El mes que Florentino Pérez no hizo un cálculo a derechas

MADRID, SPAIN - MAY 31:  Real Madrid CF president Florentino Perez (L) and Zinedine Zidane (R) attend a press conference to announce his resignation as Real Madrid manager at Valdebebas Sport City on May 31, 2018 in Madrid, Spain. Zidane steps down from the position of Manager of Real Madrid, after leading the club to it's third consecutive UEFA Champions League title.  (Photo by Angel Martinez/Real Madrid via Getty Images)
Florentino Pérez y Zinedine Zidane, en el anuncio de la primera marcha del técnico francés del Real Madrid (Photo by Angel Martinez/Real Madrid via Getty Images)

Cuando uno dedica buena parte de su vida a tomar decisiones arriesgadas y de vital importancia, es cuestión de estadística que llegue un momento en el que la calculadora se averíe y todo salga al revés. Es lo que le ha pasado este último mes y pico a Florentino Pérez, empresario de éxito desde muy joven, multimillonario que ha llevado al Real Madrid a ganar cinco Champions League y a recuperar su puesto tradicional en lo más alto de la jerarquía de la máxima competición europea. Un mes y pico horrible en el que ni él ni sus asesores han sabido medir lo que estaba pasando.

No es la primera vez que le pasa: recordemos aquel fatídico 2006, cuando reconoció haber mimado en exceso a los jugadores hasta el punto de que el equipo acabó con López Caro de entrenador y Benito Floro de director deportivo. En aquella ocasión, Florentino dimitió, dejó a Fernando Martín de interino e hizo todo lo posible por que su amigo Villar Mir ganara las siguientes elecciones, quizá como puente para su vuelta cuando se encontrara mentalmente más fresco. Todo salió entonces también al revés: Martín acabaría en los tribunales por la quiebra de Martinsa-Fadesa, Villar Mir perdió las elecciones por irregularidades con el voto por correo, y hasta 2009 no volvió Pérez cargadito de fichajes para sustituir a un Ramón Calderón que había ganado dos ligas y de paso había hecho un montón de amigos para las juntas de socios y compromisarios.

Por entonces, Florentino Pérez tenía 62 años. Hoy, tiene 74, parece cansado, sus jugadores -los ejemplos de Bale o de Hazard son palpables- parecen volver a subírsele a las barbas y la dirección técnica hace aguas. Como se despiste, acaba Vanderlei Luxemburgo de técnico, explicándoles el "cuadrado mágico" a Rodrygo y Vinicius. No hay proyecto o no sabemos si el proyecto basta ni si es de verdad un proyecto compartido. Zidane mantuvo el barco a flote -un título en tres años, todo sea dicho- yendo en contra de todo lo que intentaba la dirección técnica, es decir, prescindiendo de los jóvenes que él consideraba poco válidos, apostando por los que realmente se dejaban la piel y amparándose en su guardia pretoriana de las tres Champions consecutivas.

Tal vez, Florentino no supo ver eso, hasta qué punto el equipo entero -y con el equipo, el club- dependía de ese francés cabezota, empeñado a sobreponerse a todo y luchar por liga y Champions hasta el final con Miguel Gutiérrez de lateral izquierdo y Mariano de revulsivo. La imagen del Pérez tiburón de las finanzas, todopoderoso hacedor de traspasos y triunfador sin matices ya se había visto muy dañada en abril con el anuncio frustrado de la Superliga Europea, un proyecto por el que sólo él dio la cara y además decidió darla en "El Chiringuito" de Josep Pedrerol, que es como si Jeff Bezos anunciara su nueva plataforma en la teletienda.

MADRID, SPAIN - JUNE 13: (BILD ZEITUNG OUT) Florentino Perez and Eden Hazard look on on June 13, 2019 in Madrid, Spain. (Photo by Berengui/DeFodi Images via Getty Images)
Florentino Pérez presenta a su último "galáctico", un Eden Hazard que apenas ha podido participar en la dinámica del equipo (Photo by Berengui/DeFodi Images via Getty Images)

Florentino se quiso enfrentar a la UEFA, que es lo mismo que enfrentarse a las federaciones y lo mismo que enfrentarse a los estados y pensó que iba a ganar porque él lo valía. A las 24 horas, todos sus socios -menos curiosamente, el Barcelona y la Juventus- le habían dejado a los pies de los caballos. Sobreponerse a un ridículo de tal magnitud ya es complicado, pero que al mes se te vaya el entrenador pone a cualquiera contra las cuerdas. ¿Cómo es posible que una leyenda del madridismo como Zidane, uno de los mejores jugadores de la historia del club y un ganador de dos ligas y tres Champions en cinco años y medio como entrenador se vaya por segunda vez y encima mande una carta abierta al diario As para justificarse ante el comportamiento del club?

¿Piensa de verdad Florentino Pérez que a Zidane no hay que cuidarlo, que es un excéntrico que está minando algún tipo de proyecto odegaardiano y se puede prescindir de él? ¿Sabe Florentino el follón en el que se ha metido el club, ya casi en junio y sin entrenador con el que planificar la temporada que viene? ¿Sigue pensando que, bueno, con que la planifique él, pues ya saldrá todo bien? La carta abierta de Zidane, algo completamente impropio en el francés y que da una idea aproximada de la magnitud de su enfado, no culpa directamente a Florentino Pérez -al revés, colma el recuerdo de su pasado de elogios- pero sí viene a decir que ahí ya no manda o que, si manda, lo hace de forma errática, pendiente siempre del último resultado..

Zidane se siente ninguneado, se siente prescindible, e insinúa que es el club -y ahí sí menciona directamente al presidente- el que le transmite esa sensación. No solo eso, sino que el club y sus medios afines trabajan en conjunción para mandar mensajes en un sentido o en otro y, en las malas, en vez de apoyar, se dedican a amenazar. Y que uno no puede vivir bajo amenazas. No cuando sabes todo lo que estás haciendo para que el proyecto no acabe en la ruina absoluta. A Florentino le gusta mandar mensajes y no suelen ser mensajes bonitos. Así ha vivido toda su vida y así ha conseguido el éxito. Ha echado a entrenadores, a directivos y a periodistas haciendo del autoritarismo y las malas formas su forma de ser. Insisto, le ha ido bien. El problema es que cuando uno abusa de determinados excesos, puede perder la perspectiva y ver simples molinos donde hay temibles gigantes. El Madrid acaba mayo sin Superliga, sin entrenador y con un presidente señalado en los medios por su "hijo predilecto". Si ustedes creían que habían tenido un mes malo, igual deberían replanteárselo.

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