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Ya conoces tu huella de carbono pero ¿sabes qué tan grande es tu sombra climática?

Si sólo pensamos en nuestra huella de carbomo nos arriesgamos a poner toda nuestra energía en acciones individuales de bajo impacto que son fáciles de cuantificar, como reciclar o apagar las bombillas, en vez de esforrzarnos en proyectos con un mayor impacto. (Getty Images)
Si sólo pensamos en nuestra huella de carbomo nos arriesgamos a poner toda nuestra energía en acciones individuales de bajo impacto que son fáciles de cuantificar, como reciclar o apagar las bombillas, en vez de esforrzarnos en proyectos con un mayor impacto. (Getty Images)

Imagina a dos personas: Una debe tomar un vuelo semanal por motivos laborales y la otra vive en un estudio y camina a diario a su oficina. A simple vista, tenemos claro quién emite una mayor huella de carbono. Volar es muy contaminante y si comparamos el gasto de energía del vuelo semanal con las emisiones de un pequeño piso y una caminata corta por la ciudad, la respuesta parece obvia.

Pero al ejemplo hay que añadirle datos adicionales: El viajero semanal es un científico climático que viaja alrededor del mundo para enseñar sobre los peligros del cambio climático. Mientras que la segunda persona trabaja para una agencia de mercadeo y su principal cliente es una compañía petrolera.

¿Sabemos entonces quién está contribuyendo más a detener la emergencia climática?

La escritora Emma Pattee nos plantea esa reflexión en su último artículo para Mic y reconozco que me dejó pensando. Ella explica que, hace 20 años, una inteligente campaña de la petrolera británica BP nos presentó el concepto de la huella de carbono, una herramienta que supuestamente nos permite calcular cuánto contribuimos al cambio climático.

Cada sistema de cómputos incorpora distintos índices, como cuánta electricidad usamos, cuántos kilómetros conducimos, cuánta agua gastamos, cuáles son nuestros hábitos de alimentación, cuánta basura desechamos.

Pattel asegura que el problema con esas calculadoras es que no muestran un panorama completo del verdadero impacto que puede tener un individuo en el ambiente, como en el caso del científico ambiental que vuela con frecuencia, pero dedica su vida a buscar fórmulas para salvar el planeta.

Al intentar que las personas que se preocupan por el ambiente usen los lineamientos de la huella de carbono para combatir el cambio climático, nos arriesgamos a poner toda nuestra energía en acciones individuales de bajo impacto que son fáciles de cuantificar como reciclar o apagar las bombillas, en vez de poner nuestro esfuerzo en proyectos con un mayor impacto como solicitar a nuestros legisladores medidas locales concretas para proteger el ambiente.

Pattel dice que es cómo imaginar que la sueca Greta Thunberg hubiera decidido dedicar toda su atención a usar menos agua en casa que a crear el movimiento #FridaysforFuture.

Así que la periodista estadounidense creó el concepto de “sombra climática” para ayudarnos a visualizar cómo la suma de nuestras decisiones de vida impacta la emergencia climática y no sólo lo que es aparente o cuantificable.

¿Sombra junguiana ambiental?

Aquí tenemos que detenernos a revisar los postulados de la Psicología Analítica del psiquiatra Carl Gustav Jung, quien identificó a la sombra como uno de los arquetipos fundamentales del inconsciente personal.

La sombra, para Jung, es la representación de nuestro lado más oscuro, ese lugar de nuestra personalidad donde se encuentran escondidos los institutos más primaros de nuestro pasado evolutivo y todo aquello que no aceptamos de nosotros mismos y relegamos al rincón más oscuro de nuestra psique porque nos parecen actitudes sociales y morales inapropiadas.

En la sombra viven nuestras inseguridades, nuestras frustraciones y todo aquello que forma parte de nosotros pero que no queremos ver y no nos atrevemos a asumir como propio.

Aunque Pattel no menciona de manera explícita a la sombra de Jung, asegura que la sombra climática siempre nos acompaña y determina por quién votamos, cuántos hijos deseamos tener, cómo inviertes tu dinero, en qué trabajas y cómo hablas al referirte a la acción de los humanos sobre el clima del planeta.

Pattel visualiza que su sombra climática está dividida en tres partes: La primera tiene que ver con el consumo y cómo desearía tener el aire acondicionado encendido durante todo el verano para espantar el calor. Menciona su participación en la economía del consumo al mostrar en su cuenta de Instagram todo lo que se compra. En la segunda parte están sus elecciones y allí se muestra si dona dinero, el número de hijos y mascotas y el tipo de empresa para la que trabaja. Y la tercera parte es la más nebulosa porque es la que se refiere a la atención que le presta al cambio climático.

La opinión de Pattel es que al concentrarnos en la huella de carbono dejamos a un lado las verdaderas batallas interiores que libramos a diario para modificar nuestros reprochables hábitos de consumo y las actividades colectivas para mejorar la situación del ambiente.

“Las personas sienten que las cifras y los números son poderosos. Pero lo realmente importante es que alguien sepa que está haciendo todo lo posible. Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos, tan rápido como sea posible”, dijo Susan Joy Hassol, directora de la organización científica sin fines de lucro group Climate Communication.

Los expertos dicen que hay 5 medidas básicas para resguardar el planeta. 1. Reducir el número de hijos que deseas tener. 2. No usar automóvil. 3. Evitar todo lo posible el uso de aviones. 4. Usar energía verde. 5. Comer una dieta sin productos animales.

A los cincuenta y tantos, ya estoy en un momento de mi vida en la que ya formé mi familia y no puedo eliminar a mis hijas de un plumazo. Mi esposo y yo tenemos 3 hijas, así que seguramente en esa medida nos hemos quedado cortos. Casi no conduzco. Diría que unos pocos kilómetros mensuales, pero esa es una cifra que seguro puedo mejorar al abandonar el uso de vehículo individual para transportarme. Viajo en avión un par de veces al año y con un poco de esfuerzo pudiera elegir llegar por vía marítima o terrestre a mis destinos. Pudiera usar más energía verde y podría eliminar aún más el consumo de proteínas de origen animal.

Veo que es mucho lo que puedo mejorar al adoptar las 5 medidas ambientales centrales. Pero mi sombra climática también es amplia y extensa, como el de la mayoría de los habitantes del planeta que nacimos en pleno siglo XX en pleno boom del plástico, la agricultura industrial y los polímeros. Nos toca trabajar para domarla y reducirla, día tras día.

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