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Así van a apretar el cinturón las empresas a los trabajadores

A medida que la desescalada avanza y el virus va remitiendo en España, las consecuencias económicas derivadas del parón de los últimos meses se van evidenciando. Tras el confinamiento, son muchas las empresas en España y en todo el mundo que se han visto obligadas a establecer medidas para paliar los efectos de la crisis y volver a la normalidad lo antes posible.

Según el último informe publicado por la consultora KPMG, Conversaciones: Remuneraciones y el COVID-19, tan solo la mitad de las empresas españolas esperan preservar el empleo. De las compañías que han aplicado un ERTE, un 36% ha complementado el salario en su totalidad y casi el 60% prevé que bajará o congelará los sueldos en los próximos seis meses. Además, la mayoría de las entidades incluidas en el estudio (68%) no tenía una política de teletrabajo como tal hasta que se declaró el estado de alarma y se impuso el confinamiento. Del 26% que sí la tenía, un 60% ha tenido que modificarla durante la pandemia.

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Por otra parte, el último estudio publicado por el Banco de España se centra en la evolución de la crisis sanitaria de la Covid-19, su impacto económico y las medidas que se han desplegado para contener sus efectos adversos. Este estudio, complementando a los datos aportados por KPMG, afirma que los grandes perdedores de esta crisis serán los trabajadores temporales —los sectores más afectados por las crisis, como la hostelería y el turismo, son los que presentan una mayor tasa de trabajadores eventuales, las mujeres, los jóvenes y las rentas bajas.

Entre un 19 y un 20% de las compañías se han visto obligadas a aplicar ERTEs

Así, seis de cada diez empresas han optado por la congelación salarial y ajustes en varios elementos retributivos para mantener cierta liquidez ante de incertidumbre de la recuperación de la demanda. A diferencia de la crisis del 2008, la crisis provocada por la Covid-19 no ha sido eminentemente financiera, por lo que algunas compañías- sobre todo, las grandes- mantienen unos niveles de liquidez mejores a los esperados. Sin embargo, el coronavirus ha producido un grave shock de la oferta y de la demanda, como consecuencia de la caída del consumo, la inversión, el parón de las cadenas de producción y las restricciones a la libre circulación

Tal y como se desprende el informe de KPMG, las empresas han hecho todo lo posible por mantener el empleo y han apostado por que la situación afecte lo menos posible a las finanzas de sus empleados. A pesar de ello, entre un 19 y un 20% de las compañías se han visto obligadas a aplicar Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y reducciones de jornada; además, han tenido que congelar salarios, prescindir de proyectos no esenciales, contrataciones y promociones para preservar la liquidez de la compañía. Los ajustes salariales no solo han sido cosa de las privadas: Renfe ya anunció hace dos semanas que reduciría entre un 30 y un 50% la parte variable del salario de sus trabajadores.

¿Qué va a pasar en los próximos meses? Aunque la mayoría de las empresas afirma que todavía es pronto para saber si va a ser necesario llevar a cabo más ajustes, es cierto que el tema de las remuneraciones será uno de los protagonistas en los consejos de administración en los próximos seis meses, tal y como afirma Mónica San Nicolás, directora del área de compensación general de KPMG.

Óscar Arce, director de Estadística y Economía del Banco de España, insta al Gobierno a ampliar la línea de créditos concedidos a las empresas, puesto que “los resultados han sido positivos” para el tejido productivo y pueden mitigar el hundimiento del PIB. A su vez, la entradaa en vigor de la Renta Mínima Vital puede ayudar a sostener los salarios de las profesiones menos cualificadas, impulsando o frenando la caída, en una especie de mini efecto dominó, de los salarios de otras profesiones.

Mientras tanto, Bruselas avanza hacia la implantación de un salario mínimo europeo, una medida que ve más necesaria que nunca tras el brutal impacto en le economía y en el mercado laboral de la pandemia. Pero las cosas de Bruselas van despacio, y cada vez más.

En definitiva, que habrá vacas flacas, pero está por ver si las veremos las costillas o no.

Laotracaradelamoneda

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