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Un estudio en ratas vincula la radiación de los celulares a la incidencia de tumores malignos

La posibilidad de que existan ligas entre la radiación emitida por los teléfonos celulares y la incidencia de cáncer en los seres humanos ha sido comentada por años, pero sin que se haya probado que existe una relación de causalidad entre ellas.

Pero un nuevo estudio, elaborado por el Programa Nacional de Toxicología (NTP) de Estados Unidos, detectó durante su experimentación que existe un nexo entre emisiones de teléfonos celulares y tumores malignos en ratas de laboratorio sometidas a elevadas radiaciones.

Eso no quiere decir que lo mismo sea aplicable a los humanos (e incluso otros estudios en animales no han encontrado una relación entre cáncer y las emisiones de celulares), pero se trata de un hallazgo que, como comentó la revista Mother Jones, podría sacudir a la comunidad científica sobre el asunto.

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Hasta el momento no se ha identificado ninguna relación entre la radiación de los teléfonos celulares y el cáncer en los humanos. (Getty Images/Mashable)

Y aunque el estudio ha recibido críticas, sus hallazgos en ratas de laboratorio resultan sugestivos. En líneas generales, indican que ratas expuestas a radiación en niveles equivalentes a los que emiten los teléfonos celulares por un tiempo considerable sí desarrollan tumores malignos, si bien hay que aclarar, como el propio estudio señala y comenta el portal Mashable, que la cantidad de tiempo a la que fueron expuestas las ratas que desarrollaron cáncer –9 horas al día, 7 días a la semana y desde que eran fetos en el vientre de su madre hasta los dos años de edad– es muy superior a lo que un humano está expuesto al usar un celular.

Las ratas macho que fueron expuestas a esa radiación desarrollaron tumores malignos en el cerebro y corazón en un índice sustancialmente mayor (5.5% a 6.6%) que el normal en esa especie (1.3%), pero ese valor no fue muy diferente al del grupo control en el caso de las ratas hembra.

Además, en otro resultado curioso, las ratas expuestas a esa radiación vivieron más tiempo que las que no fueron expuestas, lo que resulta intrigante. Algunos han señalado que los tumores evidenciados en el estudio tienden a darse mucho más en ratas de mayor edad y, por ello, el índice sería mayor en el grupo que fue irradiado no necesariamente por la radiación sino porque esas ratas fueron más longevas.

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Ratas sujetas a alta radiación celular vivieron más y desarrollaron más tumores, pero no habría vínculo entre ello y los humanos. (Getty Images/Mashable)

¿Es, así, el mayor índice de tumores resultado de la malignidad de la radiación o de que simplemente las ratas al ser más viejas también eran más susceptibles de desarrollar el cáncer? Es una de las cuestiones que se le han criticado al estudio, como lo fue también el hecho de que ninguna de las ratas macho no irradiadas (el grupo control) desarrolló esos cánceres, pese que por incidencia estadística eso debería haber sucedido con el índice normal. Y queda desde luego responder por qué las ratas irradiadas vivieron más que las que no lo fueron.

Expertos, con todo, han alertado sobre la tentación de inferir de los datos de ese estudio que los seres humanos están en riesgo de cáncer a causa del uso de teléfonos celulares. En realidad, no existe evidencia hasta el momento que sustente esa afirmación y aunque el estudio en ratas del NTP ha recibido a la vez reconocimientos y críticas, de sus datos no se puede concluir que el uso de celulares causa cáncer en los humanos.

Sea como sea, el estudio ha planteado varias interrogantes y aunque, desde luego, sus conclusiones no son aplicables ni transferibles a los seres humanos, sí podrían incentivar nuevos y mayores estudios para tratara de dilucidar con mayor perspectiva los efectos que la radiación de los teléfonos celulares –usados intensamente cada día por muchos millones de personas– podría o no tener en los seres humanos.

Así, aunque no hay motivo para de repente mirar a su teléfono como si estuviera apestado lo cierto es que aún queda mucho por investigar, probar y refutar. Más investigación científica es desde luego bienvenida.

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