Xi Jinping, nuevo timonel de una China en plena mutación

Xi Jinping sucedió este jueves a Hu Jintao al frente del Partido Comunista Chino (PCC) y, por lo tanto, de China, potencia mundial de corte autoritario en plena mutación que este hombre del aparato deberá reformar y sanear de la corrupción galopante que la amenaza. Xi, de 59 años, se presentó ante la prensa internacional al frente del nuevo grupo dirigente de siete personas, la "dirección colectiva" que debe empuñar las riendas del país los próximos diez años. Ante los flashes y las cámaras de todo el mundo, Xi subió al escenario del Palacio del Pueblo seguido de los seis nuevos dirigentes que formarán el "santa santorum" del poder chino, el "comité permanente" del Buró Político del PCC. Rompiendo la tradición, con aire grave aunque sonriente, después de presentar a sus camaradas, Xi pronunció un breve discurso en el que advirtió de que tanto él como el nuevo equipo asumen "enormes responsabilidades" y reconoció que el Partido Comunista se enfrenta a "graves desafíos", incluyendo la corrupción, subrayó. "Nuestra responsabilidad consiste en reunir (...) haciendo esfuerzos continuos para lograr una gran renovación de la nación china, consolidando el lugar de China en el concierto de naciones", afirmó. "Nuestro pueblo (...) quiere que sus hijos crezcan mejor, que ocupen mejores empleos, que vivan mejor. Nuestro objetivo es luchar para conseguirlo", agregó. Pero los nuevos dirigentes chinos están movilizados para "garantizar una vida mejor" a su pueblo, aseguró. Sin embargo, reconoció que "nuestro partido enfrenta muchos desafíos graves. También hay muchos problemas urgentes que deben ser resueltos dentro del partido, en particular la corrupción, el alejamiento del pueblo, el formalismo y la burocracia de algunos jerarcas". "Debemos redoblar esfuerzos para resolver esos problemas. Todo el partido debe tomar conciencia", añadió. "El partido debe autoadministrarse sin complacencia, ocuparse seriamente de los problemas más evidentes y mejorar su estilo de trabajo", insistió. "Haremos lo que sea necesario para que el Partido siga siendo constantemente el sólido núcleo dirigente de la causa del socialismo con los colores chinos", prometió. Lejos de los desbordamientos mediáticos de la elección presidencial en el rival estadounidense la semana pasada, la aparición a la luz del día de la nueva dirección del partido único chino, en el poder desde 1949, pone punto final a los trabajos, rodeados del máximo secreto, del 18º congreso del PCC, excepcionalmente lastrados por casos de corrupción y abusos de poder en la alta "nomenclatura" comunista. Reunido por la mañana el nuevo comité central del PCC, 205 dignatarios elegidos la víspera por los congresistas, debía designar un nuevo Buró Político de unos 25 miembros. Entre ellos fue elegido el cenáculo -reducido de nueve a siete miembros- de las máximas personalidades del régimen, en el que tendrá que imponerse Xi Jinping los próximos cinco años de su primer mandato, seguido en principio de un segundo. Al despedirse, Hu Jintao le rogó que "haga limpieza" en la casa China, podrida por corrupción: "Si fracasamos a la hora de tratar correctamente esta cuestión, podrá resultar fatal para el partido, y hasta provocar su desplome y la caída del Estado", advirtió al inaugurar el congreso. A los medios de comunicación, el nuevo jefe del Estado dijo que "China debe conocer mejor al mundo y recíprocamente. Espero que ustedes continuarán sus esfuerzos y trabajarán a favor de una mayor comprensión mutua entre China y el resto del mundo". Primer dirigente nacido después de la fundación del régimen comunista por Mao Tsetung en 1949, la personalidad de Xi Jinping es un gran enigma, su carrera es propia de un cuadro del partido que ha ido subiendo a la sombra de su predecesor. Hijo de un "héroe revolucionario", más bien robusto y de rostro mofletudo, con el cabello negro peinado con raya impecable, Xi Jinping es uno de los "príncipes rojos", la aristocracia que gobierna un país en plena mutación. Su esposa, Peng Liyuan, una famosa cantante que tiene el rango de general del Ejército, es más popular que él en China, y la pareja tiene una hija que estudia en Estados Unidos, en la Universidad de Harvard, con nombre falso. Ha seguido una carrera clásica de dirigente comunista, primero provincial, luego en Shanghai, antes de integrar el "santa santorum" del PCC en 2007 y asumir la vicepresidencia de la República en 2008. La censura tapó de inmediato las revelaciones de la agencia Bloomberg en junio pasado sobre la fortuna de sus allegados, evaluada en más de 2.000 millones de dólares. En el extranjero, no se esperan giros espectaculares en materia diplomática. Xi Jinping reivindica "el orgullo histórico y nacional" de China. Potencia ascendente en el Pacífico, deberá seguir plantando cara a Estados Unidos y acuciando a Europa, su primer mercado de exportación, para que solvente la crisis de la deuda. En materia de derechos humanos, Xi Jinping deberá decidir si manda poner en libertad al Premio Nobel de la Paz 2010, el intelectual disidente Liu Xiaobo. Patrón ahora del "taller del mundo", Xi Jinping deberá intentar reinventar el modelo chino. En la China del futuro, el congreso comunista ha decidido que quiere rivalizar con las economías occidentales más desarrolladas. Pero, vigilado por 500 millones de internautas, a Xi Jinping lo esperan una clase media compuesta pronto por 700 millones de individuos, consumidores ajenos en su mayoría al ideal comunista, y un país donde la indignación sube ante la riqueza con frecuencia extravagante de la nueva "aristocracia roja". Son márgenes de maniobra estrechos que no auguran muchas audacias de cara a la modernización política de China. Xi es presentado en general como un hombre de compromiso aceptable por las facciones "reformistas" y "conservadoras". Estará secundado por Li Keqiang, que en marzo sucederá como primer ministro a Wen Jiabao. Hu Jintao pasará a los bastidores del poder, como ex dignatarios del régimen, entre ellos el ex presidente Jiang Zemin (1992-2002), el más poderoso de todos. Hu ha cedido a Xi la presidencia de la poderosa Comisión Militar Central (CMC), el órgano del PCC que controla el Ejército. El nuevo hombre fuerte chino, el aún vicepresidente Xi Jinping, saluda este jueves en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín. Xi Jinping sucedió a Hu Jintao como jefe del Partido Comunista Chino (PCC) y será el próximo presidente de China. Xi Jinping (centro) se presenta con los otros seis miembros de la nueva dirección del Partido Comunista Chino (PCC), este jueves en Pekín. Xi Jinping sucedió este jueves a Hu Jintao como jefe del PCC y, por lo tanto, de China, cuya presidencia asumirá en los próximos meses. Biografía de Xi Jinping (90 x 73 mm) Ficha biográfica de Li Keqiang (90 x 85 mm) Los desafíos de Xi Jinping (Duración: 00:02:17).