Phoenix le regala a México una noche de rock y complicidad

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 19 (EL UNIVERSAL).- Pese a ser una noche lluviosa de martes, los fans del rock creado por la banda francesa Phoenix se dieron cita en el íntimo foro del Pepsi Center, en la Ciudad de México para bailar con los temas clásicos de la agrupación.

Desde "Lisztomania", "If I Ever Feel Better", "1901" hasta "Ti Amo" y "J-BOY", fueron coreados por más de ocho mil asistentes que llenaron el recinto que aumentó su capacidad en su "configuración concierto".

Pasadas las 20:00 horas, una cortina negra cayó sobre el escenario, provocando un silencio breve el cual se rompió en un grito de emoción al apagarse las luces por completo.

Enfrente al público, dos pantallas dispuestas a los costados se iluminaron en un color rojo intenso, dejando ver los primeros acompañamientos visuales que la banda tenía preparados, y que fueron una constante en todo el evento.

Finalmente aparecieron en escena Thomas Mars y compañía, quienes disfrutaron en complicidad con su público cada una de las 20 canciones de su repertorio.

Thomas observaba con atención cada espacio del público y se aproximaba con su guitarra bailando, en una de las pausas donde dedicó un agradecimiento a los asistentes por comprar un boleto, llegó el primer obsequio, un muñeco del Chavo del Ocho, acompañado de un segundo regalo, el ya tradicional simipeluche.

El recreo y el desahogo de los asistentes junto al grupo continuaron, cuando uno de los miembros del equipo técnico apareció en escenario con una prominente barba para ser felicitado por su cumpleaños.

Las mañanitas no se hicieron esperar para el barbón, quien al dar una mordida a su pastel, provocó el grito "¡Bruce Bruce Bruce!", por parte de los espectadores, referenciando el filme "Matilda".

Con la misma vivacidad continuó el show, pero el regocijo no iba a estar completo sin un Thomas lanzándose hacia el público y siendo llevando por miles de palmas hacia el centro del lugar

Una vez ahí comenzó la despedida, con el vocalista diciendo adiós con las palmas en todas direcciones acompañado de un momento instrumental con aires de nostalgia que recordaron aquella vez en que Thomas se lanzó a los oyentes durante su presentación en el Corona Capital 2013.

Finalmente regresó al escenario ya con una bandera tricolor enredada en el cuello para así despedirse de su público, en una fidelidad mutua que parece no extinguirse con el pasar de los años, entre el público y Phoenix.