¿Son realmente eficaces los policías en las escuelas?

El manejo de los problemas disciplinarios es una asignatura pendiente en los centros escolares de EEUU

¿Son realmente eficaces los policías en las escuelas?

La escena sigue viva en la memoria de muchos: un oficial de la policía, blanco, se abalanza sobre una adolescente negra sentada en su pupitre, la derriba y la arrastra para sacarla del aula.

El incidente se produjo a fines de octubre en la escuela secundaria Spring Valley en Carolina del Sur. Fue captado por los teléfonos celulares de los demás estudiantes y le dio la vuelta al mundo. Como consecuencia, el oficial, Ben Fields, perdió su trabajo.

Aunque la mayoría de las reacciones fueron críticas con Fields, el oficial tuvo el respaldo de al menos un centenar de estudiantes de la escuela, que realizaron una marcha silente contra su despido. La protesta ilustra la división en torno a la eficacia de la presencia de agentes policiales en los centros escolares.

Fields era un SRO  (school resource officer, oficial de recursos escolares). Ese tipo agente del orden está bajo plantilla de la oficina de la policía local, pero trabaja en estrecha colaboración con la administración escolar.

Los SRO existen desde 1953 en Estados Unidos, pero se convirtieron en predominantes después de la masacre en la escuela de Columbine, en 1999, que conmocionó a la nación. A partir de entonces el gobierno federal aumentó la cantidad de dinero disponible para la contratación de policías en las escuelas. 16 años después la presencia de uniformados en los centros escolares es común; y también el cuestionamiento sobre su eficacia. Prácticamente cada mes se reporta un tiroteo en un recinto escolar del país.

"Nuestra posición no es que no debe haber policías en las escuelas, sino que su involucramiento debe ser limitado”, opinó Dennis Parker, director del programa de justicia racial de la Asociación de Libertades Civiles, ACLU por sus siglas en inglés, en conversación con Yahoo Noticias.

Pero Alfredo Hernández, un sicoterapeuta experto en salud mental y adicciones, considera que debido a la rápida propagación de los mensajes en las redes se está proyectando una imagen negativa sobre los agentes del orden.

“La mayoría de los policías escolares se comporta correctamente, pero la sociedad está generando una actitud negativa hacia ellos. Los policías son parte de nuestra sociedad y nuestros hijos deben acostumbrarse a vivir con ellos”, opinó el sicólogo, que en su práctica Improving Lives trabaja en Miami con adolescentes y adultos.

Sesgo racial

Diversas investigaciones de la organización revelan que la simple presencia de un SRO en una escuela incrementa el número de arrestos, que tienen como blanco una cantidad desproporcionada de estudiantes hispanos y afroamericanos.

De acuerdo con la ACLU, en el año escolar 2011-2012 más del 95 por ciento de los arrestos en las escuelas fueron de estudiantes negros y latinos. Un informe detalló que los niños blancos tenían más probabilidades de ser castigados por delitos concretos (fumar, vandalismo, lenguaje obsceno), mientras que los niños negros a menudo eran más disciplinados por delitos subjetivos como "ser irrespetuoso, vagancia y ruido excesivo."

En muchos casos ni el profesor ni el director de la escuela está preparados para lidiar con estudiantes de nivel medio y frecuentemente aplican suspensiones por problemas menores.

En opinión de Hernández, la autoridad de la escuela se ha visto socavada, y por eso maestros y directores apelan con más frecuencia a la policía escolar.

"En primer lugar, vemos más conductas violentas de los estudiantes en las escuelas, y a la vez una menor intervención de los padres en relación con lo que los menores han hecho incorrectamente. Algunos padres, cuando sus hijos son regañados, van a encarar a las autoridades escolares y hasta les gritan. Estamos quitándole autoridad a la escuela”, afirmó.

Entonces, las autoridades escolares suelen recurrir a una medida: prohibir que el estudiante vuelva al aula durante un período de tiempo, que varía según el problema disciplinario.

"A nivel nacional, hasta el 95 por ciento de las suspensiones de la escuela son por mala conducta no violenta - como actuar irrespetuosamente, llegar tarde, maldecir, y violar el código de vestuario”, admitió la secretaria de Educación, Ana Duncan, en declaraciones en enero de 2014.

"Para empeorar las cosas, la disciplina de exclusión se aplica de manera desproporcionada a los niños de color y estudiantes con discapacidades. Educativamente, y moralmente, el estatus quo es simplemente inaceptable”, admitió.

En los últimos años, las escuelas secundarias han suspendido o expulsado un estimado de dos millones de estudiantes al año. “Es una asombrosa cantidad de tiempo perdido de aprendizaje”, agregó Duncan.  

El camino de la escuela a la cárcel

Al mismo tiempo, funcionan como un bumerán: al mantener al estudiante alejado de las aulas por problemas disciplinarios, este tiene más probabilidades de suspender asignaturas, perder la escuela y delinquir.

Muchas de esas suspensiones se producen tras la intervención de un agente policial. El problema, dice Parker, es que no todos los policías asignados a escuelas han recibido un entrenamiento adecuado para lidiar con estudiantes. Esto depende del distrito escolar para el cual trabajan, y de los fondos con que este cuenta. Estados Unidos posee más de 14,000 distritos escolares, la mayoría a nivel de condado.

"Creo que el problema se produce cuando los agentes de policía tratan de hacer cumplir las reglas de disciplina en lugar de las penales y aplican en las escuelas el enfoque que usan cuando lidian con delincuentes en la calle”, indicó Parker.

Eso fue, probablemente, lo que sucedió en la escuela de Carolina del Sur con el oficial Ben Fields. Cuando interviene un agente policial y un estudiante es arrestado, este pasa a tener un récord delictivo juvenil, que puede afectar sus oportunidades futuras.

Nuevas directrices para la policía escolar

En enero de 2014, el Departamento de Educación emitió una serie de directrices y recomendaciones a las autoridades escolares para mejorar el ambiente y la disciplina escolar. Las recomendaciones incluyen proporcionar adecuado entrenamiento a los SROs para manejar conflictos y aplicar suspensiones como último recurso.

Además, las escuelas deben “definir con claridad y formalizar las funciones y áreas de responsabilidad que gobiernan la interacción de los estudiantes y la escuela con oficiales y otro personal de seguridad o policiales”, además de “documentar las funciones y responsabilidades de oficiales de recursos escolares y agentes del orden en un acuerdo o memorando de entendimiento escrito entre la escuela y las agencias del orden pertinentes”.

Aunque no son de aplicación obligatoria, las directrices sirven de guía en casos como el de Ben Fields. De hecho, el Buró Federal de Investigaciones y el Departamento de Justicia, sobre la base de estas, abrieron una investigación sobre el incidente.

Parker cree que la nueva guía emitidas por el gobierno –por recomendación de ACLU y otros grupos de derecho civiles- es un paso en el camino correcto, pero tomará algún tiempo antes de que sean implementadas debidamente y logren reducir los incidentes de violencia que involucran a policías en las escuelas.