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Un niño lleva a juicio a su madre por darle un bofetón, el juez la absuelve y critica con dureza al menor

Una rabieta que ha terminado en los tribunales. Así se podría resumir el caso de un niño gallego de 11 años que ha denunciado a su propia madre porque le dio un bofetón. El juez finalmente ha absuelto a la mujer en un fallo histórico, tanto por los hechos que juzga como por las palabras del magistrado.

La agresión sucedió en el hogar de la mujer situado en A Coruña. La madre solicitó al niño que pusiera el desayuno, pero este prefirió quedarse sentado escuchando música en un móvil de alta gama. Cuando la progenitora le recriminó us pasotismo, el menor le tiró el teléfono, destrozándolo. Como respuesta, ella le soltó un bofetón.

El niño llevó a su madre a juicio (Fotolia)
El niño llevó a su madre a juicio (Fotolia)

Por lo sucedido, el niño interpuso una denuncia y consiguió llevar a juicio a su madre. Pero la jugada no le ha salido bien, ya que el juez ha declarado inocente a su madre ya que según razona “los hechos han sido puntuales y con provocación por el menor”.

Tras la bofetada, el menor amenazó con irse de casa, algo que la madre impidió agarrándole por la parte posterior del cuello, causándole un arañazo. Por ello, el niño requirió asistencia médica.

En el juicio, el fiscal solicitaba una pena de 35 días de trabajos en beneficio de la comunidad, un año y seis meses de privación del derecho a la tenencia y porte de armas y prohibición de comunicarse con su hijo y de aproximarse a él y al domicilio donde viviera, durante seis meses.

Pero en la sentencia absolutoria el magistrado parece tener claro quién es el malo de la historia. Sobre el niño, el juez Vázquez asegura que “sorprende la calculada frialdad del menor” y añade que “trata de dirigir la declaración y controlar todo el testimonio”. “Da pena comprobar su total falta de empatía”.

“Está claro que la actuación del menor es totalmente equivocada”, subraya el magistrado sobre el acto de tirar un móvil carísimo. Además, añade que, “por suerte, su familia es acomodada y puede permitirse tirar el dinero de un teléfono de alta gama, cuyo precio es igual a los ingresos mensuales con los que se ven obligados a vivir más del 50% de la población española“.

“Su comportamiento no sólo muestra desprecio hacia la autoridad materna, sino también hacia el esfuerzo y trabajo que supone ganar un salario con el que adquirir bienes. Y, además, incurre en el acto de violencia que supone arrojar el teléfono“, resalta el juez.

El magistrado también muestra su preocupación sobre el futuro del menor, ya que según asegura, “De no mediar una inmediata corrección, el menor trasladará dicho comportamiento a terceros y comenzará a comportarse igual con compañeros, vecinos, etc.”.

Y por último se muestra comprensivo con la mujer: “La acusada no abofeteó a su hijo para causarle una lesión, su intención era clara y trataba de poner fin a la actitud violenta del menor, que es el que primero acude a un acto físico de fuerza, y a su comportamiento totalmente despectivo hacia ella, negándose a algo tan lógico como poner el desayuno”.