Las largas vacaciones de los niños vietnamitas por el COVID-19

Ho Chi Minh (Vietnam), 25 feb (EFE).- A pesar de que solo se han registrado 16 infectados por el COVID-19 (todos ellos ya curados), Vietnam es, después de China, el país que ha tomado las medidas más drásticas para controlar la epidemia, entre las que destaca el cierre temporal de los colegios en casi todo el país.

Gia Khanh, un niño de 10 años residente en Ho Chi Minh (antigua Saigón) pasa los días jugando al fútbol con otros niños del vecindario, montando en bicicleta y patinete, viendo la televisión y completando las tareas que los profesores le envían a diario para limitar el retraso con el programa académico.

Él tiene la suerte de poder salir a la calle a diario, donde se ha hecho amigo de muchos niños a los que apenas conocía, pero otros con familias más preocupadas por un posible contagio pasan largas horas encerrados en casa con sus padres o cuidadores o acompañan a sus padres al trabajo.

"Ya tengo ganas de volver al colegio para ver a mis amigos y jugar con ellos al fútbol", dice Gia Khanh, que no ha pisado un aula desde que el pasado 21 de enero comenzaron las tradicionales vacaciones por el año nuevo lunar, la festividad más importante del país.

El miedo a que se produjeran contagios, con muchas familias que volvían de estancias en otros países, empujó a las autoridades a cancelar en casi todas las provincias la vuelta a las clases -prevista para el 3 de febrero- al menos hasta que termine el mes.

La medida ha sido bien acogida por la mayoría de los padres, temerosos de un contagio, aunque muchos creen que debería terminar en febrero y no alargarse un mes más, como han propuesto las autoridades de Ho Chi Minh, la ciudad más poblada del país.

"Tengo la suerte de que trabajo desde casa vendiendo cosméticos online, pero me es muy difícil ocuparme de mi trabajo y de los niños. Normalmente puedo controlar mejor el tiempo, pero ahora no tengo un respiro", dice Thao, la madre de Gia Khanh.

ENSEÑANZA ONLINE

La mayoría de los colegios han puesto en marcha un sistema de enseñanza online por el cual los profesores envían vídeos con tareas a los alumnos e incluso comunican con ellos por videoconferencia para dar explicaciones y supervisar.

"Lo hacemos para que los alumnos no pierdan el ritmo", indica Antoine Le Mercier, director de La Petite École, un colegio bilingüe en francés e inglés con un centenar largo de alumnos de entre 3 y 9 años.

Las mayores dificultades con las que se encuentran los docentes son la falta de interacción con los niños y la respuesta desigual de las familias en el envío de las tareas escolares.

"Hay familias en las que trabajan los dos padres, de modo que se ocupa de ello la niñera y no podemos hacer gran cosa. Algunas familias nos dicen que mandamos demasiado trabajo y otras piden más, los profesores intentan adaptarse. Y otro problema son las familias que no están implicadas y ni siquiera responden a los emails", explica.

Thao, cuyos hijos estudian en un colegio vietnamita, explica que sí apoya a su hijo mayor con sus deberes, pero ha comunicado al centro que no tiene tiempo de ayudar con las actividades encomendadas a su hijo de cuatro años.

"Lo que me interesa es que esté sano y coma bien, no tengo tiempo de trabajar, ser madre y también profesora", se queja.

REDUCCIÓN DE VACACIONES

Por el momento, Le Mercier no se plantea un cambio del calendario escolar, salvo quizá algunos ajustes en los horarios para ir recuperando las semanas perdidas, pero en otros centros ya hablan de reducir las vacaciones, una medida que no ha sentado bien a muchos profesores que siguen trabajando a tiempo completo pese al parón.

"Yo ya tengo un viaje comprado para las vacaciones de abril y ahora quieren anularlas. Somos muchos los profesores descontentos con esta situación", declara un maestro de la Escuela Internacional Europea de Ho Chi Minh que prefiere hablar de forma anónima.

Este docente tiene que sumar el tiempo que dedica a la enseñanza online y a las horas que la dirección del colegio le sigue exigiendo pasar en el centro al trabajo añadido de tener a sus dos hijos en casa.

"No tengo tiempo para nada, pero vivimos en un sistema donde el cliente es el rey. Los padres no toman en consideración la enseñanza online, a pesar de que tenemos incluso clases en directo por videoconferencia. Dicen que quieren que valga la pena el dinero que pagan", afirma.

Desde que la epidemia empezó a expandirse, Vietnam ha prohibido la entrada a viajeros que hayan estado en China en las dos semanas anteriores, ha puesto en marcha un sistema de cuarentena domiciliaria para personas con riesgo de estar infectadas y ha aislado una comarca de 10.000 habitantes donde se concentran 7 de los 16 casos del país.

La curación total de los 16 pacientes ha rebajado el pánico, pero las mascarillas sanitarias y los botes de gel desinfectante siguen siendo un bien preciado, cuya venta está limitada en muchos establecimientos a una unidad por persona y día.

Le Mercier corrobora que no ha sido fácil conseguir el desinfectante para su colegio, pero ya se ha abastecido y lo tiene todo preparado para poner en marcha las medidas de higiene necesarias cuando los niños regresen a la escuela.

"Esperamos que sea lo antes posible", suspira, confiando en que no prospere la petición de las autoridades provinciales de postergar la vuelta al cole hasta abril, lo que significaría un parón más largo que el de las vacaciones de verano.

Eric San Juan

(c) Agencia EFE