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La pandemia no remite en Sudáfrica, con más de 300.000 casos y 4.400 muertos

Johannesburgo, 16 jul (EFE).- La pandemia de COVID-19 continúa disparada en Sudáfrica y, en apenas tres semanas, los contagios se multiplicaron por tres hasta sobrepasar los 300.000, lo que deja ya un número de casos superior a los registrados en países como España, Irán, Italia o Reino Unido.

De acuerdo a los últimos datos oficiales, Sudáfrica suma 311.049 casos, de los cuales 4.453 acabaron en fallecimiento y 160.693 fueron ya dados de alta.

Estas cifras colocan a la nación austral africana no solo como la más castigada por la pandemia de todo el continente (acumula alrededor del 45 % de los casos africanos), sino como la octava que más positivos ha registrado en todo el mundo.

Además, Sudáfrica se mantiene como el quinto país del mundo con más casos activos y solo India, Brasil y Estados Unidos están detectando en estas fechas más nuevos casos cada día.

En el lado positivo, la tasa de letalidad de la enfermedad en Sudáfrica (1,43 %) se mantiene notablemente más baja que en la mayor parte del mundo (la media global está en torno al 4 %).

El epicentro actual de la COVID-19 en Sudáfrica -y, por tanto, en África- es la provincia de Gauteng, donde se sitúan Pretoria (capital del país) y Johannesburgo (corazón económico sudafricano).

LAS PRÓXIMAS SEMANAS SERÁN EL OJO DEL HURACÁN PARA SUDÁFRICA

Sudáfrica ya mostraba tendencias preocupantes desde hacía meses, pero la pandemia explotó especialmente a raíz de la reapertura de la economía, el pasado 1 de junio.

Las predicciones de los máximos epidémicos, sin embargo, continúan aún lejos, ya que los expertos no vaticinan que el país empiece a doblegar la curva hasta el mes de agosto.

"La tormenta está sobre nosotros", advirtió el pasado domingo el presidente del país, Cyril Ramaphosa, en un mensaje dirigido a la nación en el que comunicó que el Gobierno reinstauraba algunas restricciones para tratar de paliar el avance explosivo del virus.

En concreto, se impuso un toque de queda nocturno y se volvió a prohibir la venta y distribución de alcohol, una medida con la que el Ministerio de Sanidad calcula que se evitarán unos 6.800 casos de atención médica por traumatismos (violencia, accidentes, etc.) en las tres próximas semanas.

El objetivo es aligerar la tremenda carga que soporta el sistema sanitario sudafricano y que está resultando ya en hospitales saturados, falta de camas y escasez de profesionales de la salud y de reservas de oxígeno en algunas zonas del país (especialmente en Gauteng por el fuerte aumento de casos y en el Cabo Oriental, la provincia más pobre del país, por la falta de medios).

SIN VUELTA AL CONFINAMIENTO DURO PARA SALVAR LA ECONOMÍA

Pero pese a las preocupantes cifras, el Gobierno de Ramaphosa descarta, por el momento, volver a un confinamiento duro como el que atravesó el país entre finales de marzo y comienzos de junio, con grave perjuicio para la economía.

"La recomendación que hemos recibido es que dar ese paso ahora no lograría necesariamente una reducción significativa en la tasa de transmisión y llegaría con un coste económico extraordinario, poniendo en riesgo los medios de vida y causando potencialmente un daño social de larga duración", indicó Ramaphosa.

Todavía no hay datos oficiales sobre el impacto que tuvo el confinamiento en la economía más desarrollada de África, si bien el equipo económico del Ejecutivo estima que este 2020 dejará la mayor crisis registrada en el país en casi un siglo, con niveles de déficit presupuestario y de deuda inusualmente altos.

También preocupa mucho el desempleo, ya que antes de la pandemia se situaba en el 30,1 % (7,1 millones de parados) y estudios independientes apuntan a que solo en el primer mes de confinamiento el número de personas sin trabajo aumentó en 3 millones.

Este martes, además, se supo que el ministro de Minería sudafricano, Gwede Mantashe, y su esposa dieron positivo por la enfermedad. EFE

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(c) Agencia EFE