Cómo Vanessa Guzmán quiere eclipsar su mala reputación centrándose solo en ella

A veces sucede que a una celebridad se le "suben los humos" en algún punto de su carrera y pasa un tiempo en que se vuelve inaccesible e insoportable en su vida real. A veces se le bajan y otras, le cuestan el estatus que tiene; todo indica que el de Vanessa Guzmán, ex Nuestra Belleza, y también al parecer ahora exactriz, es de esos casos.

Después que su total falta de química con Gabriel Soto hiciera que 'Soltero con hijas' no funcionara como se esperaba, la carrera de Vanessa Guzmán como actriz volvió a la pausa en la que estaba desde años atrás, con más fuerza: se le hizo fama de no querer ser buena compañera y nada menos que Cynthia Klitbo la puso en evidencia: llamó “soberbia” y “despreciable” a la Guzmán debido a que considera es la actriz con la que peor ha trabajado. Ambas compartieron créditos en 2009 en la telenovela 'Atrévete a soñar'.

Klitbo reprochó que Vanessa ignorara a sus compañeros fuera de grabaciones, que no intercambiara palabras con nadie y que además retrasara grabaciones, esto último lo confirmó Violeta Isfel, que declaró a Sale el sol: "Quiero dejar claro que no tomo partido de ninguna forma, lo único que sí veía es que no podíamos tocarla (a Vanessa Guzmán), o sea, sí en las escenas, pero no fuera de ellas”, y agregó "No sé en qué momento de su vida Vanessa estuviera cuando grabamos... Creo que tener un compañero con el que no puedas trabajar es muy difícil".

Sumamente molesta, hace poco Cynthia revivió aquellos roces en su plataforma de Instagram, llamando “soberbia" a su excompañera, además de compartir las definiciones de humildad, altanería, ignorancia y hasta explicar qué es la personalidad déspota, que varios excolegas —entre ellos la legendaria Julissa, quien siempre se ha considerado una persona justa que no habla por hablar— le atribuyen a la chihuahuense.

Hay que recordar que ella ejerció su derecho de réplica en el programa ¡Cuéntamelo ya!, diciendo que lo que ella tenía era ansiedad, ocasionada por el estrés y que no era altanera y no estaba dispuesta a ser criticada por nadie.

No voy a permitir que nadie vuelva a poner etiquetas, no voy a permitir que nadie ponga palabras en mi boca”, apuntó con lo que, de nuevo, parecía ser soberbia. Esto lo expuso también en sus redes: "Existen brotes de envidia en el hogar, en el trabajo, en los grupos, las comunidades, en el mundo de los artistas profesionales..hasta en las familias ¡por todos lados! Quien triunfa, como yo, el que brilla, que lo hace bien ¡pobre!... La envidia existe en las relaciones humanas en dosis mucho más elevadas de lo que comúnmente se cree y a mí lo que me han tenido es envidia".

Fuera o no eso, lo cierto es que fue un error haberla llevado como protagonista en una telenovela de corte romántico: el co-protagonista, Soto, tuvo que pedir que los guionistas metieran a otro personaje (la controversial pero muy atractiva, como salta a la vista, Irina Baeva) y el resultado fue una telenovela sin pies ni cabeza, que no gustó al público, además de una serie de comentarios salaces precisamente por llevarse mal con la rusa (a la que de por sí el público no aceptaba por "haberle robado el marido" a Geraldine Bazán), al considerar que le venía a quitar importancia a su personaje, y obviamente, presencia a ella.

El que ahora haya optado por cambiar la actuación, donde no estaba ocurriendo nada con su carrera luego de ese fiasco, el culturismo (según ella para sanar problemas emocionales ), quizá sea la solución a su problema de imagen pública, aunque eso está en veremos, ya que debido a los numerosos comentarios que ha recibido, Vanessa no ha perdido la ocasión de lanzar invectivas desde sus redes para aquellos quienes la critican: "Lo único que queda es prepararse mejor para eso. Se necesita mucha preparación mental para poder sobrellevar absolutamente todo, pero sin duda el apoyo de todos ustedes, la gente que me rodea, que me conoce y sabe mis objetivos, a todos ustedes, gracias. A toda la gente que me odia y me critica, pues gracias triples porque me hacen más fuerte cada vez".

¿Es realmente algo positivo para Vanessa? —Ojalá. Lo cierto es que el nubarrón que ella misma generó sobre su carrera no parece que se disipe pronto, y han pasado diez años de dimes y diretes que la señalan y la acusan de algo que solo es, al final de cuentas, su mal carácter. Quizás ahora, dedicada a su cuerpo, podrá ser feliz porque no tendrá que trabajar con nadie que no le guste.

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