La UE rechaza la oferta de precios de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos
La Comisión Europea ha rechazado formalmente una oferta presentada por los fabricantes chinos de vehículos eléctricos (VE) para reducir la diferencia de precios que les separa de sus competidores de la UE, una amplia brecha que, según Bruselas, es consecuencia directa de las cuantiosas subvenciones inyectadas por Pekín en este lucrativo sector.
Los compromisos de precios son una herramienta comercial que las empresas pueden utilizar para aumentar el precio y controlar los volúmenes de sus exportaciones con el fin de evitar los aranceles antisubvenciones. Éstos son precisamente los tipos de aranceles a los que pronto podrían enfrentarse los vehículos eléctricos fabricados en China al entrar en el bloque.
"Puedo confirmar que la Comisión ha revisado a fondo estas ofertas basándose en las normas antisubvenciones de la Organización Mundial del Comercio y de la UE", dijo un portavoz de la Comisión el jueves.
"Nuestra revisión se centró en si estas ofertas eliminarían los efectos perjudiciales de las subvenciones identificadas en nuestras investigaciones y si estos compromisos de precios podrían supervisarse y aplicarse eficazmente". La Comisión ha concluido que ninguna de las ofertas cumplía estos requisitos".
La Comisión propuso derechos adicionales
Al término de una investigación de meses, la Comisión descubrió que el dinero público se extendía por toda la cadena de suministro del sector chino de los vehículos eléctricos, lo que ponía a las empresas europeas en riesgo de sufrir pérdidas económicas insostenibles.
En consecuencia, el Ejecutivo propuso unos derechos adicionales, que oscilan entre el 7,8% y el 35,3%, según la marca y su nivel de cooperación con la investigación, y que vendrán a sumarse al actual tipo del 10%. El objetivo es garantizar una competencia más leal y reducir la diferencia de precios entre los fabricantes de la UE y los chinos.
BYD, Geely y SAIC son algunos de los que se enfrentan a aranceles más elevados. Los compromisos de precios que presentaron pretendían aplacar las preocupaciones de la Comisión y evitar las medidas. El rechazo de la oferta indica lo arraigada y extensa que está la subvención dentro de China y sugiere que la solución, si la hay, se encontrará a nivel político.
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Las negociaciones entre ambas partes han entrado en la recta final antes de la votación decisiva de los Estados miembros para hacer permanentes los aranceles durante cinco años. Aún no se ha anunciado la fecha de la votación, pero podría celebrarse este mismo mes.
Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión y responsable de las relaciones comerciales, tiene previsto reunirse con su homólogo chino, Wang Wentao, el 19 de septiembre en Bruselas, lo que apunta a una intensificación de las conversaciones.
Temores de división y conquista
Los esfuerzos del Ejecutivo sufrieron un revés esta semana después de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, pidiera públicamente a la Comisión y a los Estados miembros que "reconsideraran" los aranceles propuestos para los vehículos eléctricos fabricados en China.
Las declaraciones pillaron a Bruselas por sorpresa: hasta entonces, se consideraba que España apoyaba las medidas antisubvenciones, ya que había votado a favor en una consulta no vinculante celebrada en julio.
"Tenemos que reconsiderar todos, no sólo los Estados miembros, sino también la Comisión, nuestra posición ante este movimiento", dijo Sánchez en Shanghái, su última parada de la visita oficial de cuatro días a China.
"Como he dicho antes, no necesitamos otra guerra, en este caso, una guerra comercial. Necesitamos tender puentes entre la Unión Europea y China", prosiguió. "Y desde España, lo que vamos a hacer es ser constructivos y tratar de encontrar una solución, un compromiso, entre China y la Comisión Europea. Si me preguntan, responderé que estamos reconsiderando nuestra posición".
Horas después, un portavoz del Gobierno alemán celebró el giro de Sánchez y dijo que "compartimos la dirección de la marcha". Alemania, uno de los principales fabricantes de automóviles del mundo, está siendo presionada por la industria nacional para que desbarate los aranceles adicionales.
Las reservas explícitas de Sánchez, expresadas en Shanghái tras haber cerrado un acuerdo de 1.000 millones de euros con una empresa china para construir una planta de electrolizadores en España, saltaron inmediatamente a los titulares y suscitaron el temor a que Pekín intensificara su intromisión política.
La dura advertencia de Von der Leyen
El año pasado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó una dura advertencia sobre las tácticas de "divide y vencerás" de China e instó a los Estados miembros a cerrar filas, mantener la unidad y afrontar juntos los múltiples desafíos que plantea el Partido Comunista chino.
A la pregunta de si el cambio de postura de Sánchez era el resultado de estas tácticas, la Comisión se negó a hacer comentarios y dijo que la prioridad eran las conversaciones. "En estos momentos, la Comisión Europea está centrada en cumplir los siguientes pasos procesales de nuestra investigación y en seguir abierta a encontrar una solución negociada con las autoridades chinas", dijo el portavoz.
"Cualquier solución de este tipo debe abordar adecuadamente los efectos perjudiciales de las subvenciones ilegales que identificamos en nuestra investigación antisubvenciones".
Para impedir que los aranceles se conviertan en permanentes, será necesaria una mayoría cualificada en contra de la propuesta, es decir, 15 países que representen al menos al 65% de la población del bloque. Dado el peso de España, el cambio de opinión de Sánchez podría reequilibrar la ecuación.