Vicente Viloni, sobre su pelea con La Masa: “A un compañero no se lo traiciona”

Vicente Viloni
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Sentado en el comedor de su casa y más serio que de costumbre, Vicente Viloni levanta la vista, se corre el pelo rubio de la cara y con una voz que se quiebra en el aire dice: “Hace más de un año y medio que estoy sin subir al ring. La última vez que luché fue en febrero, y en marzo empezó la pandemia. Acá estamos, sobreviviendo”, dice a LA NACION.

Solamente el coronavirus podía frenar al ídolo de 100% Lucha. Al que William Boo conoció de adolescente, cuando todavía ni soñaba con subirse a un ring y le vaticinó: “Vos vas a ser una estrella y yo te voy a enseñar”. El que se jugó la vida tantas veces sobre el ring del “Estudio Estadio de Telefe” encontró su batalla más difícil lejos de él. Luego de la cancelación del programa en 2010, Viloni se transformó en luchador independiente y durante una década recibió varios golpes inesperados, de los que todavía se está recuperando.

-¿Cómo siguió tu vida luego del final de 100% Lucha?

-Mirá, al principio no sabíamos que iba a terminar. En 2011 pasaron algunos programas repetidos y a Eduardo (Husni) le decían que después de las repeticiones largaba la nueva temporada, pero pasó el año sin novedades. Finalmente en 2012 nos avisaron que no seguíamos más.

-Y ahí fue que te volviste independiente.

-Sí, empecé a luchar para compañeros como Tito Morán, Mugre o El gitano Ivanoff (a quien conocía de su paso por Titanes en el ring). Con Musambe Tutu armamos una troupe que se llamó Lucha extrema. Estuvimos en un canal de La Plata durante casi un año, y también tuve una peluquería.

-¿Una peluquería?

-Sí, se llamaba La nave mágica, tenía un acuario gigante, un barco pirata, un pelotero, metegol, Playstation. Estaba buenísima.

-¿Vos cortabas el pelo?

-No, yo estaba en la recepción. Surgió la idea con un amigo que es peluquero y mago. Laburamos muy bien durante tres años y medio, pero cuando empezó la pandemia la tuve que cerrar porque no me alcanzaba para pagar el alquiler del local y los impuestos. Encima no era mi palo y como dice el dicho “zapatero a tus zapatos”.

-En paralelo abriste un gimnasio.

-Sí, con El primo, en Sociedad de Fomento y Barrio Uno de Ezeiza, enfrente del predio de la AFA. Fue nuestro sueño desde que éramos chicos, desde que empezamos con los fierros. Tenemos hasta escalera mecánica, mucha maquinaria de última generación.

-Y nuevamente la pandemia frustró todo.

-Tal cual, lo abrimos seis meses antes de la pandemia, en septiembre de 2019. En marzo cerramos y volvimos el 21 de septiembre y ahora otra vez cerrado. En un año y medio lo pudimos hacer laburar seis meses.

-La pelea más difícil de tu vida fue contra el coronavirus.

-Y un poco sí. También me afectó mucho a nivel profesional. Tenía proyectos para viajar a México, Japón, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay, pero quedó todo en el camino, Durante tres años estuve en Perú, como parte de Imperio Lucha Libre, una empresa que se armó con luchadores de todo el mundo, incluso ex WWE [una empresa estadounidense dedicada principalmente a la lucha libre profesional], como Jeff y Matt Hardy, Chavo Guerrero, Rey Fenix y Brian Cage. Me sirvió mucho como experiencia luchar con grandes figuras, y pude demostrar que la Argentina está a la misma altura o incluso mejor que el resto de los países. Acá lo único que nos falta es la producción, pero hay mucho talento. Un ejemplo son Hip Hop Man y Mosca, que están luchando en México y dejando bien en alto a nuestro país.

-Ya que nombrás a la WWE, hay una historia que nunca quedó clara sobre la visita del hijo del dueño de la empresa a 100% Lucha.

-Sí, fue en 2007. Vino Shane McMahon a ver el programa. En ese momento nosotros competíamos con el programa de la WWE, que lo daban a la misma hora por Canal 9, y le pasábamos el trapo a dos manos. Creo que éramos el único país del planeta donde ellos no podían entrar con todo su arsenal de marketing. Incluso habían venido John Cena y Melina, que eran las dos figuras en ese momento, y no pasó nada.

-¿Pudiste hablar con McMahon?

-No, porque se quedó a las dos o tres primeras peleas y se fue. Ese día yo luchaba en la última contra el Teniente Murphy. Según Eduardo Husni, que estuvo en reuniones un par de meses con ellos, querían comprar el formato de 100% Lucha para hacerlo en todo Latinoamérica bajo las siglas de WWE. Él me contó que uno de los empresarios le dijo: “Vos no sabés lo que tenés en las manos”, y Eduardo sabía muy bien lo que tenía. Creo que si se hubiera dado, hoy todavía estaríamos laburando.

-¿Y por qué no se dio?

-Se dijeron tantas cosas. Muchos creemos que en realidad vinieron a espiar quiénes éramos, cómo trabajábamos. Si en el camino quisieron llevarse algún luchador nuestro, nunca nos enteramos. Igual creo que la producción no les hubiera dicho que sí porque se habría caído el negocio acá. No sé, son cosas que se me ocurren.

-Habría sido una gran oportunidad para vos.

-Mirá, todavía hoy están llevando muchos latinos. Ellos me conocen. En Imperio de Lucha Libre estuve con el que era relator de la WWE, y me decía que ven todo de todo el mundo. La AAA [La Asociación de Lucha Libre] de México me quiere allá también, incluso hablé con el dueño.

-Y otra vez la pandemia frenó todo.

-Entre otras cosas. Yo por ahora no puedo viajar por temas de laburo, y por problemas de salud de mi papá, él vive a la vuelta de casa y lo estoy cuidando. En este tiempo no tengo muchas chances de viajar, pero igualmente hay un proyecto muy interesante para hacer acá.

La vuelta de 100% Lucha y su pelea con La Masa

La cara de Vicente Viloni se transforma. Aquella mirada apesadumbrada del inicio de la entrevista tiene otro brillo cuando sueña despierto con el regreso de 100% Lucha. Lo que hace una década parecía imposible, hoy está cada vez más cerca de convertirse en realidad. Pero hay dos problemas: un nivel de producción que esté a la altura, no ya del recuerdo sino de los programas actuales de lucha libre; y volver a integrar un grupo de trabajo con La Masa, cuyo antagonismo trascendió la ficción televisiva y se volvió tan doloroso como real. Lo primero está casi resuelto, lo segundo todavía no.

-Hablemos de la posible vuelta del programa.

-Jorge “Acero” Cali tiene la intención de llevar la lucha libre a la televisión. La idea es que estén Leo Montero, Eduardo Husni y Osvaldo Príncipi. Después se va a hacer una prueba a nuevos luchadores. Incluso teníamos fecha, pero por la pandemia la tuvimos que cancelar. Seguramente también van a estar muchos conocidos, que quieran y que estén en un excelente estado físico porque el programa lo va a necesitar. Lo bueno de este proyecto es que no es algo que hay que probar porque ya está probado. El productor que se juegue sabe que va a ganar. Hay gente en México que está interesada. A lo mejor también participa mi hija Daiana.

-¿La que apareció en televisión como concursante de Quién quiere ser millonario?

-Claro. La gente sabía que tenía una hija, pero cuando la vieron quedaron impactados. Ella hace Wellness, una disciplina que está entre el fisicoculturismo y el fitness. Fue campeona argentina y está haciendo una carrera bárbara. Jorge quiere que esté y ella quiere estar, pero ya me aclaró, si va a jugarse la vida, su cuerpo, sus huesos, quiere que sea algo importante porque ella se cuida mucho para poder trabajar de personal trainer.

-¿La Masa también va a ser parte de este nuevo programa?

-Jorge quiere que esté, pero todo el mundo sabe que yo estoy peleado con él desde 2009. Si bien tuvimos un acercamiento en la serie Zona de lucha, en ese momento yo cedí porque me lo pidieron mis compañeros.

-¿Entonces?

-Mirá, cuando Jorge me habló del tema, lo primero que le dije es no, pero después me lo puse a pensar, lo charlé acá en casa con mi familia, lo llamé y le dije: “Vamos para adelante”. Lo bueno es que me lo voy a poder encontrar de nuevo frente a frente y le voy a poder dar para que tenga.

-Aunque muchos creen que el enfrentamiento entre ustedes fue televisivo, me consta que se trasladó a lo personal. ¿Podés después de tantos años contar la verdad sobre lo qué pasó?

-Son cosas que me guardo, él lo sabe y yo lo sé. No me gusta ventilar problemas de hace diez años. Creo que no sirve revolver esas cosas. Hace poco hablamos, él me pidió disculpas y yo se las acepté, pero ahora va a ser solo laburo.

-¿Pero el problema fue arriba o abajo del ring?

-No, no tuvo nada que ver con una lucha. Más allá de la rivalidad que teníamos éramos compañeros y a un compañero no se lo traiciona. No fue algo grave, fue chico, pero dolió. Ya está, ya pasó. Él me dijo que no se acuerda, pero igual nada se va a solucionar. Hoy las cosas pasaron y la rivalidad que teníamos con La Masa hasta el día de hoy es recordada. Por más que también están McFloyd, Murphy, El primo, Dimitri, que también fueron grandes rivales, la que más recuerda la gente es la que tuve con él.

El día que Viloni estuvo a punto de morir

Vicente Viloni espera ansioso el regreso de 100 Lucha
Vicente Viloni espera ansioso el regreso de 100 Lucha


Vicente Viloni espera ansioso el regreso de 100 Lucha

-Antes me decías que nunca quedó claro por qué se levantó 100% Lucha, pero en su momento se hablaba que no era muy bien visto el nivel de violencia del programa.

-Si vamos a hablar de agresión y de violencia, al lado de la tele de ahora, nosotros éramos bebés de pecho. Hay sexo, droga, es muy fuerte. Dábamos siempre un mensaje bueno. Hay muchos chicos que practican deporte porque escuchaban los consejos del programa. Obvio que es un deporte de contacto físico, pero es sano.

-Pero ustedes hacían cosas muy arriesgadas. Me acuerdo de la lucha con McFloyd en el corralón de materiales donde te tiraba sobre un volquete de arena. O cuando te caíste por el hueco de un ascensor.

-Eso es cierto. Llegó un punto en que la producción nos llamaba la atención todo el tiempo porque hacíamos cosas cada vez más exigidas. La del ascensor fue brava, no se vio en televisión. Fue en aquella lucha con McFloyd que me dejó colgado de la grúa. Habíamos salido del estudio peleando y me tiró contra el ascensor de carga de Telefe. La puerta se descarriló y yo me caí al pozo, quedé colgado del borde a dos pisos de altura. Zafé por dos cosas: porque el ascensor estaba en el piso de arriba y nadie lo llamó y porque me sostuve como pude. Al toque me ayudaron y salí. Me lastimé y me golpeé por todos lados.

-¿No sentiste que habías cruzado un límite en relación al riesgo?

-Es que por más seguridad que tengas, el riesgo siempre está. Si es por matarte, te podés matar con cosas simples. No hace falta caer veinte metros a un volquete. Muchos luchadores murieron por una patada mal dada. Por más que te cuides, la muerte está presente apenas subís la escalerita del ring.

-¿Cuál fue tu lesión más grave?

-Fue una fractura de peroné en la época de Titanes en el ring cuando hacía el personaje de Míster Moto. Esa me dejó con yeso y 45 días en cama. Fue la más grave porque tuve que esperar a que el hueso se suelde. Cuando hay humedad todavía me duele; bah, me duele todo el cuerpo por la cantidad de golpes que llevo encima.

-¿Que tu hija pueda ir por ese mismo camino no te da miedo?

-Como padre todo me da preocupación. Ya me preocupo cuando la veo entrenar porque hace sentadillas con 140 kilos, pesas con 400. Tiene una genética bárbara, una fuerza impresionante. Claro que te da miedo que se lesione, que no pueda seguir, le ha pasado a muchos. También está mi otro hijo, Sebastián, tiene 16 años y desde hace dos que hace fierros. Es profe conmigo en el gimnasio, pero no le llama la atención la lucha. Yo no los obligo, ellos hacen lo que sienten, lo que les gusta.

-¿Qué te falta hacer en la vida?

-Soy un tipo que no me puedo quejar de nada, soy un privilegiado con todo lo que viví, con mi familia y conmigo mismo. Ver a mis hijos cuidarse con las comidas, apartados del alcohol, del tabaco, de las drogas, de todo lo malo ya es un privilegio. Lo que sí me falta es cerrar mi carrera a lo grande porque yo terminé de golpe. Un luchador se retira cuando lo pide el cuerpo y hoy todavía me siento entero. No la estoy pasando bien anímicamente porque estoy alejado de lo que amo y no sé hasta cuándo. Yo soy muy realista, y veo que todavía no estamos bien y no sé qué va a pasar. Ojalá que el año que viene te pueda llamar para decirte: “Voy a luchar de nuevo”.