Anuncios

La visión indígena sobre el viento y la piedra se muestra en Bolivia

La Paz, 17 may (EFE).- Las visiones en torno a la piedra y el viento de dos comunidades andinas bolivianas son parte de una exposición museográfica que busca recoger, exhibir y devolver a sus lugares de origen los elementos que ellas mismas identifican como parte de su identidad.

La exposición "Escuchar el viento & la piedra" canaliza la riqueza de las comunidades de Huarcamarca, donde existe una ciudadela arqueológica, y Taipiaica, un sitio famoso por la danza autóctona del sicuri, ambas en la región La Paz.

Las escuchas de la piedra y el viento en Huarcamarca y en Taipiaica están recogidas en dos salas separadas del Museo de Etnografía y Folclore (Musef) en La Paz, aunque comparten el aspecto "colaborativo" entre las comunidades y la casa donde se exponen.

El jefe de Investigación del Musef, Juan Villanueva, explicó a Efe que la primera muestra está en una sala oscura en la que sobresale una colección fotográfica de formaciones rocosas, naturales o en las que intervino la mano del hombre en Huarcamarca.

Esta comunidad, como gran parte de las andinas, establece una relación con su pasado mediante esas figuras.

El jefe de Investigación mencionó que para estas comunidades indígenas no existe la distinción entre la piedra natural y la "cultural", ya que ambas poseen la misma esencia.

Parte de esto se refleja en que algunas formaciones rocosas tienen reasignadas algunas funciones, como aquellas en forma de conos que sirven para ofrecer libaciones a las deidades.

Otras son útiles para procesar alimentos, repositorios de agua, torres funerarias o fogones, funciones plasmadas en las fotografías.

También están aquellas que pertenecen al periodo prehispánico y que forman espacios para habitar con divisiones que se cree que tenían funciones específicas.

En ese espacio confluyen lo estrictamente arqueológico con la mirada y la visión de las comunidades locales.

En otra de las salas se presenta la danza del sicuri y todo el bagaje cultural que activa vinculado al vestuario, la utilización de instrumentos musicales de viento en diferentes escalas y lo textil.

Cada elemento está articulado por una visión histórica "multitemporal", es decir, que rescata varias etapas de su pasado que se preservaron gracias a la memoria oral.

Villanueva detalló que el sicuri es algo más que una danza de los Andes, sino un "género" que articula tonalidades militares, festivas o ceremoniales conocidas como la marcha, huayño o jaima, respectivamente.

La danza la desarrolla una comparsa dividida en dos bloques que interpretan acordes en base a instrumentos de viento, principalmente zampoñas, un tipo de flauta propio de los Andes hecho a base de cañas huecas de un solo tono de distintos tamaños, que al juntarse articulan escalas musicales completas.

A esto se suman los atuendos, unos estrictamente típicos que destacan por el juego de color y otros realizados en bayetas con una cromática basada en colores opacos.

A todo ello se suman los vistosos sombreros tradicionalmente hechos con plumas de flamencos o suri, una especie de ñandú propio de la región.

Villanueva explicó que el plumaje tiene un significado específico, que además se articula con el ritmo de la notas musicales y que es capaz de retrotraer a episodios de la historia de la comunidad de los siglos XIX y XX, como la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-1935) o las dictaduras militares.

La exposición que se inauguró esta semana permanecerá en el Musef por tres meses, para después retornar a sus comunidades originarias, que pertenecen al municipio de Mocomoco.

Justamente ese ayuntamiento tiene la misión de habilitar espacios para que se consoliden los museos comunitarios orientados a preservar las costumbres e identidades locales.

Gabriel Romano

(c) Agencia EFE