USAID envió uniformes de bomberos a Cuba tras devastador incendio. ¿Dónde están?
Frecuentemente acusada por funcionarios del gobierno cubano de apoyar a los disidentes y conspirar para derrocar al régimen, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional recientemente tomó lo que parece un paso sin precedentes y envió equipo de protección personal (PPE) para los bomberos a Cuba luego de un devastador incendio en una instalación de almacenamiento de petróleo en agosto.
La participación de USAID en respuesta al incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas que mató a 16 personas, muchos de ellos bomberos, es otro paso en los esfuerzos recientes de Estados Unidos por establecer contactos con el gobierno cubano, mientras crece la preocupación entre los funcionarios de la administración de Joe Biden sobre la situación humanitaria en la isla.
Pero la agencia no ha podido certificar adónde fueron realmente los uniformes o si llegaron a su destino final, dijeron al Herald fuentes del Congreso.
Una portavoz de USAID dijo que la agencia “proporcionó 43 juegos iniciales de PPE para reabastecer el equipo utilizado por los bomberos locales que respondieron al incendio de Matanzas”. Estos incluyen abrigos, pantalones, guantes y cascos resistentes al fuego.
La agencia dijo que actualmente está “obteniendo” otros 57 juegos de PPE “para entregarlos en una fecha posterior”.
La USAID no respondió preguntas sobre adónde fueron los uniformes o cuál era su destino final en Cuba. La agencia simplemente no lo sabe, dijo un asistente del Congreso al Herald.
“Podemos confirmar que la administración reconoció que no sabe adónde fue el PPE”, dijo el asistente. “También existe una preocupación en el Congreso de que esta es una desviación radical de la práctica bipartidista por décadas de no canalizar la asistencia humanitaria de Estados Unidos a través del régimen cubano, sino a través de ONG independientes u organizaciones humanitarias”.
La USAID no dijo si el gobierno cubano solicitó formalmente los uniformes. Sin embargo, cuando Cuba aceptó asistencia técnica limitada de Estados Unidos para controlar el incendio en la instalación portuaria de Matanzas, el Departamento de Estado dijo que no podía ayudar más sin una solicitud formal a través de los canales diplomáticos tradicionales, lo que sugiere que los funcionarios cubanos podrían haber solicitado el material de protección.
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Si los funcionarios cubanos sabían que la USAID proporcionaría los uniformes, eso marcaría un cambio sorprendente en la oposición histórica del gobierno al trabajo de la agencia. La USAID gasta millones de dólares anualmente en apoyar a organizaciones de exiliados y disidentes cubanos como parte de sus programas de promoción de la democracia y es demonizada de manera rutinaria en los medios estatales cubanos.
Un ejemplo de la actitud de las autoridades cubanas en relación a la agencia fue la sentencia del contratista de USAID Alan Gross a 15 años de prisión por llevar tecnología de internet prohibida a la isla, lo que consideraron un acto “contra la independencia o la integridad territorial del Estado”, según el fallo de la corte de La Habana. Gross fue liberado en un intercambio de prisioneros en diciembre de 2014.
Más recientemente, el canciller Bruno Rodríguez acusó a la USAID y a su agencia matriz, el Departamento de Estado, de financiar las protestas antigubernamentales del 11 de julio del año pasado.
El gobierno cubano no ha dicho si solicitó o recibió los uniformes. La embajada cubana en Washington no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Pero los funcionarios cubanos confirmaron que han estado en contacto con el gobierno estadounidense en relación con el incendio y la devastación causada por el huracán Ian el mes pasado. El Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que buscó asistencia técnica de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos para las labores de limpieza después del incendio.
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Si bien la represión de las protestas antigubernamentales enfrió las relaciones entre Washington y La Habana el año pasado, a principios de este año la administración de Biden reanudó las conversaciones con funcionarios cubanos con la esperanza de frenar la migración desde Cuba. Casi 200,000 cubanos llegaron a Estados Unidos entre octubre del año pasado y agosto, según estadísticas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, el mayor éxodo desde que Fidel Castro asumió el poder en 1959.
Las preocupaciones de la administración sobre el deterioro de la situación en Cuba, donde escasean los alimentos y las medicinas y se va la corriente a diario, han aumentado después de que el huracán Ian de categoría 3 devastó la zona occidental y colapsó la ya deteriorada red eléctrica. Como resultado, todo el país se quedó sin electricidad el 27 de septiembre y los cubanos salieron a las calles durante varios días en La Habana y otras localidades para exigir el restablecimiento de los servicios y las libertades políticas.
Dos semanas después de que pasara al huracán, el 60 por ciento de Pinar del Río, la provincia que se llevó la peor parte de la tormenta, todavía no tiene electricidad, dijo la Oficina de la Presidencia de Cuba en Twitter.
La situación es volátil y hubo informes de protestas en cinco provincias el martes en la noche.
La portavoz de la Casa Blanca Karine Jean-Pierre dijo la semana pasada que la administración estaba evaluando “formas en las que podemos continuar ayudando al pueblo cubano de acuerdo con las leyes y regulaciones de Estados Unidos”, pero no proporcionó más detalles.
El Departamento de Estado y USAID tampoco respondieron a las preguntas sobre los planes para enviar ayuda adicional.
Con las elecciones de medio término tan cerca en noviembre, un acercamiento al gobierno cubano, aunque sea solo para enviar la ayuda humanitaria que tanto se necesita, sigue siendo una propuesta política arriesgada dada la represión de La Habana contra quienes protestan contra el gobierno, su firme apoyo a Rusia y cómo los votantes cubanoamericanos podrían inclinar la balanza en varias carreras competitivas en Florida.
El tema ya se ha convertido en tema de intenso debate en las redes sociales.
Varios activistas cubanos han pedido a la administración que utilice canales no gubernamentales para enviar ayuda humanitaria a la isla, ya que creen que hacerlo de otra manera ayudaría a las autoridades cubanas a sofocar el malestar político.
“Cualquier dólar que envíe Estados Unidos a la dictadura será invertido en reprimir a mi pueblo”, dijo en Twitter la activista cubana Rosa María Payá.
Pero algunos partidarios de las políticas de acercamiento a Cuba creen que Estados Unidos debería aprovechar este momento crítico para presionar a las autoridades cubanas para que realicen cambios significativos.
“Se abre una rara ventana de oportunidad para negociaciones significativas entre Estados Unidos y Cuba, una en la que Cuba tendrá que considerar concesiones a las que se ha resistido durante décadas”, dijo en Twitter Ric Herrero, director ejecutivo del Cuba Study Group. “Deberíamos expresarnos y estar atentos, pero no permitir que los intereses políticos internos desperdicien el momento”.
La reportera del Miami Herald Jacqueline Charles contribuyó a esta historia.