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En el mercado de Stepanakert los soldados son los únicos compradores

Stepanakert (Nagorno Karabaj), 14 oct (EFE).- El mercado de Stepanakert, capital de Nagorno Karabaj, hasta hace poco lleno de bullicio, está cerrado por la guerra. No hay apenas vendedores ni compradores. Un hombre prepara brochetas de carne y un grupo de soldados compra pan para llevárselo al frente.

"Reabriremos cuando termine la guerra", afirma una mujer en un puesto de bebidas que acaba de vender una botella de refresco y que no quiere abandonar su pequeño negocio pese a los proyectiles azerbaiyanos que caen desde hace casi tres semanas sobre la ciudad.

El BULLICIO SE ENMUDECIÓ

El mercado solía bullir de gente antes del 27 de septiembre, cuando estalló la guerra entre las fuerzas de Armenia y Azerbaiyán en la autoproclamada república de Nagorno Karabaj.

Ahora lo único que recuerda a un mercado son las naves industriales y los callejones que acogen los puestos y tiendas. Las cajas de verdura y fruta semivacías han sido tapadas con lonas de plástico azules y las sombrillas rojas están cerradas.

En un puesto hay un pimiento rojo en el suelo, en otro una zanahoria perdida entre palés y en un tercero se ven cebollinos en una caja de cartón que ya no encontrarán compradores.

Los vendedores quieren regresar cuanto antes al mercado, pero está siendo difícil: no llegan los suministros, apenas hay fruta fresca y verdura y no hay gas para cocinar. Un hombre corta leña con un hacha para alimentar un fuego.

Pero sobre todo no hay clientes. La gente tiene miedo y la mayoría de los comerciante también. Temen que en cualquier momento pueda caer un proyectil en el mercado.

LOS SOLDADOS, LOS ÚNICOS CLIENTES

Solo unos cuantos hombres mayores pasan el día aquí y algunos militares que se abastecen antes de ir al frente. Son los que más compran estos días en el mercado.

En uno de los negocios huele a comida. Un hombre hace Sashlik, brochetas de carne, y Lula Kebab, plato típico del Cáucaso hecho a base de carne picada, normalmente de cordero. Un grupo de uniformados pide 40 para llevárselo. También compran pan.

Las esperanzas de una pronta reapertura del mercado se dispararon cuando el pasado sábado Armenia y Azerbaiyán acordaron un alto el fuego humanitario en Nagorno Karabaj y la reanudación de las negociaciones para resolver el conflicto por la vía pacífica.

Pero el alto el fuego no se ha cumplido ni un solo día y este miércoles se registró una nueva escalada en la guerra.

ESCALADA EN EL TERRENO

Azerbaiyán admitió hoy haber destruido varios sistemas de misiles en territorio de Armenia que apuntaban a infraestructuras civiles y ciudades azerbaiyanas y "estaban listas para disparar".

Ereván reconoció que las fuerzas azeríes atacaron armamento desplegado en suelo armenio, pero negó que haya estado disparando hacia Azerbaiyán.

"Hasta ahora ni un solo misil ha sido disparado en dirección de Azerbaiyán", señaló el Ministerio de Defensa armenio. Advirtió, eso sí, que se reserva el derecho a atacar objetivos militares en territorio azerbaiyano en respuesta.

Bakú insistió en que seguirá atacando "objetivos militares legítimos" para proteger a la población civil del país.

El líder del Karabaj, Araik Arutiunián, admitió además que las fuerzas azerbaiyanas, aprovechando la entrada en vigor del alto el fuego, lograron superar las líneas karabajíes y trasladar el frente varios kilómetros dentro del territorio del enclave.

En la misma línea, el primer mininistro de Armenia, Nikol Pashinián, admitió hoy que tras 18 días de combates las tropas armenias se han visto obligadas a "cierta retirada" en los sectores norte y sur del frente.

Sin embargo, subrayó que la fuerzas que defienden el Karabaj controlan la situación en toda la línea del frente.

La escalada provocó la intervención del ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, quien instó a sus homólogos armenio y azerí a respetar el cese al fuego humanitario en vigor desde el 10 de octibre.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, propuso enviar observadores militares rusos a la zona del Karabaj para supervisar el cese de hostilidades, que se ha cobrado la vida ya de decenas de civiles y de cientos de soldados desde el 27 de septiembre.

Pablo González

(c) Agencia EFE