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¿Qué es el waacking y por qué está por todo TikTok?

La princesa Lockerooo, cuyo nombre real es Samara Cohen, en Nueva York el 7 de agosto de 2020. (Mohamed Sadek/The New York Times)
La princesa Lockerooo, cuyo nombre real es Samara Cohen, en Nueva York el 7 de agosto de 2020. (Mohamed Sadek/The New York Times)
Archie Burnett, a la izquierda, la princesa Lockerooo, Nubian Néné y Richard James en Nueva York el 7 de agosto de 2020. (Mohamed Sadek/The New York Times)
Archie Burnett, a la izquierda, la princesa Lockerooo, Nubian Néné y Richard James en Nueva York el 7 de agosto de 2020. (Mohamed Sadek/The New York Times)

NUEVA YORK - La princesa Lockerooo es un torbellino con un enfoque particular: difundir el evangelio del waacking.

Durante más de una década, la devota de 34 años del baile retro ha participado en competencias y dirigido talleres en todo el mundo, promoviendo incansablemente un mensaje de autoexpresión y empoderamiento. Este año iba a ser importantísimo: tenía previsto encabezar el desfile anual de baile de la ciudad de Nueva York por la avenida Broadway, recibir a cientos de concursantes en su propio festival de Brooklyn y viajar a Brasil y a Londres para fungir como jueza en batallas de baile.

“Me estaba preparando para una tormenta de creatividad”, afirmó la princesa Lockerooo, cuyo nombre real es Samara Cohen.

En lugar de eso se presentó una tempestad viral que cerró estudios de baile y discotecas y canceló competencias; sin embargo, el waacking ha prosperado en internet, donde sus gestos rápidos pero contenidos se traducen perfectamente a las plataformas de Instagram y TikTok.

Esta no es la primera vez que un virus casi desaparece el waacking. Este surgió como un baile social, ambientado en la época disco, en los clubes gays clandestinos de Los Ángeles en la década de 1970, una expresión libre de los hombres gays de color. Algunos de sus creadores se referían a este baile como punking o whacking, y con el tiempo se estableció como waacking. Sin embargo, después de que muchos de ellos murieron a causa del sida en las décadas siguientes, el estilo prácticamente desapareció.

“Esto no es algo que solo bailé”, señaló Tyrone Proctor, quien fue uno de los sobrevivientes de esa generación y mentor de la princesa Lockerooo. “Nosotros lo vivimos”.

El baile se basa en un conjunto de movimientos imprecisos, pero se define y califica con base en la conexión única que cada bailarín establece con la música, y el estilo de cada persona es diferente. “Tienes que hacer que la gente vea lo que está escuchando”, dijo Proctor poco antes de que cerraran Nueva York en marzo. “Tienes que hacer que la gente sienta esa emoción en el movimiento”.

El waacking está relacionado con el placer, pero también con el dolor, comentó Mary Fogarty Woehrel, profesora adjunta de danza en la Universidad de York en Toronto, “y con superarlo mediante un aplomo hiperconfiado. Se trata de lo que los brazos y las manos pueden expresar, pero también de cómo se mueven los hombros con los giros de la columna vertebral y un corazón descentrado”.

El baile podría haber seguido el camino de tantas otras modas de las discotecas de no ser por “Soul Train”, el programa de televisión de baile y música que se transmitió durante décadas. Proctor y otros miembros de los Outrageous Waack Dancers (entre los que se encontraba una prometedora cantante pop llamada Jody Watley) eran artistas fijos del programa y le presentaron el estilo a un público nacional.

Así fue como Archie Burnett lo vio por primera vez. Su devota madre le prohibió bailar en la casa donde creció en Brooklyn, pero él sintonizaba a escondidas el programa cada semana, después de asistir a la iglesia, para aprenderse los pasos. “Cuando llegué a la mayoría de edad y empecé a salir en contra de los deseos de mi madre, mi estilo de baile era raro porque lo había aprendido en la televisión”, recordó. Burnett a veces mezclaba el waacking con el estilo vogue, un baile nuevo pero similar que eclipsó al waacking en la década de 1990, debido en gran parte al exitoso sencillo de Madonna “Vogue”.

Durante la primera década de los años 2000, el waacking estuvo prácticamente olvidado, pero, impulsados por el interés de otros bailarines, Proctor y Burnett formaron parte de un pequeño esfuerzo por revivirlo en la ciudad de Nueva York.

La princesa Lockerooo fue una de sus primeras estudiantes.

La princesa Lockerooo fue criada por una madre soltera en el Upper East Side de Manhattan, creció con los musicales de Rodgers y Hammerstein y estudió canto en el Instituto LaGuardia. No obstante, cuando sus planes de ir al conservatorio no dieron resultado, sintió que sus sueños de llegar a Broadway se esfumaban. Subió de peso y cayó en una profunda depresión, narró.

Una visita casual al Broadway Dance Center, un lugar en el centro de la ciudad que ofrece clases de todos los niveles, desde ballet hasta burlesque, la revitalizó. Con la intención de ponerse en forma y refrescar sus habilidades dancísticas en el teatro, comenzó a actuar en los vagones como “Samara la soprano del metro” y ahorró sus propinas para pagar las clases de danza.

No obstante, poco a poco, los estilos callejeros y de discotecas que se ofrecían en la escuela le llamaron la atención, y un día entró a una clase de waacking. “Era un estilo femenino, sexy, fuerte y me atrapó”, dijo. Poco después conoció a Proctor y a Burnett, y se sumergió en sus clases.

Como mujer heterosexual de ascendencia judía y dominicana, la princesa Lockerooo tenía poco en común con las raíces queer del waacking, pero señaló que la cultura gay clandestina de la que surgió este baile la aceptó y la empoderó de una manera en que las formas de baile más convencionales rara vez lo hicieron.

Al ser la meca de los estudiantes de danza de todo el mundo, la ciudad de Nueva York ha estado en el centro del resurgimiento mundial del waacking. Los bailarines peregrinan hasta aquí para estudiar con los profesores más cercanos al origen de este baile, como la princesa Lockerooo (quien afirmó que también ha enseñado waacking en 27 países).

No obstante, debido a su escena de baile diversa y competitiva, Nueva York también tiende a mantener el waacking en un rincón. La princesa Lockerooo comentó que los estudiantes de baile a menudo se inclinan por estilos más comerciales, como el jazz callejero. Las fiestas semanales de waacking que ella inició en 2012 se disolvieron después de unos años. “Es un estilo que no logra consolidarse en Nueva York”, dijo Miki Tuesday, una mujer originaria de Cerdeña que baila en la ciudad, pero “se arraiga en cualquier otra parte del mundo”.

Esto se debe en gran parte a las redes sociales. Así como “Soul Train” llevó el baile a las salas de los hogares de todo Estados Unidos, Instagram y TikTok les dan a los bailarines de waacking de todo el mundo la posibilidad de compartir sus movimientos tan solo con un hashtag. Las conexiones virtuales como esta se han vuelto aún más importantes durante la pandemia.

Burnett considera la influencia de las redes sociales en el waacking como un arma de doble filo. El internet ha llevado la danza a los confines del mundo, pero hace falta la emoción de estar en el momento, mientras otros te animan.

“Actualmente, la historia siempre se graba, pero la experiencia se pierde porque las personas están demasiado ocupadas grabando”, dijo. “Mientras que, en mi época, las experiencias florecieron, pero no hay registros de esos momentos que podamos ver”.

Las primeras estrellas del baile también están menguando. En junio pasado, Proctor falleció a causa de un infarto a los 66 años. Se había convertido en la figura paterna de la princesa Lockerooo, que estaba devastada. “Siempre estará aquí con nosotros, viviendo a través de nosotros”, afirmó.

Proctor hizo lo que le correspondía para revivir el arte del waacking y, al parecer, ahora depende de la generación de la princesa Lockerooo mantener el estilo vivo.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company