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Una madre joven me pidió dinero para comprar un bote de leche a su bebé

Bottles with breast milk on the background of mother holding in her hands and breastfeeding baby. Maternity and baby care.
Muchas madres nunca han tenido una charla sobre cómo amamantar antes de que nazca su bebé/Getty Images.

Una madre que andaba por la acera con su bebé de tres meses en su cochecito, se detuvo frente a mí para pedirme dinero. Necesitaba comprar un bote de fórmula para su hijo. “Es que la llevaría conmigo a la farmacia para que viera que sí voy a usar el dinero para la leche del crío, pero todo está cerrado” me repetía la joven madre reciente una y otra vez aquella tarde de domingo. A mí no me importaba si estaba diciendo o no la verdad, mi deber era apoyarla como pudiera en ese momento.

Si una madre se acerca en la calle y me pide ayuda para alimentar a su hijo, yo no puedo juzgar la veracidad de su testimonio a riesgo de que el bebé se quede sin comer. Lo que si le pregunté sin ánimos de juzgar pero con la intención de darle información de ayuda, fue si había hecho el intento de amamantarlo. Me dijo que sí, que al principio lo intentó pero que no lo consiguió porque no tenía leche suficiente.

Desconozco los detalles entorno a lo que aconteció a esta joven madre para llegar a interrumpir la lactancia, pero si sé que en la mayoría de los casos la idea de no producir suficiente leche tiene que ver con falta de información o con obstáculos salvables, con información adecuada y oportuna, así como con el apoyo de profesionales sanitarios formados en lactancia natural. Me tomé la licencia de decirle que si le interesaba la posibilidad, tal vez un grupo de apoyo de lactancia materna podría orientarla sobre bancos de leche o sobre la posibilidad de relactar a su hijo. Le di algunos datos de organizaciones que podían ayudarla y nos despedimos.

Sin saber cuánto podría gastar una madre al mes en sucedáneos de la leche materna, averigüé por internet los precios de la fórmula infantil en España. Resultado de mi breve investigación: entre nueve euros a veinte euros aproximadamente. ¿Cuántos botes promedio al mes consume un bebé de tres meses? No lo sé, pero igual es bastante dinero, sobre todo para una madre en condición de precariedad económica. El caso es que después de haber buscado precios de fórmula infantil en internet, los algoritmos inundaron mis redes sociales con publicidad de varias marcas del producto .

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF se han pronunciado insistentemente sobre el hecho de que el principal obstáculo para la difusión de la lactancia materna es la comercialización agresiva de estos productos. De hecho existe un Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna que dicta los parámetros para regular la actividad y proteger la salud y la vida de millones de lactantes. Entre estos parámetros se contempla la prohibición de publicidad en redes sociales.

Obviamente las principales compañías de leche de fórmula conforman un imperio capaz de cambiar radical y globalmente el comportamiento de consumo, tal y como lo han conseguido desde mediados del siglo pasado cuando introdujeron por primera vez sus productos. Igual son todopoderosos y desatienden el código ético de la OMS. Si no lo hicieran, el consumo se reduciría o se limitaría drásticamente a aquellas familias que realmente lo necesitaran. Sumado a una sociedad donde cada vez se restablece más la información veraz y el apoyo a la lactancia materna, se traduciría en ingresos pírricos para la industria de la leche. Por esta razón recurren sistemáticamente a estrategias agresivas de publicidad.

Un estudio del 2018 realizado por Save The Children arroja que dichas compañías en Europa gastan alrededor de cinco mil seiscientos millones de euros anuales en prácticas publicitarias que en su mayoría violan el código ético de comercialización de este rubro. Como resultado, apunta el informe de Save The Children, “millones de familias, muchas de ellas de bajos ingresos, están alimentando a sus bebés con leche de fórmula que no necesitan y a menudo no pueden pagar, poniendo en peligro la vida de innumerables niños.”

Lamentablemente cada vez que se tocan estos temas en redes “la mano negra” alborota el avispero. Brotan como plagas bíblicas ejércitos de bots organizados y programados por los laboratorios de matrices de opinión financiados por la industria de sucedáneos de la leche materna, con publicaciones y comentarios tendenciosos que procuran meter el dedo en la llaga de madres que dan el biberón haciéndoles sentir que estamos hablando en contra de ellas con el evidente propósito de descalificar la credibilidad de las publicaciones en pro de la lactancia materna.

Durante la reciente celebración de la semana internacional de la lactancia materna 2021, he visto aumento de actividad tendenciosa en redes, con opiniones provocadoras de una suerte de contrarrevolución de las madres que dan el biberón, y que dicen sentirse señaladas, criticadas, culpabilizadas frente a quienes promueven la lactancia materna.

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