Trump quiere recortar la ayuda económica a personas de bajos recursos y darles a cambio cajas de comida

Al parecer, el presidente Donald Trump pretende que el gobierno decida lo que comen los estadounidenses menos favorecidos.

¿Cómo hacer para recortar gastos sociales en el presupuesto federal para mitigar el déficit público o, por qué no, para redirigir el dinero a mayor gasto militar, muros fronterizos y otros esquemas? La Casa Blanca ha imaginado un esquema para llevar eso a cabo, al menos de modo parcial, pero en ello está en juego la alimentación de millones de personas de bajos recursos.

De acuerdo al portal Politico, en la iniciativa de presupuesto de 2019 recién presentada por el gobierno federal existe una provisión que plantea reemplazar cerca de la mitad del gasto en el programa SNAP, antes conocido como ‘cupones de alimentos’, que actualmente está dirigido a asistencia económica para compra de alimentos para familias de muy bajos ingresos. La idea es que en vez de entregar a las personas 100% de los recursos para los que son elegibles vía una tarjeta (con la que se pueden hacer compras de productos básicos aprobados), solo se les dará el 50% del monto y el resto se proveerá con la entrega de una caja de alimentos “100% cultivados y producidos en Estados Unidos”.

Millones de personas de bajos recursos en Estados Unidos, entre ellas familias con niños y personas de la tercera edad, dependen para su alimentación de los recursos económicos que reciben del programa público SNAP, dinero que pueden usar para comprar alimentos en tiendas. (Archivo Yahoo)
Millones de personas de bajos recursos en Estados Unidos, entre ellas familias con niños y personas de la tercera edad, dependen para su alimentación de los recursos económicos que reciben del programa público SNAP, dinero que pueden usar para comprar alimentos en tiendas. (Archivo Yahoo)

De acuerdo a la Casa Blanca, ese esquema, bautizado como ‘America’s Harvest Box’ (algo así como la ‘Caja de la Cosecha Estadounidense’), permitiría ahorrar 129.000 millones de dólares en 10 años y daría a los beneficiarios del programa SNAP alimentos con el mismo valor pero a menor costo para las arcas públicas. Además, serían los gobiernos estatales quienes operarían y decidirían cómo distribuir esos alimentos.

El esquema propuesto fue descrito por el director de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, como un programa “tipo Blue Apron”, en alusión a la compañía que vende alimentos por Internet y los envía a las casas de sus clientes.

Pero la propuesta es controversial. En principio, como se comenta en la radio pública NPR, el sustituir la mitad del dinero de los beneficios de SNAP por una caja con comida envasada o enlatada recortará sustancialmente la decisión de las familias sobre los alimentos que desean adquirir y consumir. Actualmente, las familias de bajos recursos reciben dinero, indica NPR, en una tarjeta que puede ser usada para adquirir alimentos en tiendas y supermercados. Así, aunque hay ciertas restricciones, los beneficiarios de SNAP pueden comprar una amplia cantidad de alimentos frescos (pero no bebidas alcohólicas, productos de limpieza, medicamentos o comidas previamente preparadas), y tienen la posibilidad de administrar ese dinero y decidir lo que ponen en la mesa de sus familias.

Pero bajo el esquema ‘America’s Harvest Box’ los beneficiarios de SNAP que reciben al menos 90 dólares (actualmente unos 16 millones de hogares) verán recortado ese dinero a la mitad y en su lugar recibirán la caja de comida, que se afirma incluirá cereales, pasta, vegetales y frutas en lata, frijoles y leche que no requiere refrigeración. Con todo, esas cajas no contendrán alimentos frescos, por lo que las opciones nutricionales de los beneficiarios se verían modificadas con este nuevo esquema. Y en cierto modo implicaría estandarizar las opciones de alimentos de los beneficiarios, acotando por ello las opciones y nulificando, por ejemplo, cuestiones de tipo cultural, social, médico o religioso que tienen relación con la dieta de las personas.

Y se ha dicho que en realidad la comparación con Blue Apron hecha por Mulvaney es equívoca, porque la caja de alimentos que propone la Casa Blanca no contendría alimentos frescos (Blue Apron, en cambio, envía en sus paquetes frutas, verduras, carnes y pescados) y es dudoso que les sea enviada directamente al domicilio de cada beneficiario, como sí es el caso de la citada compañía.

Además, el plan enfrenta otras complicaciones. Por ejemplo, se ha indicado que la distribución de las cajas con comida puede ser un problema, pues muchas personas que no disponen de vehículo o transporte apropiado tendrían fuertes dificultades para hacerse de esa caja, y Politico menciona que no está claro cómo se manejarán casos como familias con necesidades alimenticias especiales o alergias a ciertos alimentos.

Por añadidura, activistas y organizaciones que trabajan en el combate al hambre en Estados Unidos señalan que el esquema de esas cajas de comida será costoso e ineficiente y además estigmatizará a los beneficiarios. La imagen de filas de personas a la espera de recibir su caja de alimentos, se afirma, tiene ominosas resonancias a racionamiento durante las guerras o a los comedores públicos de los tiempos de la gran depresión.

NPR cita, por ejemplo, el testimonio de Joel Berg, presidente de la organización Hunger Free America, quien afirma que la propuesta de la Casa Blanca les quita “200.000 millones de dólares en comida a las personas de bajos ingresos mientras se incrementa la burocracia y se reducen las opciones”. Otras voces dicen que distribuir esas cajas será una “pesadilla logística” pues si bien el Departamento de Agricultura ya envía alimentos a escuelas y bancos de comida, el esquema propuesto por la Casa Blanca escalaría el proceso de modo sustantivo, a una escala que aún no se ha explicado cómo podría manejarse.

La oposición suma también a supermercados en las que los beneficiarios de SNAP gastan gran parte de sus recursos. La entidad Food Marketing Institute, que tiene entre sus asociados a numerosas tiendas, entre ellas grandes cadenas como H-E-B, Kroger, Target y Walmart, considera que el esquema ‘America’s Harvest Box’ sería ineficiente, según Politico. Y ciertamente les haría perder a esas grandes tiendas, pero también a pequeños comercios locales, miles de millones en ingresos provenientes del uso de tarjetas SNAP.

La empresa Blue Apron vende alimentos en línea y los envía a la casa de los clientes. Pero a diferencia del esquema propuesto por la Casa Blanca para el programa SNAP, Blue Apron distribuye productos frescos directo al destinatario, mientras que el plan oficial solo incluiría comida empaquetada o enlatada y no necesariamente los enviaría a la casa de los beneficiarios. (Archivo Yahoo)

Finalmente, una oposición que podría ser contundente es la del Congreso. Aunque el plan de sustitución y recorte en SNAP supone un ahorro, pues junto al programa de cajas de comida la Casa Blanca también plantea reducción de sus fondos en 17.000 millones de dólares en 2019 y 213.000 millones en una década, planes de recortes a SNAP no han tenido apoyo legislativo en tiempos recientes y reducir los beneficios económicos monetarios de las personas (así sea dándoles productos a cambio) podría no ser muy bien recibido por los ciudadanos en un año electoral en el que muchos legisladores que buscan la reelección enfrentan severos retos.

Y, finalmente, hay un componente ideológico, especialmente punzante para la bancada republicana, que podría frenar también el programa ‘America’s Harvest Box’: conservadores y libertarios ciertamente han sido adeptos a la reducción del gasto social, pero el hecho de que sea el gobierno quien intervenga para decidir qué alimentos debe consumir una parte considerable de la población (un esquema que además altera el modelo actual de gasto individual con tarjetas SNAP en comercios) implica una intervención punzante de las burocracias en la vida diaria de los ciudadanos, una noción a la que muchos republicanos se han opuesto sistemáticamente.

Y tener que poner en la mesa familiar aquello que decide el gobierno no parece, ciertamente, una proposición popular.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro