‘Vendí mi cabra y viajé 480 kilómetros para pedirle al presidente una oportunidad para estudiar’

James Kassaga Arinaitwe superó todas las barreras para obtener una educación. Hoy en día cree que los jóvenes de África son la clave para que otras personas tengan acceso al aprendizaje de forma más sencilla.

“Cuando eres un niño que crece en las zonas rurales de Uganda a finales de los años ‘80, no tienes ninguna garantía de obtener una educación de calidad. Asistir a la escuela significaba hacer una caminata de 14 kilómetros al día, para llegar a una clase donde faltaban los libros y podía haber hasta 100 estudiantes por maestro”.

“Para complicar aún más las cosas, a los 10 años ya había perdido a mi familia más cercana debido al VIH/sida y otras enfermedades que pueden ser prevenidas”.

“Sin embargo, no todo era sombrío. Mi abuela estaba conmigo y uno de mis maestros se convirtió en mi mentor. Con su apoyo y trabajando duro, obtuve las mejores calificaciones del país al terminar la escuela primaria”.

“Pero cuando llegó el momento de ir a la preparatoria, ni mi abuela ni yo podíamos pagar la matrícula. Dado que ambos valoramos mucho la educación, ideamos un plan. Vendí mi única cabra y usé el dinero para emprender un viaje de casi 500 kilómetros en autobús y a pie, para pedirle al Presidente de Uganda que me ofreciera la oportunidad de ir a la escuela”.

“Después de intentar varias veces entrar en su casa, que estaba muy bien protegida, pude reunirme con la Primera Dama, la Sra. Janet Museveni, y ella me dio una beca para que asistiera a una escuela privada”.

“Obtuve el título de diplomado y licenciado en dos universidades de Estados Unidos. Fui elegido como uno de los 40 graduados, dentro de un grupo de 10.000, para trabajar con el ex presidente Jimmy Carter en The Carter Center. He ayudado a organizar becas para otros estudiantes en Uganda, y hoy tengo una beca Acumen y del Aspen Institute. Gracias a ello he podido viajar a la India para estudiar el sistema de educación y las experiencias que los jóvenes tienen allí”.

“Por la noche, a menudo me pregunto dónde estaría si no hubiera hecho ese viaje de 500 kilómetros o si la Primera Dama de Uganda hubiese rechazado mi solicitud de ayuda para estudiar. Me doy cuenta de que he tenido mucha suerte y estoy decidido a ayudar a los demás para que tengan las oportunidades para acceder a la educación que yo tuve”.

“Pasé el último año trabajando y viviendo en la India, me impresionó el compromiso del Gobierno con la innovación en materia de educación y el desarrollo de habilidades. Se ha dedicado mucho en ayudar a los jóvenes emprendedores a través de programas como STAR Scheme”.

“También he notado que muchos jóvenes indios ayudan a los demás, brindan su tiempo o los conocimientos que adquirieron durante su carrera para enseñar o guiar a otros jóvenes, a través de organizaciones y fundaciones para la educación como Teach for India, Pratham, Dasra y 3.2.1.

“¿Qué les diferencia de otros países en vías de desarrollo? En países como Uganda, la mayoría de los jóvenes pobres han tenido muy poco apoyo o acompañamiento. A muchos les pasó lo mismo que a mí y han perdido a familiares o no tienen modelos a seguir, porque nadie en su familia ha llegado al bachillerato y mucho menos a la universidad”.

“Para llegar a esas comunidades tenemos que aprovechar el poder, la creatividad y la energía de la juventud que ya ha estudiado. Y África es el lugar perfecto para que ocurra algo así”.

“África es el continente más joven del mundo, un 80% de su población tiene menos de 35 años y un 50% está por debajo de los 16 años. Los jóvenes son entusiastas y tienen muchas ideas e innovaciones, desean que ocurran transformaciones, no solo en su forma de vida sino también en sus países y continente”.

“En los próximos 15 años podríamos aprender de la India y mejorar nuestro sistema educativo para cumplir el Objetivo Global 4”.

“En Uganda, 40.000 estudiantes se gradúan cada año pero solo 8.000 encuentran un empleo decente. Sin embargo, el país necesita 300.000 profesores”.

“¿Por qué no formamos a esos graduados como profesores para el cambio y mentores que ayuden a llenar el enorme agujero de docentes que hay en todo el país? ¿Por qué no aprovechar su creatividad, energía y pensamiento crítico para encontrar soluciones que permitan reformar nuestro sistema educativo de manera que podamos resolver el desajuste entre la preparación y las oportunidades profesionales al terminar la escuela? Cuando termine mi beca Acumen, espero dedicarme a ello”.

“Si aunamos esfuerzos, los jóvenes con visión y conocimientos pueden permitirnos resolver muchos de nuestros problemas sociales, sobre todo nuestra crisis educativa. Pero, igual que ocurre en la India, para dar el próximo paso y llegar hasta las personas que realmente precisan ayuda necesitamos el apoyo del gobierno, las empresas y la sociedad civil”.

“Sueño con una África mejor y un mundo en el que todos los niños sean vistos como seres activos y motores de nuestra estabilidad económica y social, no como una carga para el continente. Hago un llamado a todos los jóvenes profesionales del mundo para que trabajemos juntos en aras de alcanzar el Objetivo Global 4: Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad que promueva oportunidades de aprendizaje y una vida digna para todos”.

James Kassaga Arinaitwe tiene una beca Acumen y del Aspen Institute New Voices. Ha trabajado como gerente especial de proyectos en LabourNet, una organización de Bangalore, India, dedicada a mejorar la vida de los trabajadores. Su cuenta en Twitter es: @JamesArinaitwe

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