Venezuela: el Tribunal Supremo entrega el partido opositor Acción Democrática a un aliado del chavismo

El chavismo ha acelerado su plan para la celebración de unas elecciones sin oposición. En una sentencia nocturna que se barruntaba desde el fin de semana, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha suspendido a la actual directiva de Acción Democrática (AD), presidida hasta ahora por su líder Henry Ramos Allup, para entregársela a un personaje cercano al chavismo: Bernabé Gutiérrez.

Este exgobernador, expulsado hace dos días al conocerse sus manejos con el gobierno, presentó un recurso ante el TSJ, que ha tardado unas horas en darle la razón. Poco importa que Gutiérrez no cuente con un respaldo de un solo miembro de la junta directiva ni con el apoyo de las 25 seccionares territoriales del partido ni con las 380 agrupaciones municipales, ni tan siquiera con alguno de los diputados. El TSJ, que suma más de 100 sentencias en contra de la oposición y el Parlamento, le ha situado a dedo y de forma arbitraria al frente de una mesa directiva "ad hoc".

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"El asalto y atraco han comenzado por tratar de robarse al partido. Esa supuesta decisión de hoy del bufete de Nicolás Maduro ha ordenado robarse los símbolos y las sedes de AD y entregárselos en manos de un corrupto y un tránsfuga porque hemos decidido no participar en el fraude electoral que tiene orquestado el régimen para tratar de simular ante la opinión internacional que aquí hay democracia", respondió Allup tras reunirse esta noche con los dirigentes de su partido.

El golpe contra AD no viene solo. En los próximos días se espera que los tentáculos chavistas se estiran en contra de la centrista Primera Justicia (PJ), la socialcristiana Un Nuevo Tiempo (UNT) y Voluntad Popular (VP), partido de Juan Guaidó y Leopoldo López. Una estrategia judicial y gubernamental que no es nueva en Venezuela: se trata de la cuarta agrupación política tomada por la fuerza judicial, tras la democristiana Copei y los progresistas Podemos y Patria Para Todos, el mismo método empleado por Daniel Ortega en Nicaragua para teledirigir a una oposición colaboracionista.

"En estos momentos de tempestad quiero decirle a Venezuela que en el partido del pueblo unos quieren participar y otros no en un proceso electoral", clamó previamente Gutiérrez, olvidando que los principales partidos de la oposición están suspendidos y sus líderes, inhabilitados.

"El régimen cree que robando los símbolos del partido del pueblo, AD se colocará de rodillas. ¡Imposible! El partido que sembró la democracia y derrocó la dictadura, con líderes históricos con Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez (CAP) y Ramos Allup jamás se arrodillará", protestó el diputado Luis Florido.

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El objetivo inicial es "llevar adelante el proceso de reestructuración del partido", pero la realidad es que el chavismo camina con paso firme para hacerse con el control de los cuatro principales partidos de la oposición, empezando por AD, unas siglas históricas que gobernaron el país, con Carlos Andrés Pérez a la cabeza, durante la época de la bonanza petrolera. Este partido socialdemócrata, que forma parte de la Internacional Socialista, cuenta con el mayor número de militantes en el seno de la oposición y con la segunda bancada más fuerte en el Parlamento.

"A AD pretenden cobrarle el hecho de permanecer firmes y no vender sus principios y quedarse de lado del pueblo venezolano, que hoy continúa luchando por su libertad", denunció el gobierno interino de Juan Guaidó, que en un comunicado constató que el gobierno está construyendo una "oposición leal".

El golpe contra AD sucede solo horas después de que el TSJ juramentara a los cinco nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), nombrados a dedo por el propio tribunal. Y para dejar claro que todo está muy estudiado, uno de los rectores es José Luis Gutiérrez, hermano de Bernabé Gutiérrez. Así todo queda en familia.

El resto de elegidos son tres conocidos militantes de la revolución y un representante de los grupúsculos de la oposición que cohabita con el gobierno, que ya se presentaron a las elecciones presidenciales de 2018, repudiadas por las democracias de Europa y América. Un solo detalle: los padrinos de la llamada Mesa del Diálogo Nacional fueron el canciller ruso, Serguéi Lavrov, y el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, principal portavoz de Nicolás Maduro en Europa.