Estaba bajo la tutela de mi familia y tomé la decisión de irme de Cuba solo, con 20 años, pero no me arrepiento

Darián Castro tiene una suerte extraña.

A pesar de tener residencia en Las Vegas y entrenar en esa ciudad, todos sus peleas profesionales las ha realizado en Miami: una en el Casino Jai Alai y las dos últimas en el Miccosukee, convertido ya en plaza fuerte del boxeo.

El sábado pasado, Castro, quien si en su visita anterior en julio al Miccosukee luchó duro para vencer a su compatriota Adrián Lescay, ahora no sudó mucho para imponerse en el peso superligero por nocaut técnico al mexicano Miguel Flores.

Con un carácter alegre y jovial, este prospecto de apenas 20 años sabe que está apenas sentando las bases de lo que puede ser una sólida carrera, pero poco a poco comienza a recibir la atención del público que le ve condiciones y, por qué no, futuro.

Entrenas lejos de aquí, pero has hecho todos tus combates en Miami.

“Todos. Es algo bastante raro pero uno siempre está donde le ofrecen peleas y aquí, gracias a Dios me han abierto las puertas y he tenido la oportunidad de combatir en Miami. Siempre es bueno pelear en la ciudad donde hay tantos compatriotas’’.

Por lo que veo y escucho pueden venir más peleas en esta plaza.

Que vengan las que vengan. Siempre es un placer pelear aquí, en la capital del exilio cubano. Siempre que piensen en mí y me den la oportunidad, pues no la voy a dejar pasar’’.

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Ya cerraste el 2023, ¿qué esperas para el próximo año?

“Siento que pueden venir muchas cosas buenas, más peleas. Dios mediante sé que las cosas se van a dar así. Solo estoy esperando que mi equipo me diga lo que debo hacer, pero estoy seguro de que será de crecimiento y de nuevos retos’’.

¿Cómo te inicias en el boxeo?

“Con apenas 12 años. Pasé por el equipo nacional juvenil. Fui a un mundial de esa categoría, pero perdí en la discusión de la medalla de bronce. Luego pasé al equipo de los Domadores de Cuba. Estuve ahí alrededor de cuatro o cinco meses. En un viaje a Venezuela decidí escapar de la delegación y cruzar todos los países hasta arriba’’.

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¿Fue una travesía complicada?

“No, no fue tan complicado porque mi equipo de trabajo me ayudó en la travesía. La pasé bastante bien, pero al final todo es un riesgo. Yo tenía solamente 20 años, de modo que fue una experiencia rara. Estaba acostumbrado a estar bajo la tutela de mi familia y tomé la decisión solo. Pero todo es por un futuro mejor. Talento y calidad tengo para lograr grandes cosas’’.

¿Valió la pena ese riesgo?

“Sí, estoy al inicio de mi carrera profesional y todo ha salido bien. Como te dije, el próximo año llegaran mejores oportunidades y vamos a avanzar más. Soy un boxeador técnico que me adapto a cualquier situación. Ahora estoy haciendo cambios para mejorar el golpeo, afincarme mejor’’.

¿Te ha costado ese cambio de lo amateur a lo profesional?

“No, he trabajado duro con mi entrenador. En la vida todo es cuestión de repetición. Si entrenas todos los días lo mismo, llega el momento en que se te pega. Poco a poco van a los cambios en mi pegada. Va a ser algo totalmente diferente’’.

¿Donde te ves en dos años?

“Entre los 10 mejores de mi división’’.