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Ucrania conmemora la revolución europeísta que le enemistó con Rusia

Kiev, 20 feb (EFE).- Ucrania conmemoró este domingo la revolución europeísta del Maidán (2014), que provocó la ira de Rusia en forma de anexión de Crimea y apoyó a la sublevación armada en el este del país, el Donbás, un conflicto que no cesa.

"Mi padre me decía que se apuntó a la revolución para luchar por mi futuro y la independencia de Ucrania", comentó a Efe Anastasía, hija de Andriy Digdalóvich, uno de los 105 caídos en la violenta represión de las protestas antigubernamentales en Kiev.

Los ucranianos se enorgullecen de haber dado la espalda hace ocho años al Kremlin, pese al alto coste que han tenido que pagar desde entonces, tanto en vidas humanas como en el miedo constante a una invasión rusa.

ZELENSKI EN EL MAIDÁN

A su regreso de Múnich, donde pidió a Occidente garantías de seguridad hasta que su país no ingrese en la OTAN, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acudió esta mañana al memorial dedicado a los caídos en el Maidán, conocidos como la Centuria Celestial.

Zelenski colocó una vela a los pies de la cruz erigida junto a la capilla de madera del memorial, que se encuentra cerca de la plaza de la Independencia (Maidán) de la capital ucraniana.

Además, tocó la campana de la dignidad, algo que también hicieron revolucionarios y familiares de los caídos en las protestas que estallaron en noviembre de 2013 por la negativa del Gobierno prorruso de firmar un acuerdo con la Unión Europa.

Sacerdotes ortodoxos profesaron un panegírico en memoria de los muertos, tras lo que hubo una salva de honor, una ofrenda floral y todos los presentes cantaron el himno nacional.

También asistieron a la conmemoración el expresidente y multimillonario Petró Poroshenko, considerado uno de los patrocinadores de la revolución; familias enteras, escolares, ancianos, militares y sanitarios recién llegados del frente del Donbás.

UN GOLPE DE ESTADO PARA RUSIA

Casi todos los muertos se produjeron entre el 18 y el 20 de febrero de 2014, cuando las fuerzas de seguridad decidieron dispersar por la fuerza las barricadas y la ciudadela del Maidán.

Tras varios días de represión, la revolución se consumó el 22 de febrero con la huida del presidente prorruso, Víktor Yanukóvich, oriundo de Donetsk y al que el Kremlin acogió primero en Crimea y después en la región rusa de Rostov.

La Justicia ucraniana sigue investigando los crímenes cometidos por altos cargos del Ministerio del Interior, algunos de los cuales se exiliaron en Rusia, al igual que Yanukóvich, que es juzgado en ausencia por alta traición.

Rusia mantiene que el Maidán fue, en realidad, un golpe de Estado instigado por las potencias occidentales, un ejemplo más de las "revoluciones de color" destinadas a derrocar a dirigentes incómodos.

De hecho, el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, ha acusado a EEUU de intentar aplicar la misma estrategia, aunque sin suerte, en Rusia y en Bielorrusia.

HIJOS DE UNA REVOLUCIÓN

Anastasía, que nació en Lvov, la región más nacionalista de Ucrania, tenía sólo diez años cuando su padre murió, pero recuerda "muy bien" esos días.

"Mi padre sólo volvió a casa en Navidad y otras dos veces más en los tres meses de Maidán. Murió como un héroe", subraya.

Acuclillada frente a la imagen de su padre en el memorial a los caídos, señala el lugar donde fue tiroteado su progenitor en donde se ha erigido ahora una cruz de madera.

"Vino hasta ahí para salvar a un joven que se estaba desangrando. No pudo salvarlo y cuando ya se marchaba le dispararon. No llevaba chaleco antibalas, sólo un escudo de madera. Aún no sabemos quién lo mató", explica emocionada.

Quiere seguir su ejemplo, luchando por la integridad territorial de su país y ayudando como voluntaria a los soldados que combaten en el Donbás.

LA REVOLUCIÓN CONTINÚA

El padre de Yuri, un joven cosaco de 25 años, también cayó en el Maidán.

"Mi padre y el resto de revolucionarios impidieron entonces el estallido de la guerra a gran escala con la que ahora nos amenaza nuestro vecino. La revolución continúa", responde a Efe.

Él mismo participó en el Maidán "en defensa del estado de derecho" y ahora agradece a los países occidentales su ayuda contra el enemigo del norte.

"Queremos defender nuestra tierra. Estoy seguro de que el ucraniano se acabará hablando en todo el país e incluso recuperaremos la región de Kubán", una de las cunas del movimiento cosaco y ahora territorio ruso, asegura.

No todos eran jóvenes. Leonid, de 84 años, fue herido el 18 de febrero de 2014 en la cabeza por la metralla de una granada. Se salvó de milagro.

"Luchamos por la libertad. Por eso somos eternos. Los ucranianos queremos vivir con Europa, ya que estamos en el centro del continente", comenta, ataviado con un casco con la imagen de Juana de Arco rodeada de llamas, como su país.

Recuerda que su abuela fue fusilada por orden de Iosif Stalin. "Rusia nos ha traído muchas muertes a los ucranianos. Rusia es Asia. Nosotros, Europa", asegura.

Ignacio Ortega

(c) Agencia EFE