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La prensa, víctima de un grave conflicto que no perdona a nadie en Bolivia

La Paz, 20 nov (EFE).- La profunda crisis que sufre Bolivia hace un mes no deja de golpear una y otra vez a los periodistas, en medio de acusaciones de venderse a algún bando mientras reciben presiones, insultos y hasta golpes en la calle, e incluso se ha llegado a incendiar la casa de una presentadora.

Dos grandes olas de conflicto se han producido en este tiempo, la primera después de las elecciones del 20 de octubre movilizando sobre todo a grupos de cívicos contra Evo Morales y la segunda a luego de que anunciara su renuncia el 10 de noviembre, a partir de entonces contra la presidenta interina Jeanine Áñez.

Lo cierto es que ninguno de los actores que se han adherido a esta espiral de violencia, que cada vez se torna más cruel, puede aseverar que tiene las manos limpias y no ha cometido excesos contra la prensa.

LAS CIFRAS DE LAS AGRESIONES

La Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia ha reportado 76 agresiones a trabajadores de medios de comunicación en Bolivia en este tiempo, diecinueve de ellas contra mujeres, con catorce medios afectados.

Esta estadística no toma en cuenta un hecho reciente cuando este pasado martes un grupo de manifestantes interceptó a un equipo de la televisión estatal Bolivia TV, agredió a un periodista y un camarógrafo, y lanzó su cámara a neumáticos ardiendo en una barricada.

Es solamente un eslabón de una cadena de agresiones que nadie garantiza que no sigan extendiéndose.

Las agresiones han ido en escalada, desde interrupciones en estudios en vivo con insultos amenazantes hasta palizas y la quema de la casa de una de las presentadoras de noticias de mayor experiencia del país.

El presidente de la Asociación de Periodistas de Bolivia (APB), Pedro Glasinovic, dijo a Efe que este repudio al trabajo de los medios ha ido en aumento "en el último decenio", no es un fenómeno reciente.

"Se ha perdido el respeto que se tenía al trabajo de los periodistas e incluso se los ha empezado a agredir en todas las ocasiones que había cobertura en momentos de conflicto", señaló.

Los ataques a los medios han llegado a extremos como el incendio a una planta de transmisión del canal de televisión privado Unitel, supuestamente por un grupo de manifestantes del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales.

LOS CASOS MÁS DUROS

Uno de los primeros casos fue a la agresión a la periodista de la red de televisión privada ATB Brishka Espada, a la que atacó un grupo de cívicos contrarios a Morales al extremo de tacharla de vendida y golpearla en el rostro con el puño llegando a desvanecerse.

Otra de las situaciones más difíciles la padeció la conductora de televisión y radio Casimira Lema, que trabaja en medios como Televisión Universitaria (TVU) y radio Compañera, a los que se puede considerar críticos con Morales.

La noche de la renuncia de Morales forzada por los militares el pasado 10 de noviembre, un grupo de unas 35 personas violentó la casa de la comunicadora en La Paz, destruyó cuantas cosas había como los retratos en las paredes y su mobiliario, prendió fuego a un vehículo e incendió la vivienda después de sustraer objetos de valor, contó Lema a Efe.

"De terror, una pesadilla de la que todavía no termino de despertar. Esa sensación de que parte de tu trabajo y de tu vida se van por la borda había sido terrible", mencionó resignada.

No menor fue lo que le pasó al periodista independiente Emilio Huáscar, colaborador de varios medios desde la ciudad de Oruro, que resultó con dos fisuras en las costillas y una fractura de rótula después de que lo atacaran con palos y piedras.

Huáscar contó a Efe que la agresión se produjo cuando iba a un encuentro de una caravana de cívicos potosinos contrarios a Morales que iba hacia La Paz y fue atacado por personas que portaban "ondas, piedras, petardos, dinamita".

"Somos atacados por ambos bandos", relató, y su principal conclusión es que esas agresiones se deben porque muchos de los que participan en las protestas no quieren que la prensa muestre "la verdad" de lo que pasa.

CLIMA HOSTIL

También se han reportado agresiones de grupos contrarios a Morales contra el edificio del canal de Televisión Abya Yala en La Paz, al que se señaló por su supuesta afinidad.

O los insultos y hostigamientos que esos mismos grupos hicieron a reporteras de las televisoras Uno y Cadena A.

A este panorama se suman arrestos injustificados, golpes de puño frontales de manifestantes, actos de discriminación por la región de origen de los periodistas bolivianos y heridas por pedradas y detonación de explosivos.

El clima hostil ha afectado a algunos corresponsales de la prensa internacional como la periodista Teresa Bo, de la cadena Al Jazeera, a la que un policía echó gas lacrimógeno en la cara mientras hacía un reporte en vivo.

Algunos periodistas argentinos que llegaron a La Paz fueron increpados por detractores de Morales, por supuestamente hacer posar a gente que se manifestaba a su favor, para exagerar algunas situaciones.

Esas fricciones derivaron que en entidades como la APB criticaran la ética profesional de esos comunicadores, que según videos publicados en redes sociales replicaron a quienes los cuestionaron utilizando el término "boliviano" como insulto.

Quienes se manifiestan a favor de Morales en El Alto, ciudad vecina de La Paz, reprochan a medios bolivianos que no les dan cobertura y lo hacen ante las cámaras en su mayoría de medios extranjeros que acuden a sus protestas, donde se palpa la tensión.

La violencia en Bolivia ha dejado 30 muertos y más de 700 heridos, según la Defensoría del Pueblo.

Gabriel Romano

(c) Agencia EFE