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De los tubos de escape a los pedales: el reto del transporte en Londres tras la pandemia

Por Sarah Young y Paul Sandle

LONDRES, 15 jun (Reuters) - Los desplazamientos diarios al trabajo en Londres han sido tradicionalmente motivo de pesadumbre para millones de personas. Pero ponerse a trabajar después del confinamiento por coronavirus en Reino Unido será todavía más complicado.

La capacidad de la red de transportes en uno de los mayores centros financieros del mundo se ha reducido en un 85% para cumplir con las normas de distanciamiento social, protegiendo a los viajeros al evitar que se abarroten en los trenes, el metro de Londres y en los autobuses.

A partir de ahora todas las personas que utilicen el transporte público deberán usar mascarilla.

Debido a la relajación del confinamiento, muchos se enfrentan ahora al dilema de cómo llegar al distrito financiero de la ciudad, la City, a Canary Wharf y a otras zonas de actividad empresarial de forma rápida y segura.

"La crisis de la COVID-19 nos obliga a replantearnos radicalmente la forma en que nos movemos por nuestra ciudad, y el funcionamiento del transporte", dijo Will Norman, inspector para la movilidad a pie y en bicicleta del Ayuntamiento de Londres.

Es un tema crucial. Incluso antes del brote de coronavirus, Londres se enfrentaba a una rivalidad creciente por el título de centro financiero más importante de Europa por parte de ciudades como París y Fráncfort debido a la salida del país de la Unión Europea.

"Cuarenta años de políticas públicas sobre el transporte han dado marcha atrás", dijo Tony Travers de la London School of Economics. "Este es un gran tema existencial para las ciudades."

Incluso un pequeño aumento en el número de desplazamientos en coche provocaría embotellamientos, advirtió Norman.

Antes de la pandemia, hasta 5 millones de personas al día se apiñaban en el metro de Londres y 1 millón llegaban en tren.

Después de teletrabajar con éxito durante el confinamiento, algunos pueden seguir haciéndolo después de que se levanten todas las restricciones. Otros considerarán formas alternativas de llegar al trabajo.

¿EN BICICLETA, A PIE O EN BARCO?

Las autoridades de Londres están añadiendo nuevas rutas para ciclistas y peatones, la venta de bicicletas se está disparando y los operadores de barcos están considerando aumentar sus servicios en el río Támesis, que atraviesa la ciudad.

La venta de bicicletas se triplicó en marzo y abril en comparación con el año pasado, dijo Terry Green, de la cooperativa Brixton Cycle en el sur de Londres.

"Cada vez que pedimos bicicletas, se venden de inmediato", dijo.

Sin embargo la conurbación del Gran Londres es mucho más extensa que centros financieros como Hong Kong y Nueva York, y en general se considera que es más complicada para las bicicletas que muchas otras ciudades.

El número de viajes en bicicleta ha aumentado en un 160% desde el año 2000, tras la introducción de las "superautopistas" dedicadas a ellas, pero todavía representaban sólo el 2,5% de los viajes en Londres antes de la pandemia, según Transport for London, que es responsable del sistema de transporte del Gran Londres.

"Incluso si los desplazamientos en bicicleta se quintuplicaran, lo cual es muy poco probable, o si se duplicara o triplicara, estamos hablando de un avance mínimo en comparación con la cantidad de viajes en ferrocarril", dijo Travers.

La distancia es un problema para muchos: un informe de 2015 de la Autoridad del Gran Londres sitúa el promedio de desplazamiento diario de las personas que trabajan en Londres en 11,2 millas (18 kilómetros).

Según Tim Schwanen, profesor de Estudios de Transporte y Geografía de la Universidad de Oxford, el alto coste de la vida en el centro de Londres hace que muchos trabajadores con empleos menos remunerados, que tienen menos probabilidades de ir en bicicleta, vivan más lejos.

"Una buena infraestructura por sí sola no basta para que muchas personas cambien su comportamiento", dijo.

La población del extrarradio ya tiene la opción de tomar un barco de pasajeros en el Támesis, emulando al Rey Enrique VIII, cuya ruta preferida entre los palacios en el siglo XVI era la fluvial.

Cada año, más de 4 millones de personas utilizan los barcos de pasajeros de Thames Clippers —que da servicio de transporte por el Támesis— y alrededor del 40% son desplazamientos al trabajo.

(Editado por Kate Holton y Timothy Heritage; traducido por Andrea Ariet en Gdansk)