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Jaime Camil y Sandra Echeverría: dos chiflados por el amor

Los Ángeles (EE.UU.), 18 feb (EFE).- Hay pocos terrenos más propicios para los chiflados y los disparates que el amor, pero la comedia "Las píldoras de mi novio", con Jaime Camil y Sandra Echeverría al frente, lleva la locura romántica a un nuevo nivel: el de un galán que sin su medicación pierde la cabeza por completo.

Con el argentino Diego Kaplan ("Dos más dos", 2012) tras las cámaras, "Las píldoras de mi novio", que se estrena esta semana en Estados Unidos, apuesta por la comedia surrealista y el romance todavía con el aroma de San Valentín en el recuerdo.

"Empecé a leer el guion y desde el principio ya te cacha: te agarra, te empiezas a reír, te diviertes", aseguró a Efe la actriz mexicana Sandra Echeverría.

"Eso no te pasa regularmente. A veces te cuesta trabajo leerlos, te aburren, simplemente no le ves. Pero este proyecto, de inmediato, me agarró y me enganchó y dije: 'Por favor, quiero hacerlo'", agregó.

La cinta empieza con los desengaños románticos de Jess (Sandra Echeverría), quien tras varios tropiezos en el amor encuentra, por fin, a su alma gemela en Hank (Jaime Camil): un hombre muy atractivo, elegante, educado, sensible y, en definitiva, perfecto.

Pero Hank guarda un pequeño secreto: sufre enfermedades mentales de todo tipo, algo que saldrá a la luz, muy a su pesar, durante unas vacaciones en las que se olvida de llevar sus medicamentos.

"Había una preocupación como actor, dentro de que es una comedia romántica y es ligera y para que la gente se ría, en darle un poquito de profundidad al personaje: que no solamente hiciera payasadas en un tema tan delicado", reflexionó el mexicano Jaime Camil sobre cómo orquestar una comedia con las enfermedades mentales como telón de fondo.

"Obviamente, tuve mucha investigación con gente que son bipolares, esquizofrénicos. Hablé con ellos, qué se siente... Entonces, si ves los primeros planos en la película vas a ver que Hank no la está pasando bien, está sufriendo. Y sobre la condición mental que se le dispara en ese momento, pues él no está en control", agregó.

No obstante, Camil, que también es productor de la película, insistió en que se trata de una comedia hilarante y "física" para todos los públicos y con la que él "se moría de la risa".

"Randi Mayem Singer, la escritora de 'Mrs. Doubtfire' (1993), es una muy poderosa guionista. E igual que Sandra: leí el guion, me encantó, me enganchó y me divertí mucho", apuntó.

Asimismo, Camil abordó el desafío de interpretar a dos Hank que son casi dos personajes diferentes: uno totalmente ideal y modélico mientras al otro le pasan desgracias de todo tipo.

"Lo haces con tu equipo de continuidad y de maquillaje. No sé si te diste cuenta, pero a él se le va deteriorando la semblanza: más blanco, más ojeras... Eso fue un trabajo de equipo tan importante. Y, como sabes, el cine no se filma cronológicamente, así que era pensar en 'dónde estamos', 'cómo estamos'...", contó.

"Tuvo realmente un gran reto en hacer este personaje que tiene todas estas fases etapas: de subidas y bajadas", elogió su compañera Echeverría.

Con escenas de risa que van desde karaokes alocados a cómicos fracasos en la cama, "Las píldoras de mi novio" también se plantea la pregunta de si en el amor se puede perdonar todo incluidos los secretos y los engaños.

"Uy, hay un límite, ¿no?", consideró Echeverría.

"Creo que las mentiras y la infidelidad, para mí, pues son algo decisivo. Yo siempre he tratado de ser muy clara con mi marido (Leonardo de Lozanne) en eso. Hacemos un gran equipo porque somos muy transparentes el uno con el otro. Y si se rompe esa confianza, se pierde todo", señaló.

"Yo sí creo que se puede perdonar todo", terció Camil.

"Tengo una relación divina con mi esposa (Heidi Balvanera), y estoy perdidamente enamorado de ella. Si fuera por mí, yo todas las noches... me dormiría, ¡es lo que quiero decir! Con un vaso de leche y una galleta, ¿qué están pensando, enfermos?" bromeó.

"Pero en el amor estos temas sí son importantes. Aunque también creo que estamos ya en otro nivel, Sandrita... Ya pasamos a otro nivel", cerró con una sonrisa.

David Villafranca

(c) Agencia EFE