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Las ofrendas a la "Pachamama" se centran en pedidos de buena salud en Bolivia

La Paz, 5 ago (EFE).- Buena salud y que se vayan las enfermedades son la constante en los pedidos a la Pachamama o Madre Tierra en el mes dedicado a entregar ofrendas a esa deidad andina en Bolivia, en medio de la pandemia de la COVID-19.

Agosto es el mes elegido para estas ofrendas porque concluye la primera temporada agrícola en el mundo andino y, según tradiciones indígenas, en este momento del año la Madre Tierra "abre la boca" para alimentarse con estos ofrecimientos, que retribuyen los frutos dados y los que dará en el futuro.

"Es un mes sagrado, el mes de la Pachamama, de la tierra. En este mes la tierra se abre, por eso hay que dar una ofrenda, una mesada, una k'oachada a la casa y agradecer a la Pachamama", dijo a Efe Margarita Quispe, una experimentada "chiflera" o vendedora del llamado Mercado de las Brujas en La Paz.

"Y también pedir la salud, la suerte, que se vayan esas enfermedades que tanto están pasando en Bolivia", agregó Quispe, que siguió los pasos de sus padres y abuelos como "chiflera".

El Mercado de las Brujas se encuentra en la calle turística Linares, en el populoso barrio paceño de El Rosario, en cuyos alrededores hay tiendas y quioscos donde a diario se venden hierbas medicinales y elementos para estas ofrendas, de mayor demanda en este mes.

TRADICION ANCESTRAL

Los rituales para agradecer y pedir a la deidad andina son una tradición ancestral, que puede efectuarse cualquier día de agosto, menos los martes, según Quispe.

Lo primordial en una ofrenda es la llamada "mesa" con dulces de distintas formas y los "misterios", unas pequeñas tablas de azúcar con diversas imágenes en las que "sale la suerte" de quien hace el ofrecimiento.

También incluyen la wira k'oa, una planta medicinal "sagrada" que crece en el Altiplano y cuya fragancia "purifica la casa", además del incienso, el copal o resinas aromáticas vegetales y la grasa de llama.

Otro elemento importante es el "sullu" o feto de llama disecado, que es como una especie de "mensajero" al que se le colocan pequeñas láminas de papel dorado llamadas "pan de oro", para que "vaya bien cargado, que guíe el camino y siga adelante", explicó la vendedora.

Sobre un trozo de papel se coloca primero la wira k'oa rodeada por lanas de colores, luego se acomodan los dulces, el incienso, la grasa de llama, algunas hojas de coca y el "sullu".

Cuando la ofrenda ya está armada, se la debe "ch'allar" o bendecir con alcoholes, que pueden ser vino o destilados de uva, para luego colocarla al fuego.

Los elementos ofrecidos deben quedar reducidos a cenizas, que una vez enfriadas, se entierran o se guardan en una caja.

POR LA BUENA SALUD

Según Quispe, una de las ofrendas más demandadas en estos días es la "mesa blanca" para la salud, con dulces y "misterios" blancos que pueden incluir imágenes del sol, la luna o el "Tata Santiago", como se llama en Bolivia al apóstol Santiago.

Las ofrendas de colores son para la prosperidad en los negocios, en el trabajo o para agradecer por algún bien recibido.

"No se puede decir que se vayan las enfermedades, porque no se van a ir. Tenemos que despachar poco a poco las enfermedades, que no entren a cada hogar", sentenció la vendedora.

Los precios de una ofrenda oscilan entre 4 a 21 dólares, según el tamaño.

Estos rituales celebran en Bolivia desde hace siglos en comunidades indígenas, aunque con los años se han ido adaptando y en la actualidad se realizan también en ciudades.

A la par de las ofrendas, el Mercado de las Brujas ofrece también un sinfín de plantas medicinales como el eucalipto, la huira huira, la manzanilla o el matico, muy requeridas a raíz de la pandemia por sus propiedades para aliviar malestares respiratorios.

Según el último reporte del Ministerio de Salud, Bolivia tiene 3.320 fallecidos y 83.361 casos confirmados de COVID-19.

Gina Baldivieso

(c) Agencia EFE