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La fractura política entre cubanos salpica a la venerada patrona de la isla

La Habana, 8 sep (EFE).- La llamada a una protesta simbólica por parte de la disidencia y un controvertido comentario de la diputada Mariela Castro, hija de Raúl Castro, han politizado este martes la celebración de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba y uno de los escasos símbolos de unión entre los cubanos.

Organizaciones opositoras como la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) o Cuba Decide habían llamado a realizar hoy una acción pacífica llamada "la revolución de los girasoles" en la que las personas vistieran de amarillo y portaran o colocaran en lugares visibles cintas de ese color o girasoles en rechazo "a la tiranía castrocomunista y a sus políticas generadoras de profunda miseria, injusticias y opresión".

Según los promotores de la protesta, desde ayer y hasta este mediodía 44 personas habían sido detenidas arbitrariamente, entre ellos los líderes de la Unpacu y las Damas de Blanco, José Daniel Ferrer y Berta Soler.

Sin embargo, el color amarillo y los girasoles están tradicionalmente asociados tanto a la Virgen del Cobre como a la deidad afrocubana Oshún y cientos de cubanos los visten en este día para simbolizar su fe, sin que ello signifique que se están sumando a la protesta.

GIRASOLES APOLÍTICOS

Por ello, muchos han tildado de oportunista la idea de asociar la iniciativa a estos símbolos ligados a "Cachita" (como cariñosamente llaman los cubanos a su patrona) y a Oshún, el "orisha" en el que se sincretiza la virgen del Cobre.

Los cubanos visten en este día de amarillo, al igual que se visten de morado cada 17 de diciembre para honrar al "milagroso" San Lázaro y al orisha Babalú Ayé, de rojo y blanco el día de Santa Bárbara y Changó, o de azul el día de la virgen de Regla y Yemayá.

Pero un comentario de Mariela Castro en Twitter al hilo de esta convocatoria de protesta no hizo sino calentar los ánimos, en un país en el que el culto religioso, aunque no legalmente vetado, estuvo oficiosamente proscrito durante muchos años, se expulsó a religiosos y se expropiaron numerosos bienes a la iglesia Católica.

"Gracias Cachita por protegerlo, por amparar a #Fidel y a la Revolución Cubana. Oshún no aceptará ofrendas de mercenarios y traidores", escribió en Twitter la diputada e hija del expresidente Raúl Castro.

Las palabras de la dirigente alborotaron las redes sociales, donde decenas de internautas recriminaron a la diputada que politizara y tratara de apropiarse de un símbolo de todos los cubanos, y consideraron sus palabras "hipócritas".

UNA VIRGEN SIN CARNÉ DEL PARTIDO

"La Virgen de la Caridad no es propiedad partidista señora. Es de todos los cubanos, dentro o fuera de la isla, comunistas o no (...)", escribió el periodista Julio Batista, mientras otro tuitero identificado como Alex dijo: "no sabía que Oshún ahora tomaba partido en la política. Por favor, usar a la patrona de Cuba por la sensibilidad que ésta despierta en toda la población con fines políticos es por demás asqueroso. Venga del bando que venga".

Este martes, el propio presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, se sumó al asunto con varios tuits, aunque sus comentarios tuvieron un tono más conciliador que el de la diputada Castro.

"La Virgen de la Caridad acompaña a los cubanos, en sus horas de sacrificio y de triunfo. En el alma nacional, su imagen es adorada como símbolo de esperanza y fe. Narradores y poetas, músicos y bailarines le han consagrado obras. Ella también es #Cuba. #UnGirasolParaCuba", escribió el mandatario.

En un mensaje previo dijo: "La Virgen cubana y la Revolución de todas las flores. 'El camino no será fácil, pero el baño de flores triunfal de la Revolución cubana ya ocurrió durante una caravana que abrió al pueblo el camino, entre collares de Santa Ana, a la justicia y la libertad'".

CELEBRACIÓN EN PANDEMIA

Polémicas al margen, la celebración de este año estará marcada por la pandemia del coronavirus y las llamadas al distanciamiento físico, por lo que las iglesias están cerradas y no se producirán las habituales estampas de miles de fieles acompañando a la Virgen del Cobre en procesión, especialmente en Santiago de Cuba, donde se encuentra el santuario consagrado a la patrona de la isla.

En Miami, donde se concentra la mayor parte de la diáspora cubana, hay también un santuario dedicado a esta venerada figura.

Incluso desde las altas esferas de Estados Unidos, en plena contienda electoral, llegaron mensajes para los cubanos con motivo de la festividad religiosa, como el del candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, quien instó a que "el amor y la compasión que 'Cachita' inspira llene los corazones de sus creyentes en todo el mundo".

El Gobierno cubano, a petición del episcopado, dio permiso para que se retransmitieran las celebraciones por la televisión estatal y para que el obispo de cada diócesis difundiera un mensaje a través de las emisoras de radio locales, según un comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

La misa central que el arzobispo de Santiago, Dionisio García, ofició a primera hora en la basílica del Cobre se retransmitirá en diferido esta noche, doce horas después de su celebración, por el canal educativo de la televisión estatal.

"Invocamos la intercesión maternal de la virgen de la Caridad sobre todo el pueblo cubano, especialmente por quienes sufren las consecuencias de la COVID-19 y por aquellos que más lo necesitan", señala la nota de los obispos. Hasta la fecha, en el país caribeño se han diagnosticado 4.377 casos de la enfermedad y han muerto 104 personas.

Se calcula que en Cuba un 60 % de la población -de 11,2 millones de habitantes- es católica, sobre la base de personas bautizadas, aunque el porcentaje de cubanos que asiste a misa dominical se reduce a un 2 % y en los últimos años se ha producido una fuerte expansión de las iglesias evangelistas.

Las relaciones entre la iglesia católica y el Estado han experimentado altibajos en las últimas seis décadas, con etapas de tensión pero también momentos destacados como las visitas de los papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, o la mediación vaticana en las negociaciones del "deshielo" con Estados Unidos.

Lorena Cantó

(c) Agencia EFE