Wimbledon: los rusos y bielorrusos que se destacan en el All England, un año después de ser prohibidos
Hace un año, Wimbledon tomó una medida drástica y polémica. A instancias del gobierno británico, involucrado en la guerra entre Rusia y Ucrania, el All England Lawn Tennis & Croquet Club dispuso la prohibición de ingreso a los tenistas de Rusia y Bielorrusia, considerados los países agresores en el conflicto bélico. Esta medida unilateral no tuvo apoyo de parte de las entidades que rigen el planeta tenis, que a su vez castigaron al torneo de césped más prestigioso del mundo con la pérdida de puntos. Así, el resto de los jugadores que sí pudieron ir recibieron los suculentos premios monetarios, pero no sumaron nada para los respectivos rankings.
Este año, Wimbledon dio marcha atrás con esa decisión, y permitió el acceso a los tenistas de Rusia y Bielorrusia. Ese reingreso tuvo su correlato en los resultados: siete jugadores de esas nacionalidades ingresaron en la segunda semana del torneo londinense: Daniil Medvedev, Andrey Rublev y Roman Safiullin, entre los varones, y Aryna Sabalenka, Victoria Azarenka, Mirra Andreeva, y Ekaterina Alexandrova, por el lado de las mujeres. Esto, sin incluir a Elena Rybakyna, la defensora del título y número 3 del mundo, que porta la bandera de Kazakhstán... pero nació en Moscú.
Con buena representación dentro del Top 50 de los rankings (ocho mujeres, 6 de Rusia, y cuatro varones, todos rusos), cuatro de los siete mencionados ya están en los cuartos de final. La bielorrusa Sabalenka, 2ª del ranking y semifinalista en 2021, es la única en la rama femenina; Medvedev, Rublev y Safiullin son los tres rusos entre los ocho mejores del cuadro masculino.
“No creo que haya segundas intenciones. Estamos aquí simplemente para jugar lo mejor posible, quizás ganar, quizás llegar lejos, o quizás no”, resumió el número 3 del mundo Medvedev después de llegar por primera vez a los cuartos de final en el pasto londinense.
De manera general, y más allá de ser los únicos “sin bandera” [porque continúa la prohibición de que aparezcan los símbolos patrios junto a sus nombres], los jugadores han sido bien recibidos por el público británico. La excepción, acaso, haya sido lo sucedido en el final entre la bielorrusa Victoria Azarenka y la ucraniana Elina Svitolina. Azarenka se retiró de la cancha entre abucheos por haber tomado el bolso directamente, sin acercarse a su rival en la red después de la derrota.
“Ella se niega a darles la mano a rusos y bielorrusos. Respeto su decisión. ¿Qué debería haber hecho? ¿Quedarme y esperar?”, preguntó Azarenka en la rueda de prensa posterior. Allí consideró como una “injusticia” por parte del público lo sucedido tras un partido de enorme calidad, ganado por Svitolina en el super tie-break. “Ha habido demasiadas Pimm’s esta jornada”, se quejó Azarenka en referencia a la tradicional bebida con alcohol que beben miles de espectadores durante el torneo. “No hice nada malo, pero no puedo controlar a la multitud. No estoy segura de que la gente haya entendido lo que ocurría”, agregó.
Esa situación generó otra polémica. Svitolina, en su posición de jugadora ucraniana que desde siempre alentó las sanciones contra rivales de Rusia y Bielorrusia, pidió a las entidades que rigen el tenis que publicaran “un comunicado diciendo que no habría apretones de manos entre jugadores rusos y bielorrusos y los ucranianos”. Svitolina, para explicar su propuesta, expresó: “Algunas personas parecen no saber de verdad lo que está sucediendo”. Y recordó que ella fue la jugadora silbada en Roland Garros cuando dejó con la mano extendida a Aryna Sabalenka, que la esperaba en la red.
La petición de la ucraniana fue rechazada por la organización de Wimbledon. “Históricamente, en el tenis, la decisión sobre la forma en que un jugador reacciona al término de un partido es una decisión personal y nosotros no queremos comenzar a instaurar una obligación al respecto”, declaró Sally Bolton, la directora del Grand Slam británico.
Al margen de ese incidente, el público de Wimbledon les dio un recibimiento abierto y cálido a los jugadores excluidos el año pasado, lo cual fue para algunos una sorpresa. Incluido Medvedev. “Por varias razones, era posible que la recepción no fuera tan buena como en otros años. Pero, durante mi entrada a la cancha, me di cuenta de que estaba siendo aplaudido, y me dije: ‘Mirá, esto es sorprendente’”, contó el número 3 del mundo. “Incluso si no me gusta jugar sobre césped, creo ser capaz de rendir bien sobre esta superficie. Es importante intentar demostrármelo a mí mismo y a todo el mundo”, amplió.
Su amigo Rublev encendió al court central en un partido espectacular contra Alexander Bublik, un kazajo de origen ruso nacido en la región de San Petersburgo, que incluyó acaso el mejor punto del torneo, una derecha que Rublev conectó casi desde el piso para ponerse match-point y dejó atónito a su adversario. “Desde 2018, nunca he jugado dos años consecutivos en Wimbledon. Por es estoy contento, simplemente por poder jugar aquí y por alcanzar al fin los cuartos de final”, comentó el 7° del mundo.
El último ruso en acción es también una de las sorpresas del torneo. Roman Safiullin es el número 92 del mundo y en su primera participación en el torneo londinense ya ha alcanzado los cuartos de final. Una situación que, lógicamente, podría cambiar su vida y su carrera. “No me fijé cuánto es el premio [monetario] por alcanzar los cuartos de final. Pero espero que esto me cambie la vida. Podré invertir en mi equipo para hacer las cosas todavía mejor en el futuro”, reconoció Safiullin, de 25 años y que recién en esta temporada empezó a frecuentar la gira ATP. En concreto, se aseguró un ingreso de 340.000 libras esterlinas, unos 430.000 dólares. Después de empezar Wimbledon en un hotel modesto, Safiullin no creyó necesario cambiar a medida que ganaba. “¿Por qué debería hacerlo? Ya sé que no tiene cinco estrellas, pero la cama me gusta y todo me conviene”, explicó. Como sus compatriotas, Safiullin tiene razones para sentirse muy a gusto en Londres.