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¿Y dónde está Evo? el expresidente de Bolivia gana tiempo mientras define su futuro político

People wave national flags during a protest against Bolivia's President Evo Morales in La Paz, Bolivia November 10, 2019. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins
Cientos de personas ondeaban la bandera nacional de Bolivia durante las manifestaciones contra el presidente Evo Morales, quien renunció al cargo el domingo 11 de noviembre de 2019. (REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)

Los bolivianos amanecieron el lunes sin saber dónde se encontraba Evo Morales, aunque los mensajes que enviaba por las redes sociales mostraban más a un hombre en pleno pie de lucha que a un presidente que acababa de presentar su renuncia tras un escándalo de fraude electoral.

Morales estaría ganando tiempo oculto en algún lugar de El Chapare, una provincia en el corazón de Bolivia donde Morales fue agricultor de coca y luego se inició en el mundo de la política.

El presidente boliviano renunció el domingo en la noche a su cargo luego de tres semanas de protestas y disturbios que estallaron cuando Morales se declaró ganador en las elecciones presidenciales del 20 de octubre.

Morales estaría a la espera de que la Asamblea Legislativa Plurinacional se reúna para discutir si acepta la renuncia que presentó al país en un video grabado fuera de la capital boliviana de La Paz.

En la actualidad habría un vacío de poder porque la Constitución establece que el presidente debe ser reemplazado por el vicepresidente del ejecutivo, el presidente del Senado o el presidente de los diputados en caso de "impedimento o ausencia definitiva" .

El problema es que junto a Morales también renunció su vicepresidente, Álvaro García, la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra y el presidente de los diputados, Víctor Borda.

Esa situación que deja a Bolivia acéfala hasta que la vicepresidenta del Senado, la opositora Jeanine Añez, asuma la presidencia transitoria del país y convoque a ambas cámaras para revisar si el poder legislativo acepta o no la renuncia de Morales.

Pero existe la posibilidad de que los diputados y senadores del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) logren la mayoría y no acepten la renuncia del mandatario, que ha sido acusado de cometer fraude electoral y que ha perdido apoyo de la cúpula militar.

Y mientras la situación política se mantiene en suspenso, Morales mantiene su artillería digital, acusando a los líderes opositores de racistas y golpistas.

¿Fraude o golpe?

El domingo fue un día nefasto para la carrera política de Morales. Primeramente anunció la repetición de las elecciones presidenciales luego de que la conmoción social en Bolivia se intensificó luego de que la Organización de Estados Americanos confirmó que los comicios de octubre estuvieron plagados de irregularidades.

Pero los factores de oposición objetaron la repetición de unas votaciones con Morales como candidato y con el mismo árbitro electoral que habría cometido fraude.

Entonces el comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, general Williams Kaliman, sugirió al presidente que se apartara del poder para desbloquear la crisis institucional.

Los seguidores de Morales han denunciado persecución política, mientras que grupos enardecidos han incendiado casas de políticos y gobernadores oficialistas, entre ellos la del propio Evo Morales y su hermana.

El caldo de cultivo de esta radicalización política comenzó el 21 de febrero de 2016, cuando en un referéndum consultivo más de la mitad de los bolivianos votaron en contra de una nueva reelección de Morales.

Aunque la Constitución de Bolivia contempla que un presidente sólo puede permanecer en el poder durante dos períodos continuos, Morales se había valido de recursos judiciales para gobernar de manera ininterrumpida durante 14 años en tres mandatos.

Los comicios del 20 de octubre habrían permitido ser presidente por cuarta vez.

Ecos del pasado

Una de las hipótesis de la negativa de Morales de abandonar Bolivia y permanecer en su bastión político es que podría estar esperando recuperar la presidencia con el rechazo de su renuncia de la Asamblea Legislativa.

Una de sus estrategias es mantenerse activo en las redes sociales mientras recibe el respaldo de mandatarios y personalidades a nivel mundial. Uno de los que expresaron su apoyo fue el ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, quien rechazó lo que consideró un golpe de estado contra el presidente legítimo de Bolivia.

Coincidencialmente, Padrino López jugó un papel importante en el regreso al poder durante el fallido golpe de Estado al presidente Hugo Chávez, al defender con las armas la rebelión en su cargo de comandante de un importante batallón de una base militar de la capital venezolana.

Unas 48 horas después de que el mandatario venezolano fuera obligado a renunciar a la presidencia en medio de multitudinarias manifestaciones, enfrentamientos armados y el nombramiento de un presidente interino, Chávez regresó al poder fortalecido.

Pero la situación en Bolivia difiere mucho del golpe de estado a Chávez del 2002. Morales no perdió el control del país por la interrupción ilegítima del hilo constitucional sino por su empeño en romper las reglas del juego político para mantenerse en el poder. Un sector importante de la población y de las fuerzas armadas ya no lo acompañan.