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Wall Street apuesta por un cambio en Brasil, pero gradual

Por Walter Brandimarte RIO DE JANEIRO (Reuters) - Los mercados financieros de Brasil han avanzado en el último mes por expectativas de que el Gobierno informe de déficits menores, deje de interferir en el sector privado y quizás hasta realice reformas necesarias para relanzar la economía. Pero en Wall Street algunos de los más experimentados observadores de Brasil dicen: no tan rápido. Si bien para los próximos años se anticipa un mejor clima de negocios, son exageradas las esperanzas de cambios verdaderamente dramáticos como una reforma al sistema público de jubilación, dicen los expertos. El optimismo de los mercados se ha centrado en los comicios de octubre, en los que Dilma Rousseff competiría por un segundo período presidencial. Sin embargo, en el último tiempo Rousseff ha ido perdiendo apoyo entre los votantes y se ha vuelto impopular en los mercados financieros debido a su mano dura con la economía. Rousseff ha bajado y subido los impuestos en varios sectores, y ha impedido que la petrolera estatal Petrobras suba los precios de los combustibles, entre otras medidas. Se ve a los dos principales rivales de la presidenta como más favorables a los mercados, por lo que una victoria de la oposición sería bien recibida por los inversores. Pero aun si Rousseff gana, y así se prevé que ocurrirá, muchos inversores creen que ha escarmentado con la baja de sus índices de aprobación y un crecimiento económico que promedió apenas un 2 por ciento por año en su primer período, por lo que podría ser menos activista en un segundo mandato. Un cambio de Rousseff haría felices a los mercados financieros si fuera "muy decidida en los primeros tres meses de su nueva administración para enfrentar el problema (macroeconómico)", dijo Paulo Vieira da Cunha, jefe de investigación de ICE Canyon y ex vicegobernador del banco central brasileño. La mayoría de los analistas opina que eso probablemente implicaría un control más estricto del gasto del Gobierno y un alejamiento de la contabilidad creativa que usó el Gobierno para cumplir con las metas del déficit en los últimos años. Eso permitiría que la economía se acelerara a una tasa de crecimiento de largo plazo de un 3 por ciento anual, según Vieira da Cunha. Para que Brasil tenga tasas de crecimiento sostenidas de un 4 por ciento al año, es clave que se relajen las leyes laborales, se ataje el déficit por pensiones y se reforme uno de los sistemas tributarios más complejos del mundo, dijeron los analistas. Wall Street ha soñado con eso durante una década y más, sin suerte. Mientras China, México y otros países emergentes se han embarcado en reformas para impulsar el crecimiento de largo plazo, Brasil avanza con lentitud. POCA CONFIANZA, CRECIMIENTO BAJO En 2011, antes de ganar la presidencia, Rousseff dijo en entrevista a Reuters que ella creía que la economía de Brasil podría seguir reportando un crecimiento fuerte sin realizar grandes reformas fiscales o tributarias. Y funcionarios cercanos a su Gobierno dicen que la presidenta sigue sin convencerse de que esos grandes cambios sean necesarios o políticamente factibles. Además, en la eventualidad de que gane uno de sus rivales, el nuevo presidente tendría que lidiar con un Congreso hostil. Muchos legisladores sostienen que el robusto crecimiento de la última década prueba que la economía de Brasil no necesita grandes cambios, y que la menor expansión reciente es más consecuencia de problemas internacionales, como la desaceleración de China y los problemas de deuda de Europa. Como resultado, la mayor parte de las reformas que buscan los inversores apenas se están discutiendo. La falta de progreso en reformas estuvo en la base de la decisión de S&P de bajar la calificación de Brasil a cerca del nivel "especulativo" el mes pasado. El estancamiento ha llevado a una pérdida de la confianza empresarial y una menor inversión durante el período de Rousseff. Pero la confianza podría haber tocado fondo hace poco, según Ben Rozin, analista senior y gestor de cartera de Manning & Napier en Nueva York. El año pasado, las acciones de Brasil se derrumbaron un 15 por ciento. Pero desde el 14 de marzo, las apuestas a algún tipo de cambio político positivo contribuyeron a un salto de casi un 16 por ciento del índice Bovespa. Rousseff sigue siendo la favorita para ganar la reelección. Muchos inversores dicen que tienen un modelo para lo que podría ser el resto de su presidencia: su predecesor, Luiz Inacio Lula da Silva, del mismo partido de izquierda, pero con una mano más firme. "Esperamos que, aun si no hay cambio de liderazgo, quizás el segundo período de Dilma (Rousseff) sea más cercano al de Lula: menos intervención y políticas más amistosas con el mercado que beneficien a todos", dijo Rozin. (Traducido por Janisse Huambachano; Editado en español por Javier López de Lérida)