Un vistazo al Virreinato: objetos cotidianos y de arte religioso

Elda Lastra

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 6 (EL UNIVERSAL).- Música barroca dentro de un antiguo colegio virreinal nos adentra en el recorrido por la exposición temporal "Terrenal y espiritual. Esplendores novohispanos", que muestra la riqueza del arte y el diseño en la Nueva España a través de la vestimenta, pintura, mobiliario y objetos cotidianos y litúrgicos de los siglos XVII al XIX.

La muestra temporal se inauguró en el marco del 57 aniversario del Museo Nacional del Virreinato y reúne más de 200 piezas, la mayoría provenientes de sus colecciones en repositorio, lo que las convierte en inéditas para el público.

Mientras que otros objetos en calidad de préstamo provienen de museos como el Nacional de Antropología, el Franz Mayer y el nacional de Historia; además de objetos pertenecientes a las colecciones del Colegio Vizcaínas y de Daniel Liebsohn.

La curaduría estuvo a cargo de Ana María Campos, investigadora del Museo Nacional del Virreinato, e integra retratos, mobiliario, joyería, indumentaria y enseres que dan cuenta de la vida cotidiana y religiosa de la época virreinal, y objetos que muestran el intercambio de distintas culturas a través del comercio entre China, Filipinas, España y la Nueva España.

Las mujeres de la alta sociedad novohispana

Los pasillos y salas de la planta baja del antiguo colegio de San Francisco Javier nos adentran en las temáticas de la exposición. La primera está dedicada a lo femenino y a los objetos utilizados por las mujeres de la alta sociedad, como vestidos, retratos en donde se aprecia su elegancia y objetos de uso personal como cofres y abanicos.

En el siglo XVIII se impuso la moda francesa, inglesa y española en la sociedad novohispana, destacando elementos como el corsé, la enagua y el vestido confeccionado con sedas, hilos de oro y bordados. Debido a la dificultad de lavarlos y a su alto costo, las mujeres solo tenían de 5 a 10 prendas de este tipo, por lo que era común intercambiarlos con otras mujeres de su misma élite.

Los biombos eran parte del mobiliario doméstico de las casas señoriales en el siglo XVII, inicialmente provenían de Asia para después fabricarse en la capital de la Nueva España. Su función, además de la decorativa, era la de cortar la corriente de aire y dar privacidad en algunos espacios. Podían ser de laca china, pintura al óleo, de tela e ilustrados de uno o ambos lados.

En esta área se exhibe un biombo del siglo XVII perteneciente a la colección del Museo Franz Mayer, se trata de una pieza de diez hojas pintadas al óleo sobre tela de lino que muestra escenas cotidianas al aire libre de las distintas clases sociales de la época, como paseos, lecturas, traslado de mercancías y observación de aves. Destacan las áreas verdes rodeadas de árboles, la vestimenta y los distintos tipos de aves plasmadas en la parte superior del biombo.

Al salir de esta sala, cruzamos parte del patio de naranjos del antiguo colegio de San Francisco Javier en Tepotzotlán, lo que nos permite ver la fuente y las flores multicolor que decoran este espacio al aire libre.

Vestimenta masculina y comercio en la Nueva España

La segunda sala está integrada por distintos temas, como el gobierno, comercio y mobiliario. A la entrada se expone vestimenta y óleos de virreyes y políticos, destacando la lujosa indumentaria masculina, conformada por casacas de seda y algodón con detalles bordados.

Es el caso de un óleo sobre tela del siglo XIX de José María Vázquez, en donde se aprecia al niño Juan Crisóstomo vestido con traje de seda con hilo de oro y plata, camisa con cuello de organiza plisado y banda rosada. A finales del siglo XVII, era común vestir a los niños con prendas idénticas a las de sus padres. El uso de jubones o corpiños era común para acostumbrarlos a la postura erguida. El pantalón largo y ancho con chaquetín formó parte de la moda de vanguardia del siglo XIX, como se observa en el óleo.

En esta sala también se explica el comercio en la Nueva España, con la histórica ruta comercial de la Nao de China que partía de Manila y llegaba a Acapulco para abastecer de productos animales y alimentos. Otros de los países con los que la Nueva España comerciaba eran China, por su seda; India, Japón y Filipinas por los tejidos de algodón, las porcelanas y los objetos de marfil.

Además de la ruta entre Sevilla en España y Veracruz, a través de la cual llegaban productos como el vino, aceite, trigo, mercurio, hierro, tejidos y papel; y se enviaban principalmente plata, materias primas y maderas preciosas.

Material que también servía para elaborar muebles de uso cotidiano y objetos considerados artes decorativas, como escritorios, mesas, sillas, biombos, espejos enmarcados, cofres y baúles, piezas que se exhiben en esta sección de la exposición temporal; además de jarras, platos, porcelana y azulejos.

Como la serie de azulejos aquí exhibidos, la mitad pertenecientes al Museo Nacional del Virreinato y la otra parte en préstamo temporal de la colección del Museo Franz Mayer, que permiten contemplar imágenes de personajes plasmados en estas piezas que por lo regular muestran figuras florales y geométricas.

En ellos vemos personajes realizando actividades cotidianas y oficios, como una dama con abanico rodeada de árboles o un hombre transportando leña; piezas elaboradas en cerámica esmaltada y policromada y talavera moldeada, cocida y policromada. Asimismo, se exponen una serie de rebozos, que desde el siglo XVII fue una prenda utilizada por las mujeres sin importar su estrato social. Este accesorio de origen mestizo se caracteriza por ser rectangular, elaborado con tejidos de algodón e hilaza o mezcla de seda pura con hilos de oro, plata o bordados con fina seda de colores.

Ejemplo de ello es un rebozo que data de entre los siglos XVIII y XIX, prestado por el Colegio Vizcaínas para esta exposición, se trata de un tejido de seda con hilos entorchados y trama de algodón; elaborado en telar de cintura teñido con colorantes naturales en café y rojo.

El legado guadalupano

La última parte de la muestra temporal está dedicada a la importancia de la religión católica en el periodo novohispano, empezando con el guadalupanismo criollo que surgió en el siglo XVII con la devoción a la Virgen de Guadalupe; fe que en el siglo XVII permeó el ámbito político de la Nueva España.

Aquí se exhiben imágenes de culto y objetos utilizados en las ceremonias religiosas, como cálices, exvotos, incensarios, indumentaria litúrgica y óleos de la Virgen de Guadalupe y de una monja coronada. Los objetos dorados y plateados aquí expuestos muestran el poder y la riqueza visual y material que poseía la iglesia en la época virreinal.

Al final de la exposición, de nuevo es necesario cruzar el patio de naranjos para encontrar la sala lúdica que nos invita a jugar y tomarnos selfies, además de conocer más de cerca los diseños y tipos de textiles y objetos cotidianos utilizados entre los siglos XVII al XIX.

Tras descansar un rato en el huerto del antiguo colegio, se recomienda recorrer todo el Museo Nacional del Virreinato, conformado por tres pisos de exposición permanente que profundiza en la historia y el arte colonial.

Además se pueden conocer los espacios originales que conformaban el antiguo colegio, como sus patios, la biblioteca, la capilla doméstica ricamente decorada y el Templo de San Francisco Javier que conserva su ornamentación barroca con destellos dorados del siglo XVIII.

La exposición temporal "Terrenal y espiritual. Esplendores novohispanos" abrió sus puertas a mediados de diciembre de 2021 y permanecerá hasta el 30 de abril de 2022 en el Museo Nacional del Virreinato, que se ubica en Plaza Hidalgo 99, barrio de San Martín, en el Pueblo Mágico de Tepotzotlán, Estado de México. El costo de la entrada al museo es de 80 pesos y se puede visitar de martes a sábado de 11:00 a 16:00 horas.