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No vine a jugar a este país ni a perder el tiempo. Boxeador cubano lo hace todo en el ring por su familia

Si Yildo Depestre logra algo importante en el boxeo, por mínimo que sea, será el hombre más feliz del mundo. Después de todo, ni él mismo imaginó que iba a pelear como profesional en los Estados Unidos ni que iba a sumar cinco combates y ganar cuatro por la vía del nocaut.

Cualquier cosa es ganancia para este cubano que sube al ring del Casino Miccosukee este sábado 10 de junio para enfrentar al estadounidense Saúl Almeida como parte de la segunda cartelera de la promotora M&R en ese conocido recinto.

Impulsado por su hermano de vida Hugo Noriega, Depestre decidió seguir a un grupo de púgiles que llegaron a este país y comenzó a entrenar, sin muchas pretensiones en el gimnasio del entrenador Osmiri “Morito’’ Fernández en Miami, donde intenta cerrar la brecha de quienes van un poco adelante.

Primera pelea en el Miccosukee, segunda del 2023, ¿cuál es la meta ahora?

“Lo primero es darle gracias a Dios porque me siento bien preparado para esta pelea y darle gracias a mi equipo de trabajo por darme la oportunidad y prepararme para esta cita. Llego en las mejores condiciones para esta batalla’’.

También es la sexta como profesional, para alguien que no vino para boxear...

“Yo no vine con esa idea para acá. Yo vine para trabajar, pero aquí comencé a entrenar y las cosas comenzaron a suceder. Me siento contento porque estoy logrando algo importante gracias al equipo de trabajo y a mis compañeros que me dan la mano para salir adelante’’.

En Cuba dejaste de boxear, llegaste algo atrás.

“Me ha costado mucho adelantar y ponerme a la par del grupo. Como te dije, en Cuba había dejado de entrenar para mantener a mi familia, a mi hijo que había nacido. Tuve que irme a la calle, por eso ahora tengo que trabajar dos veces más fuerte que el resto para seguir creciendo y poder sacar a mi familia, que para eso vine aquí”.

¿Sientes que vas cerrando esa brecha?

“Me siento de una manera que jamás imagine. Pensé que me iba a tomar mucho más tiempo, que me iba a costar la preparación, pero cada vez me siento mejor, más fuerte. Estoy dando lo mejor de mi en cada momento y en cada pelea’’.

Si caigo, caen todos los que están conmigo. Estoy obligado a levantarme, afirma boxeador cubano

Sabiendo que dejaste el boxeo, ¿qué significaría ser campeón?

“El regalo más grande que Dios podría darme porque nadie cuenta con eso, ni yo mismo cuento con eso. Ser campeón del mundo o algo grande, para mí en un principio era algo imposible, pero para Dios no hay nada imposible. Con el apoyo de mi equipo sería un logro muy grande’’.

Hablaste de tu familia en Cuba, ¿cómo te motiva?

“El boxeo exige mucho sacrificio, tienes que entrarle de lleno, pero eso es lo que me motiva a levantarme cada día a darlo todo. Esto aquí para sacar a mi familia adelante. Yo no vine a jugar a este país ni a perder el tiempo. Quiero aprovechar estas oportunidades para llegar a los grandes escenarios. Quiero ayudar a la gente. De corazón soy así, no soy una persona mala’’.