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¿El VAR? La excusa perfecta para no hablar de la mediocre capacidad de reacción del Barça

Spanish referee Juan Martinez Munuera (C) officiates the Spanish League football match between Barcelona and Real Madrid at the Camp Nou stadium in Barcelona on October 24, 2020. (Photo by LLUIS GENE / AFP) (Photo by LLUIS GENE/AFP via Getty Images)
Los jugadores del Barça esperan la decisión del árbitro. (Foto by LLUIS GENE/AFP via Getty Images)

Juan Martínez Munuera. A priori, es un nombre que no les dirá mucho. Un desconocido. Nadie importante. Después de comprobar que ha sido el árbitro encargado de pitar el penalti decisivo para que el Real Madrid remontase el partido, seguro que cambiarán de opinión. Todas las miradas se arremolinarán en torno a una figura incontrolable que ha alterado el rumbo del encuentro con una determinación polémica: el penalti del 1-2. Sin embargo, esta acción arbitral no debería tapar las carencias competitivas que ha demostrado el Barça de Ronald Koeman durante El Clásico.

El escándalo arbitral que se creará no puede evitar arrojar la mirada hacia un equipo en construcción que ha evidenciado una serie de debilidades estructurales muy preocupantes. Para empezar, hay que hablar del planteamiento y dibujo de un técnico que prefiere sacrificar el control de su equipo a pesar de dar pie a un intercambio de golpes saldado con derrota.

Es cierto que Koeman trata de verticalizar un conjunto que pecaba de pases horizontales y falta de desborde en la última línea, pero por el camino se ha olvidado de dominar el ritmo del partido. Entre tanto mediapunta (Pedri, Messi, Coutinho) no ha habido espacio para juntarse a través del balón y arrebatarle la posesión al Real Madrid. La fórmula de los dos centrocampistas y los cuatros delanteros ha terminado por desequilibrar y partir a un equipo que necesita tener el balón para sentirse cómodo y manejar el encuentro a su antojo. Sin pelota, el Barça se pierde.

En segundo lugar, tampoco hay que permitir que el blanco colectivo hacia el colegiado tape el deficiente partido de Sergio Busquets. El catalán ya hace tiempo que sufrió un bajón considerable en su juego, pero su actuación ante el Real Madrid ha sido clave para que el cuadro de Zidane haya obtenido la victoria. En este sentido, Karim Benzema se encargó de explotar todas y cada una de las decisiones erróneas del centrocampista culé. A los lados, a su espalda e incluso frente a frente. Karim no dudó en detectar sus problemas a campo abierto y sembrar la semilla del triunfo en una de su exhibición particular. Muchos fallos ante un delantero con mente de mediapunta que castiga sin piedad a la hora de trenzar el juego.

Por otra parte, mal haría el aficionado culé en obviar la falta de determinación de Philippe Coutinho. El brasileño tuvo el partido en su cabeza, pero su testarazo se marchó fregando el palo en una acción clave. Sin aparecer entre líneas ni machacar la espalda de un Casemiro que se cargó con una tarjeta amarilla demasiado rápido. Demasiado tímido, desaparecido e irrelevante. Sin estar a la altura del desafío pese al buen inicio de curso. La entidad azulgrana pide más de una estrella que se resiste a abrazar ese rol.

Además, hay que volver a incidir en Ronald Koeman. En este caso, es necesario juzgar su dirección de campo en contraposición a la de Zidane. Y es que mientras el técnico blanco reforzó las debilidades defensivas de su equipo con la entrada de Lucas Vázquez como lateral y la implicación de Marco Asensio en tareas defensivas, Koeman tardó tanto en rectificar que cuando quiso girar el partido ya era demasiado tarde. Los tres cambios en el minuto 81 (Pedri, Busquets, Fati; fuera y Griezmann, Trincao, Dembélé; dentro) no tuvieron el tiempo necesario como para incidir en el partido. Tarde y mal, el Barça no pudo reaccionar al gol de Sergio Ramos desde el punto de penalti.

Por último, quizás es inevitable dirigir la mirada hacia la entrevista post-partido. ¿Por qué salió a dar la cara un futbolista recién fichado que no habla español como Sergiño Dest? ¿Dónde están los capitanes del Barça tras perder un Clásico? ¿Dónde está Leo Messi, capitán y buque insignia del club azulgrana? Esto, que puede parecer una anécdota sobre el papel, esconde una falta de valentía y responsabilidad jerárquica más que alarmante. Ojalá una decisión arbitral no tape los problemas del Barça. Ojalá haya más espacio para la autocrítica que para el victimismo.

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