Trump habla de iniciar procesos y causa inquietud entre los funcionarios electorales
DETROIT — Los crecientes llamados del expresidente Donald Trump a investigar y procesar a los funcionarios electorales que considera “corruptos” están haciendo sonar las alarmas entre los expertos en democracia y los trabajadores locales y estatales que se preparan para celebrar elecciones y contar millones de votos en todo el país.
En publicaciones recientes de redes sociales, Trump ha declarado que los funcionarios electorales “involucrados en conductas sin escrúpulos serán buscados, atrapados y procesados a niveles, por desgracia, nunca vistos en nuestro país”. Agregó que las elecciones de noviembre: “estarán bajo el más estrecho escrutinio profesional y, CUANDO GANE, esas personas que HICIERON TRAMPA serán procesadas con todo el peso de la Ley, lo que incluirá largas penas de prisión para que esta Depravación de la Justicia no vuelva a ocurrir”.
Por sí mismas, estas declaraciones son promesas de aplicar la ley. Pero viniendo de Trump, un político que ha afirmado en repetidas ocasiones que ve corrupción y fraude donde no hay pruebas de ninguno de los dos y que como presidente presionó a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley para que actuaran ante sus quejas, las palabras plantean la posibilidad de que los funcionarios del gobierno puedan ser investigados y procesados por llevar a cabo elecciones justas.
Como parte de su negativa a aceptar su derrota en 2020, Trump ha acusado a los funcionarios electorales de actuar en su contra, los ha identificado por su nombre en las redes sociales y ha difundido falsedades sobre su trabajo.
Los expertos en democracia dicen que hablar de iniciar procesos tiene paralelismos preocupantes. Tales amenazas son mucho más probables en naciones nuevas, estados poscomunistas o lugares que están “debatiéndose en las sombras entre la democracia y el autoritarismo”, dijo Larry Diamond, que estudia las democracias en todo el mundo como investigador sénior de la Institución Hoover en la Universidad de Stanford.
“En el mundo contemporáneo no se encuentran casos de democracias maduras, estables e incluso ligeramente liberales en las que un importante candidato presidencial haga este tipo de amenazas”, dijo. “Es algo extraño y sin precedentes”.
En Estados Unidos, los candidatos de ambos partidos llevan mucho tiempo declarando que los funcionarios electorales son imparciales, reservando en gran medida las controversias sobre cómo se han desarrollado unas elecciones para los juicios. Las constantes quejas de Trump sobre su derrota en 2020 han hecho añicos esa norma, dando lugar a una avalancha de acusaciones falsas en contra de los funcionarios electorales, así como a amenazas de violencia.
Las amenazas tienen un peso adicional ahora que el país se enfrenta a escenas de violencia política. El domingo, hubo un segundo intento de asesinato contra Trump, aunque salió ileso. Y el lunes, llegaron paquetes sospechosos a las oficinas de al menos 15 funcionarios electorales, lo que provocó evacuaciones (las investigaciones continúan).
En entrevistas con más de una decena de funcionarios electorales, algunos de los cuales se reunieron en una conferencia en Detroit la semana pasada, varios dijeron que estaban más concentrados en llevar a cabo las elecciones que en preocuparse por ser procesados después. Muchos dijeron que creían que los tribunales los protegerían siempre y cuando cumplieran la ley.
“En cierto sentido pienso: ‘Buena suerte’”, dijo Judd Choate, director electoral del estado de Colorado. “Vivimos en Estados Unidos, donde hay que tener bases para encarcelar a alguien. No veo que esto vaya a más, pero forma parte de una estrategia más amplia para crear miedo y reticencia entre los funcionarios electorales”.
Sara Tindall Ghazal, funcionaria electoral de Georgia, comentó que la publicación de Trump le recordó de inmediato el tiempo que pasó trabajando como supervisora electoral en Liberia.
Tindall Ghazal, demócrata, recordó que, una ocasión, después de unas elecciones, recibió un aviso de que la guardia especial del presidente estaba atacando una emisora de radio cerca de su oficina. En ese instante se dirigió a ver cómo estaban sus colegas, pero la policía la detuvo, recordó.
“Sentí un terror absoluto en ese momento, porque pensé: ‘Soy la que sigue, pues bueno, ya está’”, relató (resultó que el oficial de policía solo quería un soborno, dijo). “Toda esa escena y esa especie de alivio visceral se repitieron en mi cabeza cuando leí los titulares y cuando vi la publicación”, agregó.
La campaña de Trump se mantuvo en sus declaraciones, afirmando que “cualquiera que infrinja la ley debe ser juzgado con todo el peso de la ley, incluidos los criminales que se dedican al fraude electoral”.
Los comentarios de Trump fueron tema de conversación en el hotel de Detroit donde la semana pasada cientos de funcionarios electorales de todo el país, representantes de los dos principales partidos, se reunieron para la conferencia anual de la principal asociación de su gremio. Allí, el trabajo mundano de estos trabajadores del gobierno contrastaba mucho con la imagen de anarquía partidista que suelen describir Trump y sus aliados.
Los funcionarios asistieron a sesiones y almuerzos sobre las complejidades de la gestión de elecciones complejas. Se otorgaron premios a las oficinas que habían ideado formas de eliminar las filas o programar los turnos de los trabajadores electorales.
Decenas de graduados de un programa de certificación se pusieron de pie y recitaron un juramento para honrar los principios de su profesión, como defender la Constitución y todas las leyes, mantener el “más alto nivel de integridad” y proteger el servicio público de ganancias partidistas
Choate dijo que le preocupaba que demasiados estadounidenses no vieran esta parte de su trabajo. Justo antes de la conferencia, tuvo que denunciar una amenaza al FBI después de que un votante con el que llevaba años intercambiando correos electrónicos sugirió de repente que lo ejecutaran por traición.
“Nos tratan o hablan de nosotros como si no fuéramos personas que tienen hijos y perros, y un hogar”, comentó Choate. “Es fácil atacarnos si no se nos ve como seres humanos”.
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