Brasil da su último adiós a Casaldáliga entre cantos indígenas de la Amazonía

São Félix de Araguaia (Brasil) 12 ago (EFE).- Brasil dio su último adiós al español Pere Casaldáliga en el corazón de la Amazonía, donde el llamado "obispo de los pobres" fue 'sembrado' este miércoles a los pies de un árbol en un cementerio indígena, entre cánticos y palmas de esperanza de aquellos que defendió hasta la muerte.

"Entiérrenme en el río, cerca de una garza blanca, el resto ya será mío". Así rezaba uno de los versos escritos por el religioso, uno de los máximos exponentes de la Teología de Liberación y figura clave en Latinoamérica en el ámbito de los derechos humanos, y así se hizo.

Sus restos ahora reposan bajo un árbol de Pequi -símbolo de la cultura regional-, en la ribera del río Araguaia y rodeado de los suyos en el remoto municipio de Sao Félix do Araguaia, estado de Mato Grosso, donde vivió más de 50 años en una casa de barro y combatió las injusticias contra los más desvalidos.

Hijo de campesinos y ordenado sacerdote en la España de la dictadura franquista, Casaldáliga falleció el pasado sábado a los 92 años por una infección pulmonar, agravada por el parkinson que ya sufría, tras pasar varios días hospitalizado en el interior de Sao Paulo y una vida dedicada a los pobres.

Desde su muerte se han multiplicado las muestras de solidaridad provenientes de movimientos sociales, religiosos, indígenas y políticos. No así del presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quién hasta hoy guarda silencio.

UN ÚLTIMO ADIÓS REPLETO DE SIMBOLISMO

El cuerpo del prelado descansa ya en una tumba simple, humilde, como lo fue su vida, cavada sobre la misma tierra de un cementerio de los Iny, etnia también conocida como los Karajá, y los Peões. El acto estuvo cargado de emotividad y simbolismo.

En ese camposanto, Casaldáliga sepultó a decenas de campesinos e indígenas "muchas veces sin nombre y casi siempre sin ataúd", como recordaron este miércoles sus allegados.

"Me marcó ese silencio con los padres, los indígenas y los pájaros cantando a la orilla del río. Había una sensación de mucha paz en aquel lugar", dijo a Efe Tiago Felipe Polonha, sacerdote de la parroquia de Sao Joao Batista de Ribeirao Cascalheira, también en Mato Grosso.

Polonha relató que "todo el pueblo" quiso estar al lado de Casaldáliga y que decenas de personas fueron cargando el féretro por turnos de camino al cementerio indígena.

LOS XAVANTE RINDEN TRIBUTO A SU "APÓSTOL"

Nacido en Balsareny (Cataluña) el 16 de febrero de 1928, Casaldáliga fue nombrado obispo de la Prelatura de São Félix do Araguaia en 1971.

El título que dio a su primera carta pastoral ya fue toda una declaración de intenciones de lo que sería su incansable lucha: "Una Iglesia de la Amazonía en conflicto con el latifundio y la marginación social".

Su labor social incomodó a los grandes terratenientes del campo y generó preocupación entre los gerifaltes de la dictadura militar de Brasil (1964-1985), aunque también entre algunos sectores conservadores de la Iglesia Católica.

En esa sombría época marcada por la represión de las libertades, los militares iniciaron un programa de infraestructuras en la Amazonía que incluyó la construcción de carreteras y la expulsión de indígenas de sus tierras, y que hoy Bolsonaro quiere recuperar en parte.

En ese escenario hostil desarrolló su trabajo Casaldáliga. Una de sus más memorables actuaciones fue en la lucha por la desocupación de invasores del territorio indígena Marãiwatsédé, hogar de los Xavantes en el noreste de Mato Grosso.

Representantes de esa etnia, con el torso pintado de negro y rojo, cargaron este miércoles el ataúd del que ha sido su histórico aliado y clavaron una cruz de madera en su tumba.

Después, la tierra sobre la que reposan los restos del obispo fue cubriéndose con flores y escritos de sus feligreses.

UN FUNERAL REIVINDICATIVO

Los homenajes en Sao Félix do Araguaia comenzaron este miércoles con un funeral en el Centro Comunitario Tía Irene, al que asistieron decenas de religiosos, vecinos de la localidad e indígenas, todos ellos vestidos con mascarillas debido a la pandemia del coronavirus.

Se impartió una misa en su recuerdo y acto seguido los Xavantes realizaron un ritual alrededor del cuerpo embalsamado del también poeta Casaldáliga, que yacía en una canoa indígena.

Los cánticos de este pueblo ancestral y las oraciones recitadas en la ceremonia reivindicaron la igualdad y exigieron respeto a la vida como forma de reivindicar su legado.

"Trató a todos los pueblos por igual, sin importar la procedencia. Eso es lo que va a quedar, como la persona que entró en las casas, que visitó las familias, que estuvo al lado de todos. El mundo necesita de eso para acabar la división que existe", resumió el padre Polonha.

(c) Agencia EFE