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La durísima selectividad china, todavía más difícil por el coronavirus

Pekín, 8 jul (EFE).- Lo que más le preocupa al señor He, padre de uno de los millones de jóvenes chinos que esta semana se examinan de la selectividad, no es el coronavirus ni el estrés provocado por los meses de preparación encerrado en casa: es que su hijo "sea fuerte" y haga un buen examen para elegir la mejor universidad posible.

El termómetro marca 37 grados y la ansiedad es compartida por los cientos de padres que esperan, parasol en mano, a que sus hijos salgan de una prueba -conocida como 'gaokao' en el país asiático- que marcará sus vidas.

"Estoy yo mucho más nerviosa que mi hijo", comenta a Efe Li a la salida de la escuela Chen Jinglun, una de las más antiguas y prestigiosas del céntrico distrito pequinés de Chaoyang.

Un total de 10,7 millones de estudiantes se presentan hasta el próximo 10 de julio, dependiendo de la provincia, entre exhaustivas medidas de prevención para minimizar contagios del coronavirus, como el uso obligatorio de mascarillas antes de entrar en el aula donde se examinan.

Para minimizar los riesgos de contagio, el "gaokao" se pospuso un mes respecto a su fecha original.

En Pekín, el problema para muchos padres ha sido mantener motivados a sus vástagos tras pasar meses confinados, especialmente tras el rebrote detectado a finales de junio que obligó a paralizar la reapertura de los centros educativos prevista.

"Este año, los estudiantes necesitan más autocontrol y perseverancia que nunca. Los que sean fuertes mentalmente sacarán buenas notas. Los últimos dos meses han sido muy duros y la COVID-19 les ha afectado psicológicamente", asevera He.

Li explica que su hijo se examinó esta mañana de chino mandarín y que en unos minutos lo hará de matemáticas: "En China, la selectividad es un punto de no retorno. Hay mucha competencia y solo si consigues un buen resultado puedes ir a una universidad de prestigio. Es definitivo para su carrera laboral".

ANSIEDAD, MASCARILLAS Y PSICÓLOGOS

Teniendo en cuenta el número de candidatos y la cantidad de plazas ofrecidas, aproximadamente solo tres de cada cinco alumnos obtendrá la nota suficiente para cursar educación superior, mientras que 1 de cada 20 accederá a las universidades punteras del país.

Por ello, muchos padres apuntan a sus hijos a tutorías, infinidad de actividades extraescolares para mejorar el rendimiento o cursos de idiomas -especialmente inglés-, una de las pruebas obligatorias.

La ansiedad que se genera es tal que las autoridades facilitan psicólogos para ayudar a los jóvenes a pasar el trámite, algo que se ha multiplicado este año por el impacto del coronavirus.

Varios psicólogos permanecen a la espera de una llamada en caso de que tengan que ayudar a calmar los nervios de los estudiante.

"Los estudiantes no han podido recibir orientación en persona, han tenido que estudiar por ellos mismos y hay que ser conscientes de esta dificultad. Tienen que estar centrados y no es fácil, sobre todo a nivel emocional. La epidemia le ha caído este año como una losa. Es un 'gaokao' muy diferente", explica a Efe la profesora Chen.

EL CORONAVIRUS, "UN GRAN DESAFÍO"

El joven Ming se examinó el año pasado y hace de voluntario para ayudar a quienes realizan la prueba este año: "Lo más importante es mantenerse sereno, no dejarse llevar por distracciones".

Al igual que profesores, supervisores y otros miembros del personal de los colegios, Ming también ha tenido que hacerse un test de ácido nucleico.

Li interviene y relata que ha preparado todo para que su hijo, que desea estudiar Ingeniería Civil, no tenga que preocuparse de nada: "Nosotros le llevamos en coche. Tiene que ir siempre con la mascarilla, lleva desinfectantes, de todo. Lo importante es que esté centrado", asegura.

Entretanto, los estudiantes, aislados y ajenos al revuelo a su alrededor, hacen cola para pasar los controles de temperatura.

Una vez en el instituto, se les asigna una sala -desinfectada- con capacidad para una veintena de personas con el objetivo de garantizar el distanciamiento físico.

Este año, los centros deben tener varias salas adicionales "en caso de emergencia", así como contar con la presencia de expertos de la comisión municipal de salud para hacer frente al "gran desafío" que supone el impacto del virus, según lo calificó recientemente el portavoz municipal pequinés para asuntos educativos, Li Yi.

Además, las obras situadas a 500 metros de las escuelas cierran estos días y algunos autobuses han ajustado sus rutas para evitar pasar por los institutos durante las horas del examen.

Y la Policía ha detenido ya este año a más de 200 sospechosos relacionados con 30 casos delictivos sobre como fabricar y vender artefactos para que los estudiantes hagan trampas, como prendas de ropa con micrófonos incorporados.

Desde 2016, copiar en el 'gaokao' es un crimen incluido en el Código Penal de China y punible con hasta siete años de prisión, ante la existencia de mafias que intentan vender este tipo de artilugios.

Jesús Centeno

(c) Agencia EFE