas buscan un acuerdo para forma Gobierno, se han filtrado varios audios en los que el veterano político culpa al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, de provocar la invasión de Rusia y presume de su relación especial con Vladímir Putin.

Berlusconi admite haber retomado las relaciones con el presidente ruso y revela que ha recibido un regalo de cumpleaños de él.

"Por mi cumpleaños me ha mandado 20 botellas de vodka y una carta amabilísima. Le he respondido con botellas de Lambrusco y una carta igualmente amable", confesaba, antes de revelar que el líder ruso para él es: "el primero de sus cinco verdaderos amigos".

Unas palabras que llegan en un momento especialmente delicado, con los países europeos intentando hacer frente común contra Rusia y con una estrategia de aislamiento hacia Moscú. Como telón de fondo, la crisis energética y la escasez de gas que amenazan al continente en los próximos meses.

Tanto es así, que la reacción de Meloni ha sido contundente: quien ponga en duda la pertenencia de Italia a la UE o a la OTAN no formará parte de su Gobierno. Un mensaje claro que le recuerda a Berlusconi quiénes son sus aliados y cuáles son los intereses de Italia. Algo que parece haber aprendido bien la previsiblemente próxima primera ministra italiana, que se ha moderado y ya actúa como tal.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un tuit no disponible por tus preferencias de privacidad

Y es que a una persona que ha gobernado el país durante tanto tiempo hay que exigirle lealtad institucional en asuntos fundamentales para la nación. Y si no, quizás debería estar fuera de esa política de la que ha formado parte durante tantos años, aunque él se resista a marcharse.

Vladímir Putin y Silvio Berlusconi tienen una relación cercana. (Photo by Sasha Mordovets/Getty Images)
Vladímir Putin y Silvio Berlusconi tienen una relación cercana. (Photo by Sasha Mordovets/Getty Images)

Ya salió por la puerta de atrás del Gobierno

Un buen recordatorio es cuando se vio obligado a dimitir en 2011 como primer ministro. Italia, al igual que el resto de países europeos, estaba sumida en una grave crisis económica y los mercados financieros no le dieron tregua a su Gobierno hasta que se marchó. Fue la época en la que la prima de riesgo italiana alcanzó los 500 puntos debido a que los inversores no se fiaban de las medidas del político.

Han pasado 11 años y aunque Berlusconi ya no ha vuelto a tener los mismos focos que antes, sigue muy presente en la política italiana, hasta el punto de ser capaz de desestabilizar Gobiernos antes incluso de llegar a formarse.

Veremos si por fin da un paso al lado o si continúa protagonizando polémicas. Lo que parece claro es que Meloni todavía no ha fomado Ejecutivo, y ya tiene los primeros síntomas de división. Y en la volátil política italiana, eso puede significar, una vez más, un Gobierno corto e inestable

EN VÍDEO I Matteo Salvini avergüenza al mundo con el uso bochornoso de su mascarilla

Más historias que te pueden interesar: