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Venezuela: El sombrío panorama de millones de estudiantes sin clases por la crisis eléctrica

Varias estudiantes se dirigen a pie por una vereda a lo largo del río Táchira en el lado de Venezuela para ir a la escuela en Colombia, cerca del Puente Internacional Francisco de Paula Santander, el miércoles 6 de marzo de 2019. (AP Foto/Martín Mejia)
Varias estudiantes se dirigen a pie por una vereda a lo largo del río Táchira en el lado de Venezuela para ir a la escuela en Colombia, cerca del Puente Internacional Francisco de Paula Santander, el miércoles 6 de marzo de 2019. (AP Foto/Martín Mejia)

En Venezuela, la educación también está en penumbras.

Unos 10,5 millones de estudiantes venezolanos, que representan un tercio del total de la población, recibieron 8 días de clases en el mes de marzo.

La extensión y prolongación de los apagones nacionales obligaron al gobierno a suspender las actividades escolares en varias ocasiones desde el pasado 7 de marzo.

Pocos piensan que la situación mejorará aunque el presidente de facto, Nicolás Maduro, anunció el reinicio de las actividades para el miércoles 3 de abril. Los padres piensan que aunque llegue la luz, la educación de sus hijos seguirá en caída libre.

Expertos han asegurado que el sistema eléctrico permanecerá inestable mientras persistan las condiciones que lo llevaron a su actual situación de deterioro: falta de mantenimiento, obras inconclusas y el manejo de personas inexpertas que reemplazaron a los trabajadores calificados que partieron al extranjero en busca de mejores oportunidades laborales.

Más allá de los pormenores del servicio eléctrico, las redes sociales hervían con comentarios de padres angustiados que temen por la educación de sus hijos.

Educar en casa

Ante la incertidumbre y la inactividad de los menores, algunos han intentado establecer rutinas escolares para los niños dentro del hogar.

María Gabriela Riera levanta a sus hijos alrededor de las 8 de la mañana. Ayuda a Mariana, de 6 años, a practicar lectura, le lee cuentos y la estimula a dibujar mientras que Samuel, de 12 años, realiza ejercicios de matemática y estudia sus libros de sexto grado de primaria.

Los niños colaboran con el orden y el aseo de la casa antes del almuerzo y en la tarde salen a jugar con otros amigos del edificio. Los padres de la comunidad se organizaron para turnarse en la supervisión de los muchachos mientras juegan en el patio.

Lisseth Boom también se las ha ingeniado para mantener entretenida a su hija Martina, de 10 años. “Hemos hecho tablas de multiplicar, hemos leído capítulos de Harry Potter y también hemos hecho manualidades. Nos hemos ido al Ávila. También me la he llevado a la oficina donde tenemos planta y ha podido jugar con la tableta o ver vídeos en YouTube”.

Maduro vuelve a la carga: “Resistencia activa”

Las horas de clases perdidas no parecen ser una prioridad para Maduro, quien anunció que los estudiantes de todos los niveles de enseñanza regresarían a las aulas a partir del miércoles.
El objetivo del gobierno será que los estudiantes se mantengan en “resistencia activa” para lograr la recuperación del sistema eléctrico desde las aulas. Los docentes deberán explicar a los alumnos “la batalla” que enfrenta la revolución “contra los ataques terroristas”.

“Llamo a las maestras y maestros del gran gremio de la educación venezolana a prepararnos para volver a clase en resistencia. Volver al progreso de la educación y la cultura del país en resistencia. Acompañando el plan de administración de carga y recuperación del país. De recostrucción de los daños terroristas que nos han hecho”, expreso Maduro en cadena nacional

Gobierno vs Bachelet

El ministro de Educación, Aristóbulo Isturiz, dijo al iniciar el año escolar en septiembre de 2018 que unos 6,4 millones de niños estaban inscritos en escuelas públicas y 1,2 millones en escuelas privadas.

Y Maduro aseguró en su Memoria y Cuenta del año pasado aseguró que la matrícula de primaria había aumentado un 7% y mientras que el número de estudiantes universitario subió un 5%.

Pero la prensa independiente denunció un incremento del ausentismo escolar porque los padres no tenían dinero para alimentar a sus niños o para pagar el transporte hasta la escuela. También informó sobre el bajo rendimiento entre alumnos que iban hambrientos a los planteles y donde ya no funcionaba el Programa de Alimentación Escolar (PAE)

En la recta final del año escolar, la situación no ha hecho sino empeorar.

Un informe preliminar de una comisión técnica enviada en febrero a Venezuela por la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, indicó que la grave crisis ha dejado sin educación a un millón de niños.

“Más de un millón de niños han dejado de asistir a la escuela, la mayoría porque sus padres no pueden proporcionarles el desayuno, porque los programas de almuerzo escolar han colapsado, por la escasez de transporte público a precios asequibles, o por la falta de docentes y personal escolar, muchos de los cuales han abandonado el país”. leyó Bachelet en la ONU.

Medidas excepcionales

La Organización no guberamental de defensa de los derechos de la Infancia Cecodap ha insistido en la aplicación de un programa de educación especialmente diseñado para funcionar en situaciones de emergencia y desastres.

Su coordinador Carlos Trepani expresó que toda la comunidad educativa debe colaborar para reanudar las actividades escolares. “Como padres debemos ayudar al colegio, llevar agua, ayudar a maestros con transporte y comida, ellos también están en crisis”.

Entretando, el Observatorio Educativo de Venezuela (OEV) dijo que las interrupciones del calendario habían sido tan extensas que era necesario reprogramar el año escolar.

El OEV alertó que los preparativos para reiniciar las clases “no incluían pautas específicas para tratar ni la situación emocional de los estudiantes, ni la restauración de la rutina de trabajo, ni mucho menos, la recuperación del tiempo y los aprendizajes perdidos por las interrupciones y las condiciones en las que se dieron”.