Tus geranios también se van a convertir en cíborgs

Elowan es un anturio. Como el resto de su especie, tiene gruesas hojas de color verde oscuro y la que sería su flor -que en realidad se llama espata- es rosa chicle. Pero el cuerpo de esta planta no acaba ahí. Ni si quiera se completa con su maceta de cerámica blanca. Elowan tiene ruedas, y las maneja a placer. ¿Que el sol viene del este? El anturio motorizado se desliza en esa dirección. ¿Que cae la tarde? Tira para el oeste.

Resulta que Elowan es un cíborg. Lleva sensores que interpretan sus señales eléctricas internas y le trasladan hacia la luz. Su creador es Harpreet Sareen, del grupo de Interfaces Fluidas del MIT Medialab. Según él la planta es "un intento de demostrar lo que podría significar el aumento de las capacidades de la naturaleza" a través de la tecnología.

Tenemos otro intento más cerca. Matadero Madrid encierra estos días un jardín cíborg al completo, con propuestas como las de María Castellanos y Alberto Valverde (uh513). "A través de sensores medimos las oscilaciones eléctricas de las plantas conectadas, mostrando de este modo sus reacciones bioquímicas a la presencia de humanos, de otros seres vivos y del ambiente que las rodea. Toda esta información es procesada y traducida en vibraciones, movimientos y sonidos, que permitirán a la ciudadanía percibir las plantas a través de los diferentes elementos propuestos, construyendo un sistema complejo e interespecie, que propicia la comunicación entre los humanos y las plantas", explica Castellanos.

Estos sistemas y los que dan vida robótica a Elowan son producto de lo que en el MIT se conoce como "botánica cíborg", una disciplina que, explican, nos permite reapropiarnos de las capacidades naturales de las plantas para nuestras funciones de interacción. Castellanos y Valverde llevan trabajando en esto desde hace una década. Con Clorofila 3.0 (2009) tradujeron al sonido los cambios que se producían en la planta. En Symbiotic Interaction (2016) incorporaron interfaces corporales. The Plants Sense combinó los dos anteriores en un jardín interactivo capaz de reaccionar ante su entorno y compartir estas respuestas con los visitantes, a través de wearables.

Para Matadero Madrid han creado otra obra que combina todas sus investigaciones previas: Las Plantas También Miran a las Estrellas. Diálogos Interespecie para un Jardín Biónico. Su creadora lo describe como "un sistema complejo e interespecie, que propicia la comunicación entre los humanos y las plantas, llegando así a un mejor entendimiento del lenguaje vegetal, y por ende de la naturaleza, inalcanzable sin la ayuda de los sistemas robóticos".

Ritmos y luces de origen vegetal

"El arte nos permite imaginar nuevos mundos, y hacernos preguntas a nosotros mismos y al público acerca de diferentes posibles futuros", razona Castellanos. Las aplicaciones de este porvenir en que la tecnología no solo amplía al humano al hibridarse con él, sino que acaba enredándose con las plantas ya están concretándose fuera del mundo de la expresión artística.

Si quieres saber cómo suena una planta, no tienes que irte muy lejos. Por la gracia de internet y el equipo de la discográfica Data Garden, puedes acceder a un servicio de streaming exclusivo para estos sonidos. Las melodías psicodélicas que se emiten en el canal son posibles gracias a MIDI Sprout, un dispositivo con dos sondas que miden los cambios en la corriente eléctrica que recorre las hojas de las plantas y los convierte en mensajes de control legibles para sintetizadores y ordenadores. El resultado puede emplearse para generar música e incluso vídeo.

Hace ya un par de años que Seon-Yeong Kwak, investigador del MIT, demostró la viabilidad de emplear plantas como fuentes de luz, a través de nano partículas que una vez integradas en las hojas las volvían refulgentes. "Nuestro trabajo abre la puerta a farolas que no sean otra cosa que árboles tratados", señalaba entonces Michael Strano, profesor de Ingeniería Química en la misma institución.

Para los artistas que integran uh513, esto no ha hecho más que empezar. "Cuanto más sepamos acerca de las plantas, mas sabremos acerca de la naturaleza y esto nos permitirá comprenderla mejor. Creemos que las plantas son seres vivos mucho más sensibles que los humanos a los cambios que se produce en el entorno. Una mejor compresión de las plantas podría ayudarnos a anticipar estos cambios".