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El Turing, alternativa británica al Erasmus, nace entre interrogantes

Londres, 24 mar (EFE).- El programa Turing, que el Gobierno británico pondrá en marcha el próximo curso, es la propuesta del Reino Unido para reemplazar a las becas Erasmus tras el Brexit, pero una gran mayoría de estudiantes desconocen todavía esta opción, bautizada en honor al "padre" de la informática, Alan Turing.

El plan prevé facilitar 35.000 intercambios con cualquier país del mundo el próximo curso académico --no solo con destinos en la Unión Europea-- y cuenta con una financiación de 110 millones de libras (128 millones de euros), según avanzó el Ministerio de Educación.

Al explicar los motivos para abandonar el Erasmus+, el primer ministro británico, Boris Johnson, argumentó que participar era "extremadamente caro", dado que tendría que aportar fondos al presupuesto europeo 2021-2027, y anunció su propia alternativa británica, el Turing, con oportunidades para estudiantes de "todos los estratos sociales".

Sin embargo, el nuevo programa apenas les suena a los jóvenes británicos.

“No habíamos oído nada sobre el programa Turing, pero sí estábamos al corriente del Erasmus”, dice a Efe Ben Harding, estudiante de Matemáticas, mientras toma el sol en las escaleras del campus del University College of London (UCL). Valora que se haya encontrado un sustituto, aunque “puede que no haya mucha demanda” y sea “una sombra del programa anterior”.

Aunque estos últimos doce meses de confinamientos intermitentes no han sido un clima propicio para irse al extranjero, con más de 126.000 muertos por covid-19 en Reino Unido, antes de la pandemia los jóvenes británicos tampoco eran muy entusiastas del Erasmus+.

Durante el curso 2018/19, último antes de la pandemia, fueron 18.099 becarios británicos los que se aventuraron a salir del Reino Unido en busca de la experiencia europea, siendo España su destino más popular, seguido de Francia y Alemania. En cambio, España, con 20 millones menos de habitantes, envió a 43.678 jóvenes de Erasmus.

El Reino Unido sí que destacaba en su rol como país de acogida (30.501 europeos en 2018/19), y era el segundo destino favorito para los españoles tras Italia.

Los estudiantes en universidades británicas con los que habló Efe ven con buenos ojos pasar una temporada en el extranjero, aunque muchos aspiran a destinos que vayan más allá de la Unión Europea, como la española Sofía Calle, que cursa Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales y le atraen los destinos en Estados Unidos, Australia y Japón.

“No sé cómo funciona el nuevo programa pero imagino que habrán encontrado otros países y otras oportunidades”, observa.

DIFERENCIAS ENTRE EL TURING Y EL ERASMUS+

Si bien en el mundo académico se celebra el potencial del programa Turing, no han faltado voces que critican su enfoque limitado a la educación superior, sin ampliar frentes a otras "sendas vitales”, como señala Max Fras, investigador en la London School of Economics and Political Science (LSE).

“El Erasmus está abierto a todos los jóvenes de 13 a 30 años independientemente de su entorno. Tienes a jóvenes que no están en ninguna formación, sino que hacen voluntariado o son desempleados que tienen esas oportunidades de cursos, prácticas o seminarios”, cuenta a Efe Fras.

Otra diferencia esencial es que el Turing es unidireccional; es decir, solo prevé financiación para los británicos que van al extranjero pero no para los estudiantes de otros países que quieran ir a Reino Unido.

“En el Erasmus, las universidades no cobran tasas a los estudiantes que llegan de fuera. Opera en base a una exención común: ninguna universidad cobra la matrícula”, puntualiza a Efe Paul James Cardwell, profesor de Derecho de la Universidad de Strathclyde. “En el Turing no hay garantía de que la otra universidad asociada no cargue tasas”, argumenta.

“No tienes el marco común que se tiene en el Erasmus y en el que todo el mundo conoce las reglas tras una evolución de 30 años. El Turing se ha configurado en solo unos meses y copiar algo en tan poco tiempo es muy difícil”, añade, al tiempo que lamenta la “decisión a última hora” que se adoptó en diciembre, poco antes de consumarse el Brexit al final de 2020.

Mientras, las universidades al otro lado del Canal de la Mancha están a la espera de la composición del nuevo tablero y examinan la viabilidad de crear becas propias para financiar a sus estudiantes, como es el caso de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Aun así, de momento han optado por asegurar la movilidad hacia destinos británicos con el último presupuesto de proyectos Erasmus, con vigencia hasta mayo de 2023, una estrategia que también han seguido algunas universidades británicas y con la que esperan blindar un proceso de transición.

Clàudia Sacrest

(c) Agencia EFE