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Trump surge como inspiración para la extrema derecha de Alemania

La canciller Angela Merkel de Alemania con Trump el año pasado. (Al Drago para The New York Times)
La canciller Angela Merkel de Alemania con Trump el año pasado. (Al Drago para The New York Times)

BERLÍN — Justo antes de que cientos de activistas de extrema derecha intentaron asaltar el Parlamento alemán recientemente, una de sus líderes exaltó a la multitud al conjurar al presidente Trump.

“¡Trump está en Berlín!”, gritó la mujer desde una pequeña tarima, como para dedicarle la acción que ya era inminente.

Fue tan convincente que varios grupos de activistas de extrema derecha luego se presentaron en la Embajada de Estados Unidos y exigieron una audiencia con Trump. “¡Sabemos que está ahí!”, dijeron con insistencia.

Ese día, Trump no estaba en la embajada, ni en Alemania. Sin embargo, sí estaba ahí. Su rostro fue estampado en pancartas, camisetas e incluso en la bandera imperial de Alemania previa a 1918, el mandatario es popular entre los neonazis y la multitud de 50.000 personas que acudieron a protestar por las restricciones pandémicas de Alemania. Su nombre fue invocado por muchos con un celo mesiánico.

Fue solo la muestra más reciente de que Trump está emergiendo como una especie de figura de culto en la escena, cada vez más variada, de la extrema derecha en Alemania.

“Trump se ha convertido en una figura salvadora, una especie de gran redentor de la extrema derecha alemana”, dijo Miro Dittrich, experto en extremismo de la ultraderecha en la Fundación Amadeu Antonio, con sede en Berlín.

Alemania —una nación que generalmente apoya a su gobierno que ha manejado la pandemia mejor que la mayoría— puede parecer un lugar poco probable para que Trump tenga ese estatus. Pocas naciones occidentales han tenido una relación más polémica con Trump que Alemania, cuya lideresa, la canciller Angela Merkel, hija de un pastor y científica, es su opuesto en términos de valores y temperamento. Las encuestas muestran que Trump es profundamente impopular entre la gran mayoría de los alemanes.

Pero los estudiosos del extremismo advierten que su mensaje disruptivo —su nacionalismo sin adornos y la tolerancia con los supremacistas blancos, además de su escepticismo sobre los peligros de la pandemia— se está extendiendo mucho más allá de las costas estadounidenses.

Los investigadores sostienen que, en un universo de desinformación en rápida expansión, ese mensaje tiene riesgos reales para las democracias occidentales porque difumina las líneas entre las noticias reales y las falsas, además permite que los grupos de extrema derecha extiendan su alcance más allá de sus distritos electorales tradicionales y así siembren el potencial para una radicalización violenta.

El llamado de Trump a los sectores marginales políticos le agrega un elemento nuevo e impredecible a la política alemana en un momento en que la agencia de inteligencia nacional ha identificado el extremismo de extrema derecha y el terrorismo de extrema derecha como los mayores riesgos para la democracia alemana.

Las autoridades recién se han dado cuenta del problema que representa la infiltración de la extrema derecha en la policía y el ejército. Durante los últimos 15 meses, terroristas de extrema derecha mataron a un político regional en su porche cerca de la ciudad central de Kassel, atacaron una sinagoga en la ciudad oriental de Halle y mataron a tiros a nueve personas de ascendencia inmigrante en la ciudad occidental de Hanau. Trump es mencionado en el manifiesto del asesino de Hanau, quien elogió su política de “Estados Unidos primero”.

En Alemania, como en Estados Unidos, Trump se ha convertido en una inspiración para estos grupos marginales. Entre ellos no solo se encuentran los movimientos neonazis y de ultraderecha establecidos desde hace mucho tiempo, sino también los seguidores de QAnon, la teoría de la conspiración que es popular entre algunos de los partidarios de Trump en Estados Unidos que lo aclaman como un héroe y liberador.

Es posible que la comunidad alemana de QAnon, que apenas existía cuando la pandemia golpeó por primera vez en marzo, ahora sea la más grande fuera de Estados Unidos junto con la del Reino Unido, dicen los analistas que investigan sus canales en línea más populares.

Matthias Quent, un experto en la extrema derecha de Alemania y director de un instituto que estudia la democracia y la sociedad civil, lo define como la “Trumpificación de la extrema derecha alemana”.

“Trump ha logrado atraer a diferentes entornos, y eso es lo que estamos viendo aquí también”, dijo Quent. “Tenemos de todo, desde antivacunas hasta neonazis marchando contra las medidas de contención del coronavirus. El denominador común es que son las personas que están abandonando la corriente principal, las que están furiosas con el establecimiento”.

El experto cree que Trump es visto como “el tipo que lucha contra el establecimiento democrático liberal”.

Los investigadores sostienen que, para algunas personas en la periferia de la extrema derecha, el mensaje de Trump ha sido especialmente bienvenido en un momento en que el partido nativista Alternativa para Alemania, o AfD, lucha por explotar la pandemia y ha experimentado una caída en su apoyo de alrededor del 10 por ciento.

Durante mucho tiempo, los populistas nacionalistas en Alemania han acogido la presencia de uno de los suyos, como ellos ven a Trump, en la Casa Blanca. El lenguaje y la ideología del mandatario estadounidense han ayudado a legitimarlos.

La AfD ha parafraseado repetidamente a Trump al pedir un enfoque de “Alemania primero”. Pero el presidente también es popular en círculos más extremistas. Caroline Sommerfeld, una prominente ideóloga de un contingente conocido como la “nueva derecha” con estrechos vínculos con el movimiento extremista Generation Identity, dijo que había abierto una botella de champán cuando Trump ganó las elecciones de 2016.

El fenómeno QAnon ha agregado un nuevo tipo de combustible a ese fuego.
Los seguidores de QAnon argumentan que Trump está luchando contra un “Estado profundo” que no solo controla las finanzas y el poder, sino que también abusa y asesina a niños en unas cárceles subterráneas para extraer una sustancia que mantiene jóvenes a sus miembros. Los seguidores alemanes sostienen que el “Estado profundo” es global y que Merkel forma parte de él. Según ellos, Trump liberará a Alemania de la “dictadura” de Merkel.

La revista de extrema derecha Compact, que ha impreso los discursos de Trump para sus lectores, tenía una Q gigante en su última portada y realizó una “semana-Q” en su canal de videos, entrevistando a extremistas de extrema derecha como Björn Höcke. El fin de semana pasado, en las calles de Berlín había banderas Q y camisetas y varias pancartas con la inscripción “WWG1WGA”, un acrónimo codificado del lema distintivo del movimiento QAnon: “Donde vamos uno, vamos todos”.

Los analistas dicen que los números concretos son difíciles de discernir, ya que los seguidores suelen suscribirse a cuentas en diferentes plataformas. NewsGuard, un organismo de control de la desinformación con sede en Estados Unidos, descubrió que en toda Europa, las cuentas de YouTube, Facebook y Telegram que promocionan la conspiración de QAnon cuentan con 448.000 seguidores.

Solo en Alemania, el número de seguidores de cuentas relacionadas con QAnon ha aumentado a más de 200.000, dijo Dittrich. El canal QAnon en idioma alemán más grande de YouTube, Qlobal-Change, tiene más de 17 millones de visitas y ha cuadriplicado sus seguidores en Telegram a más de 124.000 desde el cierre del coronavirus en marzo, dijo el experto.

“Hay una enorme comunidad Q en Alemania”, dijo Dittrich, con nuevas publicaciones y memes que dominan los foros de mensajes en Estados Unidos que son traducidos e interpretados inmediatamente al alemán.

La fusión de la extrema derecha tradicional con la multitud de QAnon fue algo nuevo, dijo Quent. “Es un tipo nuevo y difuso de rebelión populista que se alimenta de teorías de conspiración y se abastece de ideología de diferentes rincones del ecosistema de la extrema derecha”, dijo.

Según Dittrich, una de las razones por las que la conspiración de QAnon ha funcionado en Alemania es porque encaja bien con las teorías y fantasías conspirativas locales que son populares en la extrema derecha.

Una de ellas es el “gran reemplazo”, que afirma que Merkel y otros gobiernos han estado trayendo inmigrantes deliberadamente para subvertir la identidad étnica y cultural de Alemania. Otra es el advenimiento de una supuesta crisis nacional llamada “Día X”, cuando el orden actual de Alemania supuestamente colapsará y los neonazis tomarán el control.

Una tercera teoría es la creencia de que Alemania no es un país soberano sino una empresa incorporada y un territorio ocupado que es controlado por globalistas.

Esta creencia se mantiene entre una facción conocida como “Reichsbürger”, o ciudadanos del Reich, que orquestó el breve asalto al Parlamento el 29 de agosto. No reconocen la República Federal de Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial y cuentan con Trump y el presidente ruso Vladimir Putin para firmar un “tratado de paz” para liberar a los alemanes de su propio gobierno.

Otra razón para la propagación de QAnon es que varias celebridades alemanas se han convertido en multiplicadores de la conspiración, entre ellas un expresentador de noticias y un rapero y exjuez del equivalente alemán de “American Idol”.

Una de las figuras más importantes que difunden la conspiración de QAnon es Attila Hildmann, una celebridad vegana, chef convertido en influencer de la extrema derecha con más de 80.000 seguidores en la aplicación de mensajería Telegram. Ha aparecido en todas las principales marchas del coronavirus en Berlín, desahogándose contra las mascarillas faciales, Bill Gates y la familia Rothschild, y pidiéndole a Trump que libere a Alemania.

“Trump es alguien que ha estado luchando contra el ‘Estado profundo’ global durante años”, dijo Hildmann en una entrevista la semana pasada. “Trump se ha convertido en una figura de luz en este movimiento, especialmente para QAnon, precisamente porque lucha contra estas fuerzas globales”.

“Es por eso que la esperanza para el movimiento nacional alemán, o el movimiento de liberación, reside básicamente en Q y Trump quien es una figura de luz porque demuestra que se puede luchar contra estas potencias globales y que él sale victorioso”, dijo Hildmann.

“Los alemanes esperan que Trump libere a Alemania del régimen de Merkel sobre el coronavirus”, dijo, para que “el Reich alemán se reactive”.

La influencia de Hildmann fue evidente en junio, cuando movilizó a miles de personas para enviar mensajes a las embajadas de Estados Unidos y Rusia en Berlín para pedir ayuda. En el espacio de unos pocos días, las embajadas habían recibido 24.000 tuits pidiendo a Trump y Putin que “liberen” a Alemania del “régimen criminal” de Merkel y eviten la “vacunación forzada” y el “genocidio”.

La agencia de inteligencia nacional alemana ha advertido sobre el riesgo de que los extremistas de extrema derecha utilicen la pandemia para sus propios fines. La semana pasada, el jefe de la agencia, Thomas Haldenwang, dijo que “elementos de extrema derecha agresivos y disruptivos” fueron la fuerza impulsora detrás de las protestas por las restricciones del coronavirus.

Pero a los expertos en extremismo y a los legisladores les preocupa que los servicios de seguridad no estén prestando suficiente atención al potencial violento en la combinación de campañas de desinformación de QAnon y la ideología de extrema derecha local.

En Estados Unidos, algunos creyentes de QAnon han sido acusados de delitos violentos, incluido uno acusado de asesinar a un jefe de la mafia en Nueva York el año pasado y otro arrestado en abril después de, según informes, amenazar con matar a Joseph R. Biden Jr., quien desde entonces se ha convertido en el candidato presidencial demócrata. El FBI ha advertido que QAnon representa una posible amenaza de terrorismo nacional.

En Alemania, se utilizó un lenguaje que recuerda a QAnon en el manifiesto del pistolero que mató a nueve personas con raíces inmigrantes en la ciudad occidental de Hanau, en febrero.

“Ya hemos visto que esta conspiración tiene el potencial de radicalizar a la gente”, dijo Dittrich.

El servicio de inteligencia nacional estima que hay 19.000 Reichsbürger en Alemania, unos 1000 de ellos clasificados como extremistas de ultraderecha. Muchos de ellos están armados.

“En un momento en que algunas personas están decididas a destruir el discurso democrático por todos los medios posibles”, dijo Konstantin von Notz, legislador y vicepresidente del comité de supervisión de inteligencia, “tenemos que tomarnos este fenómeno muy en serio”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company