Para viajar no basta con hacer las maletas: así nos preparamos para viajar seguros

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“Quien vive ve mucho, quien viaja ve más”, dice un proverbio árabe. Lo que no quita que convenga ser precavidos si decidimos salir a ver mundo.

Cuando viajamos a otro país, además de planificar la ruta, conviene buscar información sobre qué medidas preventivas debemos tomar para mantenernos seguros y sanos en nuestro viaje.

Del mismo modo que al viajar a ciertos destinos necesitamos realizar trámites burocráticos, así como empaparnos de sus costumbres y normas culturales para adaptarnos a ellas, conviene tener en mente que corremos el riesgo de entrar en contacto con microorganismos que causan enfermedades infecciosas distintas a las de nuestro entorno habitual. Incluso podemos sufrir problemas de salud debidos a malas condiciones ambientales o higiénicas.

Antes del viaje

Antes de partir, es recomendable visitar algunas páginas web interesantes. La página de recomendaciones de viaje del Ministerio de Exteriores permite inscribirse en un registro viajero y aporta información sobre el destino. La página de consejos sanitarios para el viajero internacional del Ministerio de Sanidad o la de viajar seguro de la Fundación iO también son útiles en las vísperas de un viaje.

Para ciertos destinos, puede ser interesante reservar con varios meses de antelación una visita a un Centro de Vacunación Internacional. En estos centros se asesora al viajero con consejos sanitarios y medidas preventivas recomendadas, además de proporcionar información sobre la situación sanitaria del país que visitamos.

Otra alternativa es consultar en uno de los más de 13 000 centros de atención primaria locales, donde también facilitan esta información y nos pueden administrar la mayoría de las vacunas necesarias.

Las vacunas pueden ser obligatorias (para enfermedades como la fiebre amarilla en ciertos países de África o Sudamérica, o la meningitis meningocócica tetravalente y la polio en ciertos destinos y circunstancias como la peregrinación a La Meca en Umrah y Hajj); o recomendadas (para enfermedades como la fiebre tifoidea, la hepatitis A, el cólera, la encefalitis japonesa o centroeuropea y la rabia).

Quienes padecen alguna enfermedad previa deben viajar llevando consigo un informe actualizado del historial médico y la medicación que toman regularmente. En caso de estar bajo tratamiento crónico, conviene llevar suficiente medicación para todo el tiempo que se va a pasar en el extranjero. O al menos, verificar que se puede adquirir en el país de destino.

Si viajamos a países tropicales, es muy importante llevar crema solar con alto factor de protección, así como pañuelo, gorra y gafas de sol, además de hidratarnos bien para protegernos contra el sol y el calor.

Es importante seleccionar ropa adecuada según el clima de destino (en regiones tropicales debe ser de manga larga, ligera, holgada y de colores claros), así como calzado cerrado, cómodo y transpirable para prevenir infecciones y accidentes.

Se recomienda llevar un pequeño botiquín con material de cura como tiritas, gasas, esparadrapo, algodón y antiséptico, además de algunos medicamentos como analgésicos, antihistamínicos, antiácidos o laxantes para síntomas leves.

En zonas de riesgo, es necesario llevar la medicación recomendada para la profilaxis contra la malaria. También es aconsejable llevar preservativos para prevenir infecciones de transmisión sexual y anticonceptivos para evitar embarazos no deseados.

Por último, es fundamental llevar en la maleta repelente de mosquitos y si es posible mosquiteras para prevenir las picaduras, que pueden transmitir enfermedades como la malaria, el dengue, el chikungunya, el zika o la fiebre amarilla, según las zonas.

Durante el viaje

Un pequeño problema de salud puede complicar el viaje. Por eso es tan importante adoptar medidas preventivas básicas para evitar contraer enfermedades, que incluyen:

  • Realizar un correcto lavado de manos: es una de las medidas más eficaces en la prevención de enfermedades transmisibles.

  • Seleccionar cuidadosamente lo que se come y bebe: los alimentos y bebidas contaminados son causas comunes de enfermedad entre los viajeros, generalmente manifestadas como vómitos o diarrea. La buena apariencia no garantiza la seguridad de un alimento: debe estar cocinado, cocido o pelado para consumirse. El agua dudosa se puede purificar hirviéndola un mínimo de un minuto o usando agentes químicos como lejía, cloro, yodo o pastillas purificadoras. Los microorganismos causantes de la diarrea son diversos, no hay vacuna efectiva y no se recomienda el uso de antibióticos. La deshidratación debida a la diarrea puede ser grave en todas las edades, especialmente en la infancia y en las personas mayores, por lo que es crucial beber líquidos abundantemente, preferiblemente soluciones de rehidratación oral que contengan sales y azúcares.

  • Evitar riesgos asociados a la temperatura, al clima y al medio ambiente. En ciertos países, la exposición prolongada al sol puede causar insolaciones graves. Se recomienda protegerse del sol con sombrero o pañuelo, gafas de sol y usar cremas solares con alto factor de protección. El calor intenso y la humedad pueden llevar a sentir agotamiento, así como a sufrir deshidratación o golpes de calor. Evitar la exposición al sol durante las horas principales de calor y beber líquidos abundantemente y con regularidad ayudan a evitarlo.

  • Tomar precauciones en caso de alergias para evitar exacerbaciones debido a los cambios estacionales y al contacto con alérgenos, evitando la exposición a ellos. Es recomendable llevar antihistamínicos y otros medicamentos como los corticoides y la adrenalina por si fueran necesarios.

  • Adoptar medidas preventivas para evitar las picadura de insectos y garrapatas durante todo el día. Las enfermedades transmitidas por insectos son muy frecuentes en el Sudeste Asiático, África y regiones de Latinoamérica. Para evitar el contacto con zonas de la piel expuestas, se recomienda usar ropa de manga larga y pantalones largos, preferiblemente de colores claros y evitar perfumes intensos que puedan atraer a los mosquitos. También conviene aplicar repelentes de insectos en las áreas expuestas de la piel y en la ropa. Dentro de los edificios, es aconsejable utilizar mosquiteras en ventanas y alrededor de las camas, asegurándose de que estén en buenas condiciones, sin roturas. Si es posible, se deben tratar las mosquiteras y la ropa con permetrina al 0,5 % para lograr una mayor protección. En caso de viajar con niños menores de dos es años es muy importante revisar qué repelentes se pueden aplicar.

  • Evitar el contacto con cualquier tipo de animales, incluidos los domésticos, ya que pueden no estar sometidos un adecuado control sanitario y podrían transmitir enfermedades. Para protegernos de mordeduras de serpientes u otros animales es importante usar calzado cerrado y evitar caminar por zonas oscuras o donde no se pueda ver claramente el suelo. En caso de sufrir una mordedura, es crucial buscar atención médica de inmediato.

  • Valorar la estancia en zonas de alta altitud, ya que puede ser peligrosa para personas con problemas cardíacos o pulmonares, causando insomnio, ansiedad o cefalea. El reposo y medicamentos como la acetazolamida pueden ayudar. En el alpinismo, un ascenso gradual puede prevenir estas alteraciones.

  • Hay que tener en cuenta que los baños en ríos y lagos de agua dulce pueden transmitir enfermedades, principalmente por parásitos. Se debe evitar el contacto con aguas posiblemente contaminadas y optar por piscinas con agua clorada por seguridad sanitaria. Bañarse en el mar generalmente no implica riesgos de enfermedades transmisibles, pero en algunas áreas se recomienda usar calzado protector contra picaduras de peces o medusas.

  • Considerar la importancia de protegernos contra enfermedades de transmisión sexual en los viajes: se debe utilizar siempre preservativo para prevenir la transmisión de enfermedades como la sífilis, la gonorrea, la clamidia, el VIH o la hepatitis B, las cuales han aumentado en los últimos años y son comunes en muchos países.

  • Las transfusiones de sangre o de hemoderivados infectados, así como el uso de material contaminado como cuchillas de afeitar, utensilios para tatuajes o agujas de acupuntura, pueden transmitir infecciones como el VIH, la hepatitis B y la hepatitis C.

Después del viaje

Quienes tras el viaje presenten fiebre o algún otro síntoma como diarrea, malestar general o cansancio prolongado deben acudir al médico e indicarle a dónde han viajado, ya que algunas enfermedades no se manifiestan inmediatamente y pueden presentarse bastante tiempo después del viaje. Lo más importante es actuar a tiempo.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.

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Colaborador y asesor de la Fundación iO que no recibe remuneración.

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