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Yves Montand: centenario de un artista hecho a sí mismo

París, 12 oct (EFE).- Se llamaba Ivo Livi, pero hizo carrera como Yves Montand. Nacido el 13 de octubre de 1921, hace ahora un siglo, el actor y cantante fue el mejor ejemplo de un artista hecho a sí mismo, que surgió de una familia obrera y triunfó, de Francia a Hollywood y Broadway, en los mejores escenarios.

Llegó al mundo en Monsummano Terme un año antes de que Benito Mussolini alcanzara el poder, se mudó de Italia a Francia a los cuatro años, a los once abandonó la escuela y encadenó a partir de entonces pequeños trabajos que no le hicieron olvidar que su destino pasaba por la interpretación.

"Partió de la nada y el éxito le sonrió gracias a su talento y al trabajo. No dejaba nada al azar. En sus cuadernos marcaba casi al milímetro cada paso que debía dar en el escenario. Sabía exactamente cuándo debía hablar y dónde", explica a Efe Valérie Fedele, comisaria de la exposición que el Castillo de la Buzine l(en Marsella) le dedica por el centenario.

Montand dio al sueño americano su mejor versión francesa, según esa misma muestra.

FUTURO BAJO LOS FOCOS

Camarero, dependiente o aprendiz de peluquería engrosaron su cartilla laboral antes de que su encuentro profesional y amoroso con Édith Piaf, en 1944, diera un giro decisivo a su trayectoria, en la que su carisma le hizo ganarse el favor del público.

Junto a ella debutó en el cine en 1945 en "Étoile sans lumière" y a ella le debe también su tirón en el music-hall, donde impresionaba incluso a espectadores extranjeros que no entendían ni una palabra de lo que cantaba.

"Toda la prensa hablaba de él. Era conocido en todos los círculos", destaca Fedele, para quien Montand despuntó incluso para los estándares de la época: "No hay tantos artistas que tuvieran una envergadura internacional".

En su carrera cinematográfica fue igualmente crucial Simone Signoret, su pareja dentro y fuera de la pantalla, a la que conoció en 1949 gracias al escritor Jacques Prévert, un amigo común. "L'aveu" (1970), de Costa-Gavras, fue una de sus cinco películas conjuntas.

Tan sólida era su unión que no tembló ni cuando Montand tuvo un "affaire" con Marilyn Monroe durante el rodaje del musical "Let's make love", de Georges Cukor: "¿Alguien conoce a muchos hombres que se quedarían indiferentes teniéndola en sus brazos?", bromearía ella.

En los sesenta, Montand empezó a estar en los planes de los grandes directores del momento, de Alain Resnais ("La guerre est finie") a Claude Lelouch ("Vivre pour vivre") o Claude Sautet, con quien rodó "Garçon!", "César et Rosalie" y "Vincent, François, Paul... et les autres".

Los ochenta fueron en cambio una década de altibajos. De la muerte en 1985 de Signoret al nacimiento en 1988 de Valentin, su primer y único hijo, con Carole Amiel, a la que conoció cuando ella tenía 17 años y él ya pasaba de los sesenta.

"Pienso en Yves todos los días. Me pregunto siempre qué haría con su hijo si estuviera aquí, qué consejos le habría dado", indicó este lunes en el diario Le Parisien su viuda, que acaba de publicar el libro biográfico "Yves Montand, la force du destin".

COMPROMISO POLÍTICO

El intérprete era, según sus palabras, "un perfeccionista en ebullición permanente", y los escenarios y platós fueron para él un medio de expresión tan artística como política: de izquierdas, aunque desencantado con el comunismo, en 1974 dio por ejemplo un recital en el Olympia de París en apoyo de los chilenos tras el golpe de Estado de Pinochet.

Se puede decir que Montand murió casi con las botas puestas, el 9 de noviembre de 1991, de un infarto de miocardio, un día después del final del rodaje de la película "IP5", de Jean-Jacques Beineix, en la que su personaje fallece también de un infarto.

Después de su muerte, su nombre se ha visto envuelto en la polémica: en 2004 Cathérine Allégret, hija de Signoret y adoptada por Montand en 1987, señaló que abusó de ella cuando era pequeña, y en 1994 la justicia lo declaró padre de la joven Aurore Drossart, aunque la familia recurrió y, con nuevas pruebas de ADN, la sentencia fue anulada.

Marta Garde

(c) Agencia EFE