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Masacre de El Paso: invitó a todos al funeral de su esposa porque no tiene familia y recibió una respuesta abrumadora

“Ella era mi mundo… un ser humano muy especial”, dice Antonio Basco, de 61 años, después de dormir durante casi una semana junto a la cruz de madera blanca colocada en honor a su esposa a las afueras del centro comercial Cielo Vista, en El Paso.

6 de agosto de 2019, Antonio Basco llora junto a una cruz en un monumento improvisado cerca de la escena de un tiroteo masivo en un complejo comercial, en El Paso, Texas. (Foto AP / John Locher, archivo)
6 de agosto de 2019, Antonio Basco llora junto a una cruz en un monumento improvisado cerca de la escena de un tiroteo masivo en un complejo comercial, en El Paso, Texas. (Foto AP / John Locher, archivo)

Tony asegura que ahora no está muy seguro de qué más hacer con su vida. Durante más de dos décadas se había despertado al lado de Margie Reckard, su fiel compañera y a quien perdió cuando un joven motivado por el odio a los inmigrantes abrió fuego en un local de Walmart, matando a 22 personas y lesionando a otras 24.

“Ella no es el tipo de persona que conoces en un bar o un restaurante. Es la persona que esperas toda tu vida para poder merecerla, pero no la mereces”, explicó en entrevista con BuzzFeed, desde el estacionamiento de la tienda.

Tony se había despertado bajo el implacable sol de El Paso para limpiar las flores marchitas y preparar el monumento de madera, que todavía recibe cada día grandes grupos de dolientes. Por ahora, “vive” en su camioneta dentro del parqueo de autos.

4 de agosto de 2019, una pintura, banderas y flores de la Virgen María adornan un monumento improvisado para las víctimas del tiroteo masivo en un Walmart en El Paso, Texas. (Foto AP / Andres Leighton, Archivo)
4 de agosto de 2019, una pintura, banderas y flores de la Virgen María adornan un monumento improvisado para las víctimas del tiroteo masivo en un Walmart en El Paso, Texas. (Foto AP / Andres Leighton, Archivo)

Margie, de 63 años, visitaba el centro comercial todos los sábados para hacer las compras de la casa, mientras él se quedaba adelantando las tareas domésticas. La pareja se conoció hace 22 años en Omaha, Nebraska, y se mudó hace nueve a El Paso.

Ambos compartían una gata, Princesa, el segundo “amor de la vida” de Tony y ahora su única acompañante. La gata lo está esperando en casa, pero él dice que no sabe cuándo podrá dejar el estacionamiento.

“Era mi gata, luego se convirtió en la gata de Margie. La amaba mejor (…) Trataré de verla cuando pueda. Ha sido difícil, pero tendrá que perdonarme”, lamentó.

Antonio besa la cruz con el nombre de su esposa. El Paso, Texas, el 5 de agosto, 2019 (MARK RALSTON / AFP / Getty Images)
Antonio besa la cruz con el nombre de su esposa. El Paso, Texas, el 5 de agosto, 2019 (MARK RALSTON / AFP / Getty Images)

Aunque contaban con algunos amigos en la ciudad, lo cierto es que la pareja no tenía muchos familiares ni una vida social muy activa, de ahí que Tony se animó a invitar a toda la comunidad al funeral de Margie. Fue entonces cuando su historia ganó gran visibilidad en las redes.

“Basco se dio cuenta de que realmente no tenía a nadie a quien invitar. Decidió preguntarles a todos”, dijo Harrison Johnson, el director de Perches Funeral Homes.

Según Johnson, a Tony le preocupaba mucho “que no viniera mucha gente porque no tiene familia aquí”. “No ha compartido mucho sobre su pasado, pero dijo que ella fue lo mejor que le ha sucedido”, contó.

Antonio Basco sostiene la cruz de su esposa Margie Reckard (MARK RALSTON / AFP / Getty Images)
Antonio Basco sostiene la cruz de su esposa Margie Reckard (MARK RALSTON / AFP / Getty Images)

Por eso el pasado martes, la página de Facebook de la funeraria publicó detalles del evento e invitó a cualquiera que estuviera interesado: “Vamos a mostrarle a él y a su esposa un poco de amor de El Paso”, reza la nota.

La publicación tenía adjuntada una conmovedora foto de Basco inclinándose sobre el pequeño monumento improvisado en el estacionamiento del Walmart. “Hay personas que llaman diciendo que están volando desde todas partes (Nuevo México, California, Nevada) y preguntando cómo llegar hasta aquí”, precisó Johnson.

“He estado en esta industria durante 35 años. Nunca he visto un funeral de esta magnitud para una persona normal, para un ciudadano sin un alto perfil”, agregó.

Tanta gente prometió asistir que la casa funeraria se vio obligada a trasladar el servicio de despedida a un lugar más grande. La capilla puede albergar a unos 250 fieles, dijo el director, pero esperan “triplicar” ese número.

A Margie, original de Baltimore, le sobreviven dos hijos y dos hijas. A pesar de sufrir de Parkinson, le encantaba comer hamburguesas y era una “mujer fuerte e independiente que realmente se preocupaba por los demás, amaba a Tony y siempre tenía una sonrisa en el rostro”, dijo Joe Buchez, uno de sus cuidadores.

Tony dice sentirse “maravillado” con el apoyo masivo que ha recibido. En los días posteriores a la masacre, muchos lo han acompañado en los rezos junto al memorial y se aseguran de que tenga ropa y comida caliente.