“Tsunami cerebral”. Nueva advertencia sobre efectos psiquiátricos a largo plazo en recuperados de Covid

En mayo pasado, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford publicó que una de cada tres personas que tuvo Covid tenía algún problema neurológico o psiquiátrico seis meses después de la infección aguda
En mayo pasado, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford publicó que una de cada tres personas que tuvo Covid tenía algún problema neurológico o psiquiátrico seis meses después de la infección aguda

Una pandemia neurológica y psiquiátrica “muy compleja”, o incluso “un tsunami para el cerebro” del que los sistemas sanitarios deben estar alertados y empezar a prepararse. Así definen la situación los expertos en salud mental latinoamericanos que hoy dieron una conferencia para periodistas titulada Covid-19, efectos a largo plazo. La alarma se genera, por un lado, por lo que ven en la práctica cotidiana y, por otro, por diversos estudios, en particular uno que reunió datos de más de 236.000 personas –hecho por un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford y publicado en mayo pasado en la revista The Lancet Psychiatry- que encontró que una de cada tres personas que tuvo Covid tenía algún problema neurológico o psiquiátrico seis meses después de la infección aguda; entre ellos, el más típico fue trastorno de la ansiedad, pero también hubo casos de psicosis, infartos cerebrales y hasta demencia y parkinsonismo.

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“El Covid es un tsunami sináptico para el cerebro y la mente”, definió Roberto Amón, profesor de la Universidad de los Andes, en Chile, durante el encuentro organizado por la división Upjohn del laboratorio Pfizer. “Hay cada vez más evidencia de que el virus tiene impacto a largo plazo en la salud física, mental y neurológica. Son síntomas que los médicos vemos desde el inicio de la pandemia en Wuhan y que después de las doce semanas se los llama Covid largo”, definió y agregó que se trata de pacientes que van a necesitar un seguimiento minucioso de su estado de salud. También dijo que el Sars-CoV2 es un virus que tiene “predilección” por el sistema nervioso central así como por otros tejidos y detalló alguno de los cuadros que puede generar: psicosis, esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno delirante o paranoia. En ese sentido, Amón agregó que los hospitalizados tienen más probabilidad de desarrollar estos síntomas así como trastorno de estrés postraumático y de sueño: “Hay una gran epidemia de insomnio por todos lados”, por la disrupción de la vida cotidiana, no solo en las personas infectadas. Si bien no están claras las bases fisiológicas de estos problemas, que podrían tener que ver con el cuadro inflamatorio o los coágulos que provoca el virus, los médicos sí enfatizan que se necesitará un seguimiento estrecho de los pacientes. “En Inglaterra ya hay clínicas dedicadas a este Covid largo, porque se va a requerir un trabajo multidisciplinario en atención primaria para atender a esta nueva pandemia de enfermedades neurológicas y psiquiátricas que será muy compleja”, cerró Amón.

Por su parte, Ricardo Allegri, que es investigador del Conicet y jefe de Neurología cognitiva del Fleni en Buenos Aires, añadió que se trata de complicaciones cuya frecuencia aumenta con la edad, se da más en hombres y en aquellos que con patologías neurológicas previas, y tienen relación con la severidad en el momento agudo (por ejemplo, si requirieron atención de terapia intensiva). El estudio de Oxford “nos abre los ojos, y nos muestra qué tenemos que prever para los próximos meses”, señaló. “Lo más interesante del trabajo, además del volumen enorme de pacientes, es la curva de sobrevida que comparó la infección por Covid con otras infecciones respiratorias para ver si estas complicaciones son propias de la infección o si hay otras causas. Y se encontró que el Covid aumenta significativamente accidentes cerebrovasculares y cardiopatías y miopatías, así como un 0,7% que desarrolló demencia”.

Antecedentes

Allegri –cuyo grupo reúne datos para publicar una revisión sistemática de lo que se sabe al respecto– contó que epidemias pasadas también generaron daños psiquiátricos y neuronales. “Tras la gripe española de 1918 y 1919, que dejó 40 millones de fallecidos, aparecieron dos cuadros neurológicos difíciles de interpretar para la época como la encefalitis letárgica (cuyo tratamiento dio origen al libro y film Despertares) y un parkinsonismo postencefálico”, explicó. También hubo consecuencias del mismo tipo en los dos anteriores brotes epidémicos de coronavirus: el SARS de 2003 y el MERS de 2012, que generaron entre otros síntomas convulsiones y el síndrome de Guillain Barré. “Lo que nos hizo pensar y alertar de que podía pasar algo así con esta epidemia también”, dijo el psiquiatra argentino.

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De la conferencia también participó el presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, José Manuel Santacruz, quien puntualizó que la pandemia afecta de dos maneras a la salud psicológica de la población. Una, como desastre natural que puede originar estrés postraumático; y, dos, por las posteriores consecuencias neurológicas ya mencionadas. “Es una exposición continua y persistente que genera un estrés crónico, como secuela del aislamiento, del temor, de sentirnos vulnerables, que podríamos contagiarnos de algo de lo que poco sabíamos; esto no es una enfermedad en sí misma”, indicó. “Pero luego vimos que había síntomas al principio inesperados y luego otros que se podían prever, como alteraciones cognitivas, trastornos del sueño, porque el virus altera el sistema nervioso. Entonces no solo es por el aislamiento, sino por el virus mismo que causa alteraciones estructurales de las neuronas”, añadió. Respecto del estudio de The Lancet Psychiatry, Santacruz concluyó: “Uno de cada tres con síntomas es un número muy importante; no es para entrar en un temor desmesurado, sino saber que es una realidad ineludible a la que hay que enfrentar y buscar estrategias para sacar lo mejor de nosotros y contener las dificultades. Ya no es algo psicológico, pero normal ante la pandemia, sino que es una nueva patología. Es relevante hablar de esto y evitar el estigma, perder el miedo a pedir ayuda. La vulnerabilidad es inherente a la existencia y hay que reconocerla”.