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El "decano" de los españoles en Senegal, una vida de película

Dakar, 21 oct (EFE).- La vida de Eduardo Suárez Socorro, el "decano" de los residentes españoles en Senegal tras 71 años instalado en este país de África occidental, podría servir para el guión de una película.

Suárez, de 85 años, vive desde 1949 en Dakar, a donde llegó desde Canarias en un velero -ocupado por 127 personas, en lugar de las 50 inicialmente previstas- tras 18 días en alta mar.

"A partir del quinto o sexto día no había nada que comer y prácticamente nada de agua, solo bebíamos un vasito pequeño por persona y por día", rememora a Efe en su casa en Dakar al describir este viaje, que hoy en día muchos africanos realizan a la inversa, como "el horror".

El plan era llegar a Venezuela tras el fusilamiento de su padre, el único diputado comunista de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, por hombres del general Francisco Franco en agosto de 1936.

Pero el destino tenía reservada otra vida para él, su madre y su hermana, que terminaron en Senegal cuando aún era colonia francesa.

Vivieron tres meses en el puerto, durmiendo bajo las lonas que protegían las mercancías y comiendo lo que les ofrecían los trabajadores africanos que cargaban los barcos, porque los franceses no les dejaban entrar en la ciudad.

"Los africanos siempre me han ayudado, siempre me han tendido la mano, mientras que los franceses venían a visitarnos como si fuéramos un parque zoológico", narra Suárez al recordar esa época de lluvias torrenciales donde se calaban hasta los huesos.

DE APRENDIZ A GRAN EMPRESARIO

Muy locuaz, Suárez charla con Efe sobre su vida, que en 2011 decidió plasmar en un libro, "De Las Palmas a Dakar", publicado en francés y que este año ha visto la luz en español por la editorial Baile de Sol, con la colaboración de Casa África.

Aprendió el idioma local wolof antes que el francés, pues sus amigos eran senegaleses y caboverdianos, cursó la Licenciatura de Derecho en la Universidad de Dakar y empezó a trabajar como aprendiz en electricidad.

Comenzó ganando 700 francos CFA (1,06 euros) al mes, pero se convirtió en gran empresario tras desempeñar "treinta oficios diferentes", como la gestión de la prestigiosa Inmobiliaria Mugnier, la más antigua de Dakar y que lleva el apellido del padre de su esposa y madre de sus tres hijas, a la que conoció en esa ciudad.

MASÓN Y FILÁNTROPO

Suárez logró obtener un sueldo con el que poder vivir bien gracias a algunos francmasones instalados en Senegal que conocía su tío. Desde hace 58 años, Suárez también pertenece a esa institución.

Este veterano canario quiso devolver toda la ayuda recibida al pueblo senegalés y desde 1980 es miembro del Club Rotary, una organización que ha apoyado a jóvenes, mujeres, hospitales y escuelas en diversas iniciativas. Fue su primer presidente blanco para África occidental.

Durante sus siete décadas en Senegal, Suárez ha conocido a muchos jefes de Estado africanos, como el poeta y primer presidente de Senegal, Léopold Sédar Senghor; a su sucesor, Abdou Diouf; al expresidente maliense Amadou Toumani Touré, al actual mandatario de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, e incluso a Nelson Mandela.

También trabajó como cónsul honorario de Burkina Faso sin salario, un puesto que asumió por su amistad con el presidente Saye Zerbo, y llegó a ser amigo del "Che Guevara africano", el que fuera mandatario de ese país Thomas Sankara, con quien, sin embargo, acabó enemistándose.

UN RECONOCIMIENTO AL APELLIDO SUÁREZ

Suárez ha recibido varias distinciones de Senegal y España, pero su favorita es la Orden del Mérito Civil, que le otorgó en 2018 el rey Felipe VI.

"Considero que, si se sabe que mi padre fue asesinado por un Gobierno franquista del cual sale el rey Juan Carlos, el hecho de que hoy en día me hayan dado la más alta distinción de la Orden del Mérito español es un reconocimiento al apellido Suárez, más que a mí personalmente", explica.

Sintiéndose afortunado por su intensa vida, Suárez ha hecho de este país africano su casa. "Tengo la impresión de haberme llevado conmigo mis raíces. Y las he plantado en este país que me acogió maravillosamente bien".

Por eso, no tiene dudas de que se quedará aquí para siempre. "Y que me muera donde quiera, que quiero que me traigan aquí, que me entierren aquí, en Senegal".

María Rodríguez

(c) Agencia EFE