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UPyD celebra su funeral y no asiste ni un alma

Agonizante, sin posibilidades de revertir la situación, y con una cuenta atrás hacia su muerte, sus familiares directos pidieron para él “un final digno”. La defunción, al haber sido anunciada, podía, y puede, generar disputas por el legado, de ahí que su último tutor legal directamente maniobró para ‘incinerarlo’ y evitar que éste se entierre o pervierta”. De haberse oficiado con antelación, el funeral hubiera concitado más muestras de cariño. Pero como se trataba de una muerte anunciada que sus parientes se empeñaron en retrasar, casi nadie acudió al velatorio y el cuerpo yació solitario, sin focos ni flashes.

Aunque muchos días protagonizan este blog, esta vez el protagonista no es ningún presidente del Gobierno, ministro ni dirigente nacional. El difunto es un partido político. Concretamente UPyD. Y lo comentado varias líneas más arriba no es más que el final que le han dedicado sus últimos secretarios generales. Rosa Díez y Andrés Herzog, concretamente. Porque justo cuando las instituciones españolas más se están atomizando con la entrada de nuevas formaciones, el partido que nació con la encomienda de renovar la política, hacer de bisagra del bipartidismo y combatir los nacionalismos, ha desaparecido.

Y lo hace sin los honores que se merece. No porque se merezca muchos, pocos o todo lo contrario, que cada cual opine. Sino porque no ha tenido ninguno. De hecho mucha gente ni se ha dado cuenta. Ni siquiera se le ha agradecido lo suficiente el haber sido el partido que presentó ante la Audiencia Nacional una querella contra los consejeros de Bankia y BFA por presuntos delitos de estafa, apropiación indebida, falsificación de cuentas anuales… y que podría acabar con Rodrigo Rato en la cárcel.

Y su creadora, Rosa Díez, también se va con más pena que gloria. Justo cuando decidió comunicar públicamente su baja del partido, los medios de comunicación recibieron los resultados del último CIS, el primero tras las elecciones, solapando cualquier otra noticia.

En definitiva, el batacazo ha sido aún más grande si se piensa que hace poco más de un año tuvo la posibilidad de alcanzar cotas históricas. Lo recordarán, fue cuando Ciudadanos -aún sin la fuerza que tiene hoy- le propuso concurrir en los comicios locales y autonómicos en coalición. El error de cálculo del partido magenta ha quedado sobradamente probado y ha acabado canibalizado por el de Albert Rivera. Y ahí comenzó el declive. Hasta el punto de que, el pasado 20D, el Partido Animalista obtuvo el doble de votantes que UPyD.

Visto lo visto, sólo quedaba abandonar el barco y… el último que apague la luz. Lo paradójico es que el hundimiento del partido ha sido tan veloz que aún tiene un puñado de representantes políticos en algunas instituciones como es el caso del diputado vasco Gorka Maneiro. ¿Qué pasará con estos huérfanos? Nada se sabe, aunque de momento van a quedar en manos de una gestora.